México planea el regreso a las escuelas mientras continúa el aumento de los contagios por covid-19
Las autoridades de Educación dan el visto bueno a la apertura de colegios en los Estados con semáforo epidemiológico en verde y un “retorno voluntario” para los que están en amarillo
Tras ocho meses sin escuela y con aprendizaje desde casa, a partir de enero tres Estados mexicanos podrán reabrir los centros escolares e iniciar las clases presenciales, de acuerdo a una decisión hecha pública la tarde del martes por las autoridades de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Se trata de Chiapas, Veracruz y Campeche, que han pasado a color verde en el semáforo epidemiológico diseñado por las autoridades sanitarias. También podrán hacerlo de “forma voluntaria” aquellas instancias que han cambiado a semáforo amarillo.
El reto de las autoridades es que la apertura de escuelas no genere un aumento en los contagios de covid-19, en momentos cuando México mantiene una alta incidencia de la enfermedad, que se ha cobrado la vida de más de 110.000 personas y acumula 1.193.255 casos confirmados. Este miércoles la Organización Panamericana de Salud (OPS) alertó sobre el incremento de los contagios en algunas regiones del país. “México está experimentando un resurgimiento de los casos en el estado de Baja California, cerca de la frontera con Estados Unidos”, ha informado Carissa Etienne, directora de la organización, quien hizo un llamado a redoblar las medidas preventivas para frenar la pandemia.
Esteban Moctezuma Barragán, secretario de Educación, ha informado que se ha reunido con los encargados de los sistemas educativos estatales para diseñar el plan de retorno a la escuela. Dijo que en el caso de los Estados en color amarillo se instalarán dentro de las escuelas Centros de Aprendizaje Comunitarios (CAC) para dar asesoría pedagógica a los estudiantes, aunque ha advertido que la participación será voluntaria y que los padres deberán firmar una carta en la que expresan que bajo su responsabilidad están de acuerdo en participar en esa modalidad educativa. Los Estados en verde deberán seguir las directrices que señale la Secretaría de Salud.
El Gobierno tomó en agosto la decisión de cerrar las escuelas porque el país no contaba con las condiciones para que los alumnos tomaran el curso de forma presencial. Las clases se hicieron a distancia y con más de 30 millones de estudiantes siguiéndolas por televisión. El presidente Andrés Manuel López Obrador firmó un convenio con las grandes televisoras privadas del país (Televisa, Tv Azteca, Grupo Multimedios y Grupo Imagen) para que retransmitieran los contenidos escolares. Hasta ahora las autoridades educativas no han presentado una evaluación de los resultados del programa Aprende en casa. “Paramos lo presencial de un día para otro. Eso detuvo la movilidad en el país, pero ahora con una presencialidad abrupta vamos a tener problemas con escuelas que no tienen condiciones, saturaciones de transporte público, niños en contacto con otros que pueden causar contagios”, explica Manuel Gil Antón, del Centro de Estudios Sociológicos del Colegio de México (Colmex).
Los expertos afirman que los niños contagian poco el nuevo coronavirus, pero muchos países en Europa y América Latina han decidido cerrar las escuelas debido al aumento de los contagios. Jorge Castañeda Sánchez, investigador del Laboratorio de Inmunología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), pide prudencia. “Me parece que aún estamos en una situación bastante complicada, a pesar de que hay Estados que probablemente pronto empiecen a estar en semáforo verde. Entendemos la necesidad de regresar [a la escuela], pero no tenemos que bajar la guardia, porque niños y adolescentes son una población interesante en esta epidemia, porque aunque no hay alta mortalidad en estas edades, sí se ha demostrado que pueden ser transmisores de la enfermedad y pueden regresar a casa infectados y transmitir la enfermedad a sus familiares, que sí pueden ser población de riesgo”, apunta el experto.
Castañeda Sánchez recomienda a las autoridades un retorno calendarizado, con grupos de clases más pequeños, porque no se puede concentrar a demasiados estudiantes en lugares cerrados. También recuerda la importancia de mantener controles de seguridad como medir la temperatura, el uso obligado del cubrebocas, lavado constante de manos y el uso de gel antibacterial. En México, sin embargo, el reto es mayor, dado que muchas escuelas están en condiciones precarias y no cuentan con la infraestructura básica para evitar que se conviertan en puntos de contagios. Un informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) publicado en 2018 muestra que de las más de 226.000 escuelas públicas del país, el 2,2% no dispone de suministro de agua de ninguna fuente (red pública, pozos, abastecimiento por camiones cisternas) y solo un 53% cuenta con el abastecimiento mediante la red pública. Además, solamente el 66,4% de las escuelas tiene servicios sanitarios y el 66,1% energía eléctrica.
“Entiendo que urge a los padres, a los niños, incluso a los profesores tener un contacto, es muy importante, porque alivia mucho las circunstancias de aislamiento, pero no vaya a ser que, por apresurar, haya un aumento de contagios. Además, no todas las escuelas cuentan con las condiciones de ventilación, en las ciudades son unas jaulas, no hay forma de mantener la distancia. La SEP debe comenzar con escuelas que sí tengan condiciones y paulatinamente vamos ganando terreno”, recomienda Gil Antón. Para el académico, además, en los estados con semáforo en verde deben analizarse las características demográficas y de infraestructura locales, también pide consultar con los maestros para que sean ellos quienes determinen si hay condiciones para abrir las escuelas, y que sea la Secretaría de Salud la que verifique esas condiciones y determine si un centro educativo puede reabrir. “Tengo la impresión que se toma una decisión sobre un mapa en un escritorio y no sobre la realidad de cada Estado”, critica.
La pandemia de coronavirus ha dado un duro golpe a la educación en México. La SEP informó a inicios de agosto que al menos 2,5 millones de estudiantes dejaron las aulas de clases este año, después de que se suspendiera el ciclo escolar a causa de la contingencia sanitaria. El cierre de las escuelas también tuvo un impacto negativo: en Estados como Chiapas el 45% de los estudiantes de los municipios más pobres han dejado el curso al no tener las condiciones para adaptarse a la educación virtual. En esas comunidades los padres, muchos de ellos analfabetas, decidieron sacar a sus hijos del sistema al no poderles ayudar con los deberes en la casa. Es por ello que la apertura de las escuelas es importante para evitar la deserción y garantizar a los niños el derecho a la educación. Pero, acota Gil Antón, se deben “diseñar retornos presenciales adecuados al contexto de cada región, con mucha participación de los profesores y los padres, tomando en cuenta las condiciones de las escuelas, la salud de los maestros”.
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