Regina Orozco: “Soy de la 4T, soy chaira, pero no soy una zombi”
La soprano y humorista pide paciencia con el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, aunque critica sus posiciones sobre la violencia contra las mujeres
Regina Orozco afirma entre risas: “Hoy estoy bien feminista”. La soprano, que se define como una diva disruptiva, conversa sobre cómo desde el humor intenta hacer un cambio en una sociedad, la mexicana, marcada por la violencia que mata a 11 mujeres cada día. “O más”, acota. Sus espectáculos son famosos por su irreverencia y la pasión con que se muestra frente al público: franca, libre, desenfadada y siempre riendo. Porque Orozco (Ciudad de México, 56 años) asegura que ha aprendido a reírse incluso de su gordura, de sus “nalgas y celulitis”, y así ha ayudado a otras mujeres a aceptarse. Se define, además, como una aliada de la llamada Cuarta Transformación (4T), el proyecto político del presidente Andrés Manuel López Obrador. Aunque es parca a la hora de cuestionar a esta Administración, no calla cuando se le pregunta sobre algunos comentarios del mandatario, que ha minimizado la violencia contra las mujeres diciendo, entre otras cosas que la mayoría de sus denuncias por maltrato eran falsas. “Nosotras tenemos otros datos”, responde al mandatario. Aunque también pide paciencia para que el Gobierno pueda acometer las transformaciones prometidas. “Soy de la 4T, soy chaira, pero no soy una zombi”, afirma esta mujer de risa contagiosa.
Pregunta. Usted es una activista de la risa, ¿cómo la ha mantenido en estos meses de confinamiento, con tanta pérdida por todos lados?
Respuesta. Ha sido una montaña rusa esto, y la risa y el llanto es lo que me ha ayudado. También el dejar que mis emociones afloren, porque si me las guardo me vuelvo loca. Empecé a utilizar las redes para cantar, para hacer reír y para dar clases de canto, porque amo dar clases de canto. Con mi hija hicimos unos talleres que se llaman “¿Dónde está mi voz?”, en los que se conecta la voz con el corazón.
P. ¿Reír es ahora más que nunca una forma de resistencia?
R. Más que resistencia es un aliado para poder estar más en el centro, que no nos jalen para la depresión o para el drama. Hay muchas personas que han perdido su trabajo, mujeres que han sido más violentadas todavía. Todas las mujeres que están en medio de una situación violenta deben plantearse por qué están ahí. No es nada fácil. Yo he sido una mujer que también ha sufrido violencia. Hay que pedir ayuda. Y en el caso de la pérdida de trabajos hay que reinventarse, que tampoco es fácil.
P. ¿Cómo fue su experiencia sufriendo violencia?
R. Fue hace muchos años ya. Me afectó horriblemente, porque me di cuenta de que yo también era realmente violenta. No puedo decir que he sido una mujer víctima, porque también explotaba y era muy agresiva. Tomé terapia, me alejé de ese tipo de vida, de engancharme en ese tipo de relaciones. Pedí ayuda: por eso digo que hay muchísimos grupos en línea para que las mujeres pidan ayuda. Y también los hombres que no pueden controlar esas ganas de agresión.
P. En México son asesinadas 11 mujeres al día, pero el presidente López Obrador dijo que el 90% de las llamadas al teléfono de ayuda de las mujeres eran falsas. ¿Qué opina de un comentario así de un presidente que se proclama de izquierda?
R. Yo soy de la 4T, soy chaira, pero no soy una zombi. Nosotras tenemos otros datos, es lo que decimos varias mujeres. Creo que el señor tiene que dedicarse a lo que debe hacer y permitir que el Instituto de la Mujer haga su trabajo. Yo no lo veo [a López Obrador] como un dios, no lo veo que sea perfecto. No necesitamos de lo que diga él para poder dar ayuda.
P. ¿Cree que este Gobierno, que recibió mucho apoyo de las mujeres, está cumpliendo sus exigencias?
R. Vamos a ponernos en el contexto de este país: fueron más de 80 años de mierda, como ahora está saliendo. También había asesinadas, mujeres violentadas, una extrema pobreza, donde el dinero de la cultura se lo repartían. Este Gobierno tiene apenas un año y la mitad del año le tocó la pandemia. Yo no quisiera estar en los zapatos de ninguna de las personas que están ahora en el Gobierno, porque les vino un trabajo totalmente fuerte. No puedo yo decirte si ha cumplido o no. Para mí ha cumplido en muchísimas cosas. Sigo creyendo que podemos seguir creciendo y tener paciencia. No son dioses.
P. ¿Cree que la risa, el humor, pueden ayudar a combatir esa violencia machista?
R. Yo no meto cosas del Gobierno en mi trabajo, porque me hago bolas. Esos no son mis temas, pero si alguien en un espectáculo ve reflejada su historia con humor negro, a lo mejor puede hacer un clic y darle una catarsis y decir: “Basta, ¿por qué me estoy riendo de una mujer a quien la están violentando?”. El año pasado hice un espectáculo que se llama Las trovas destruyen, jugando con la frase ‘las drogas destruyen'. En ese espectáculo cantaba un tango y se proyectaban imágenes de mujeres violentadas y la gente se reía al ver cómo violentan a las mujeres de una manera grotesca. Pero si alguien ahí se vio reflejada y tomó conciencia creo que con eso vale la pena hacer un espectáculo a través del humor y de la música. Pongo de ejemplo el tema de la gordura. Yo soy gorda y antes me daba pena decir “soy gorda”, por todo el estigma, la gordofobia que existe. Me ha sucedido que a través del humor varias mujeres han aceptado su cuerpo. Dos muchachas me han dicho que dejaron de ser anoréxicas porque vieron que yo he aceptado mi cuerpo… aunque todavía no lo acepto tan fácil, pero intento hacer humor y decir este es mi cuerpo, estas son mis nalgas, esta es mi celulitis. Funciona, aunque sea pa’ poquitos.
P. En una de sus canciones, El Protoplasma, dice que le arrancará los ojos como a una vaca a un amante, también los pelos “nomás por celos”. ¿Es denuncia o advertencia?
R. (Risas) Es una canción de [la compositora de origen argentino] Liliana Felipe, que sufría de celos, y junto a [la actriz y senadora] Jesusa Rodríguez crearon esta canción que tiene imágenes absurdas, pero que en el fondo una las siente cuando sientes celopatía, esta pasión de odio. ¡Es fantástica esa canción!
P. ¿A quién se la dedicaría?
R. (Risas) ¡A nadie, a nadie! Llevo sin pareja ya un tiempo. Y en esta etapa de mi vida me vine a vivir a Cuernavaca, fuera de la ciudad. Y estoy replanteándome cómo buscaría una pareja. Pero ahora estoy demasiado bien.
P. ¿Cómo sería esa pareja?
R. Tendría que ser alguien con una tranquilidad espiritual, que entendiera la cuestión de la educación patriarcal, que no sintiera celos si me va bien.
P. Usted estos días presenta junto con la también soprano Susana Zabaleta “Andan sueltas”, un espectáculo por streaming. ¿Cómo ha sido esta experiencia?
R. Susana y yo somos amigas, nos conocemos desde hace 25 años. Y siempre nos han invitado a cantar juntas y, pues sí, estamos locas (ríe). Este es básicamente un concierto, no es un espectáculo con un guion específico. Lo que yo hago es temático: show de cuidar al planeta, de celos, de muerte, pero ahora con Susana cantamos desde óperas hasta cumbias y nos ponemos a jugar y a la gente le divierte mucho ver que dos señoras de casi 60 años se pongan a jugar.
P. Una sociedad que crea estigmas por la edad y más con las mujeres.
R. Es la sociedad del prejuicio y de poner un título a todo: por ser mujer tienes que ser esto, por tener esta edad debes hacer esto otro. Si eres joven, te tildan de incompetente; si eres gordo, no puedes hacer esta cosa. Nosotras somos muy joviales, tenemos vida sexual (bueno, a veces), hago mucho ejercicio, solo que ya no me gustan tanto las fiestas, me dan flojera, prefiero estar aquí en mi jardín.
P. Cuando presentaron este nuevo espectáculo se definieron como irreverentes, pasionales, que nadie las calla. ¿Cómo se definiría usted específicamente?
R. Una diva disruptiva. Eso soy. Amo crear cambios, primero en mí y si puedo en mi entorno, con la risa y la música.
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