Treinta expertos recomiendan al Gobierno recuperar la credibilidad sobre la pandemia
Científicos y académicos mexicanos critican la “politización” del proceso de adquisición y desarrollo de la campaña de vacunación
El cubrebocas no admite discusión. México debe implantar su uso “obligatorio”, “distribuirlo en el transporte público” y reforzar este mensaje “desde la cúpula del Estado”, así como averiguar las razones de aquellos que se niegan a llevarlo. Estas recomendaciones, sin matices, se repiten a lo largo del informe elaborado por una treintena de expertos para afrontar lo que queda de pandemia, un camino que no será corto, advierten. La virtud de este documento de 140 páginas es que es compartido por el Gobierno y ha propiciado uno de los cambios más significativos de los largos meses de pandemia: la promesa de una rectificación de la gestión de la crisis en aquellos aspectos donde haga falta. El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, ha asegurado que a partir de estas reflexiones se puede hacer “un alto en el camino” y revisar lo que se deba mejorar, incluso “dar un vuelco” en algunas acciones que se han tomado.
Las escasez de pruebas diagnósticas para determinar las infecciones, los contagios entre el personal médico y su falta de formación especializada, la contradictoria información que ha recibido la ciudadanía, las ayudas económicas, el exceso de muertes, la desigualdad social y el descalabro laboral, las consecuencias en la salud mental, la incierta utilidad del cierre de las escuelas, las vacunas y la falta de asesoramiento académico para diseñar las estrategias son algunos de los capítulos que han sido tratados por el plantel de especialistas convocados a un seminario celebrado entre el 23 y el 27 de noviembre y cuyos resultados se hacen públicos ahora. Instituciones de relevancia científica y social como el Instituto Nacional de Salud Pública, la UNAM, el Colegio de México, la OMS, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas Salvador Zubirán o los Institutos Nacionales de Enfermedades Respiratorias o Geriatría han participado en este informe.
Estas son algunas otras recomendaciones y críticas del citado informe, que se titula Reflexiones sobre la respuesta de México ante la pandemia de covid-19 y sugerencias para enfrentar los próximos retos:
Sobre los cubrebocas
El uso del cubrebocas “como eje central” atraviesa el documento en un país donde todavía hay cantantes en los restaurantes frente a las mesas de los comensales sin la mascarilla puesta, policías que no lo portan, comerciantes que vocean sus mercancías. La mascarilla, finalmente, ha obligado a los ciudadanos a presenciar un debate estéril que parece tocar a su fin. “Es claro que la principal vía de transmisión es por gotículas, seguido de los aerosoles, con menor participación de superficies [contacto]”, se dice en una de sus páginas. Plantean encuestar a la población para determinar las causas de rechazo a la mascarilla o a las vacunas. Pero ya hay una certeza: “El mensaje sobre el cubrebocas fue insuficiente”.
Sobre las pruebas diagnósticas
Que México no ha efectuado suficientes pruebas para detectar las infecciones de coronavirus es también un mensaje inequívoco del informe. “La baja disponibilidad de pruebas diagnósticas como una estrategia establecida y los mensajes contradictorios al inicio de la pandemia tuvieron como consecuencia la detección tardía de la infección” y los pacientes llegaron a los hospitales en fase avanzada, advierte el documento. Los expertos recomiendan llevar las PCR a los centros de asistencia primaria para casos sospechosos así como otras pruebas rápidas e incorporar estudios de seroprevalencia. Se recomienda efectuar test gratuitos a la población de “reporte inmediato” y hacerlos semanales para el personal sanitario. Los laboratorios ampliaron de 25.000 a 100.000 muestras semanales, dicen, pero la vigilancia epidemiológica en México, comparada con otros países, ha resultado escasa en pruebas por millón de habitantes, algo que atribuyen al polémico sistema Centinela que apenas muestrea casos graves y muertes. Esto “ha limitado la identificación , contacto, seguimiento y aislamiento de cada caso”.
Esta crítica, que ha sido constante en los medios de comunicación y entre expertos todo el año pasado, queda zanjada ahora, aunque las causas no son solo una estrategia establecida, dicen, sino la consecuencia de falta de personal, insumos, reactivos, transporte y, en definitiva, la debilidad que muestra el país en su sistema sanitario y de emergencia, aseguran. A pesar de ello se efectuaron unos dos millones el año pasado. México, opina alguno de los consultados, no tenía mayor capacidad para hacer pruebas.
Sobre las infecciones
“Actualmente, la distinción entre las áreas covid y no covid es ilusoria y favorece la falsa sensación de seguridad, misma que se asocia a una mayor transmisión entre el personal de salud fuera de las áreas covid”, dice en un preocupante mensaje Samuel Ponce de León, coordinador del programa de Investigación en Salud de la UNAM. México tiene el triste récord de ser el país con más mortalidad entre el personal sanitario. “Los profesionales en las áreas covid son muy estrictos con los protocolos, pero al resto de centros o plantas llegan pacientes para operarse de una apendicitis, por ejemplo, que pueden ser asintomáticos o desconocer que están infectados. En esos lugares las precauciones están más relajadas”, dice Ponce de León, quien recomienda que se implanten las mismas medidas en todos los hospitales o áreas. Pone el ejemplo del VIH. Llegó un momento en que se decidió que cualquier manejo de sangre debería hacerse como si el paciente tuviera VIH, porque era algo que podía ocurrir, y no solo en aquellas unidades que se dedicaban a ello. “Debe haber precauciones en todo tiempo y lugar”.
El informe detalla, además, que el 30% de las infecciones ocurren en el hogar, por lo que plantea llegar a acuerdos con los hoteles y establecer una renta mínima para las familias que no tengan condiciones adecuadas de aislamiento en sus casas. Recomiendan también “cuarentena obligatoria de infectados y contactos cercanos”.
Sobre el confinamiento
México estableció entre el 23 de marzo y el 19 de abril la jornada de sana distancia, lo más parecido a un confinamiento que se ha dado en este país. Se cerraron los establecimientos y las personas se resguardaron en sus casas. Pero nada fue obligatorio. El texto dice: “Los confinamientos y el cierre prolongado la gente los agradece porque, para fines prácticos la actividad económica vuelve a la normalidad, mientras que en la mayoría de países se mantienen restricciones prolongadas, precisamente porque no son severas”. El documento, en un capítulo que firma Rogelio Pérez Padilla, del Salvador Zubirán, plantea el confinamiento, si no puede ser generalizado, por grupos prioritarios, por ejemplo ancianos o personas con comorbilidades. Sin embargo, dice, “el cierre de las escuelas tiene una utilidad incierta y consecuencias adversas considerables”. El documento, cerrado en noviembre, tenía a la vista el invierno y las fiestas navideñas, pero dado el vaivén que la enfermedad muestras en otros lugares del mundo, cabe pensar que sus recomendaciones puedan ser válidas para cualquier momento. El informe plantea además, “multas” y supervisión de las medidas que se toman, uno de los puntos más flacos de las políticas en esta situación de emergencia de México.
Sobre la mortalidad
Más del 58% de los decesos no han pasado por un hospital, pero la mortalidad en los centros sanitarios también ha sido muy alta, lamentan en el informe. Aunque toman como un logro la ampliación de las camas hospitalarias, dicha reconversión “no pudo garantizar la calidad de la atención”, afirman. Achacan también al “personal sin conocimientos ni experiencia” para tratar la covid, “las elevadas tasas de mortalidad hospitalaria”. Pese a todo reconocen el esfuerzo en la contratación de 44.000 profesionales más en este tiempo, pero aseguran que se necesita el doble de esa cifra solo en la red primaria. En definitiva, el exceso de mortalidad en la población lo cifran en un 58,4% respecto al archivo histórico. Sobre mortalidad, Lina Sofía Palacio Mejía, del Instituto Nacional de Salud Pública, revela un dato preocupante, cuyas causas dice desconocer: “La alta mortalidad en pacientes intubados fuera de la UCI, frente a los que están en las UCI”. El documento deja claro, por otro lado, que “un porcentaje importante de muertes ocurre por la saturación hospitalaria”, un aspecto que siempre se tomaba como un logro en las comparecencias gubernamentales.
Sobre la información
Uno de los capítulos más polémicos a lo largo de toda la pandemia ha sido la información que el Gobierno ha hecho llegar a los ciudadanos, a pesar de que se celebran ruedas de prensa diarias desde el primer momento. “La información, ante algunos grupos, da la apariencia de que se ha manejado de manera poco clara”, afirma el maestro en Salud Pública Gustavo Olaiz, y de sus palabras se infiere que el Gobierno ha perdido, de este modo, la confianza de la ciudadanía, dado que recomienda que sea “recuperada”. “Que los mensajes sean consistentes, continuos y confiables […] Si seguimos recibiendo información contradictoria, no hay forma de que se cumplan las medidas sanitarias adecuadamente”, afirma.
El análisis de los expertos se detiene en varias ocasiones en la credibilidad perdida. Señala que “el modelo de comunicación está agotado y hay que reorganizarlo para fortalecer los mensajes. La población debe recibir información oportuna, regular, precisa, fácil de usar, apropiada y confiable de la pandemia y las medidas de salud a través de mensajes claros e inequívocos”. Se piden estrategias de “colaboración entre las autoridades de salud y los medios de comunicación para difundir información de manera oportuna y precisa”. No es el camino que se eligió en los últimos meses, donde los medios de comunicación, con frecuencia, han sido sometidos a escarnio y regañinas en conferencias públicas. La información estadística de la pandemia también sale malparada en el informe aunque se achaca, entre otras cosas, a la debilidad de los sistemas de recogida y procesado de datos, por ejemplo en lo que a defunciones se refiere. En definitiva, “el proceso de comunicación está desgastado. A nueve meses de diaria transmisión con los mismos protagonistas en el mismo tema, es imprescindible cambiarlos, extender los periodos de aparición y buscar un formato más amigable y un reporte más accesible”, afirma Ponce de León.
Sobre las vacunas
Los especialistas también han puesto el foco sobre las vacunas y sobre los retos logísticos de garantizar una cobertura universal y gratuita para 126 millones de habitantes, informa Elías Camhaji. “Es una urgencia resolver las insuficiencias del programa nacional de vacunación”, opina Ponce de León. En su opinión, el desabasto de biológicos tiene “gravísimas consecuencias” y en la del resto de expertos, “las coberturas han disminuido dramáticamente”. “El tema se está politizando innecesariamente”, advierten. El deterioro que arrastra el país en vacunación es parte de las incertidumbres que destaca también Celia Alpuche, directora del Centro de Investigación sobre Enfermedades Infecciosas. “La estrategia de vacunación debe abordarse como no convencional y con la visión de una crisis de salud pública; es decir, es urgente e indispensable considerar otros mecanismos más allá de los rutinarios en el Programa de Vacunación Universal”, señala.
La red de ultracongelación (como la que requiere la vacuna de Pfizer) y la infraestructura para transportarla en las comunidades más alejadas debe apuntalarse con más recursos, insisten los especialistas, que estén específicamente etiquetados en el presupuesto para ese fin. Los expertos también tantean apoyarse en hospitales privados para facilitar la distribución y evitar el robo de fármacos. Alpuche sostiene que debe haber una estrategia de comunicación para aclarar ciertas dudas, que en los últimos meses se han extendido a la población en general: cuánto tiempo dura la vacuna; qué efectividad tiene en niños, población de riesgo y adultos mayores, o si una persona ya vacunada puede seguir contagiando a otras que no lo han hecho. “Mientras la vacuna se ha convertido en el símbolo del fin de la incertidumbre y el regreso a la normalidad, la sociedad transita entre la esperanza y el temor a vacunarse. El objetivo es manejar la expectativa de la población”, coincide Cristian Morales, representante en México de la Organización Panamericana de la Salud.
Sobre la economía
Que una buena estrategia económica es vital para garantizar la mitigación de la pandemia en un país con la mitad de su economía en la red informal y “donde uno de cada tres hogares ha perdido el 50% de sus ingresos”, por no hablar de la pobreza extrema, es algo que se menciona recurrentemente en el documento. Se reclaman ayudas para la alimentación, “una inversión sin precedentes en los sistemas de gestión de las políticas de protección social y ampliar las transferencias directas de ingresos a los hogares”. “Hay transferencias monetarias, pero no se han diseñado para la pandemia, su diseño y distribución estaba delineado antes”, se lee, por ejemplo, en la página 110.
Las políticas de austeridad económicas implantadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador han dificultado un abordaje económico de la crisis, a decir de numerosos expertos, y están propiciando, dice el documento la “salida de las mujeres del mercado laboral y la deserción escolar”, además de graves problema de salud mental. Los especialistas reclaman una inversión y reconversión integral del sistema sanitario, cuya fragmentación y bajas coberturas han puesto palos en las ruedas para combatir la pandemia, dicen. La desigualdad en la formación en salud y en el acceso al sistema es muy señada entre las diversas poblaciones y la inversión para paliar todo esto “no puede esperar”.
La pandemia tardará tiempo en decir adiós, ese fue precisamente uno de los errores iniciales en todo el mundo, que nadie la esperaba tan larga, contagiosa y mortífera. Por eso las recomendaciones de este informe, dice alguno de los expertos consultados, bien pueden servir de ahora en adelante. El documento reconoce el esfuerzo del Gobierno para combatir la crisis pandémica y, entre otras cosas, achacan a la debilidad del sistema sanitario heredado las terribles consecuencias que hoy se están viviendo en el país. Difícil implantar así las medidas que hace semanas recomendaban los anteriores subsecretarios de Salud. México recibió además la pandemia inmerso en una reconversión total del castigado sistema sanitario, la misma que ahora se reclama y apoya para esta y pandemias venideras.
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