Trump amenaza a Nigeria con una acción militar por el “asesinato” de cristianos
El presidente de Estados Unidos afirma también que si Abuja no toma medidas detendrá la ayuda humanitaria al país africano
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha reclamado a su Departamento de Defensa que prepare una posible acción militar “rápida” en Nigeria, para lanzarla si ese país africano no toma medidas suficientes para impedir los “asesinatos” de población cristiana. En un mensaje en su red social, Truth, el republicano también advierte de que detendrá “de inmediato” la ayuda humanitaria a Nigeria en caso de que el Gobierno de ese país no cumpla su exigencia.
Trump adopta ...
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha reclamado a su Departamento de Defensa que prepare una posible acción militar “rápida” en Nigeria, para lanzarla si ese país africano no toma medidas suficientes para impedir los “asesinatos” de población cristiana. En un mensaje en su red social, Truth, el republicano también advierte de que detendrá “de inmediato” la ayuda humanitaria a Nigeria en caso de que el Gobierno de ese país no cumpla su exigencia.
Trump adopta un lenguaje beligerante para asegurar que, si Estados Unidos llega a intervenir en el país petrolero, lo hará “con las armas bien cargadas” para “eliminar por completo a los terroristas islámicos que están perpetrando estas atrocidades terribles”.
“Por la presente, doy instrucciones a nuestro Departamento de Guerra [Defensa] para que se prepare para una posible acción”, dice el mensaje. “Si atacamos, será rápido, con saña, y dulce, exactamente igual que los matones terroristas atacan a nuestros QUERIDOS cristianos. ADVERTENCIA: MÁS LE VALE AL GOBIERNO NIGERIANO MOVERSE RÁPIDO”, añade el inquilino de la Casa Blanca.
Durante su campaña electoral en 2024, Trump defendió una política exterior antiintervencionista en la que primarían los intereses estadounidenses dentro de su propio territorio, pero tras su regreso a la Casa Blanca ha ido adoptando una retórica cada vez más bélica. Ha desplegado una flotilla de ocho buques de guerra y un submarino en aguas del Caribe frente a las costas venezolanas, a las que ha ordenado que se sume el mayor portaaviones de la flota norteamericana, y amenaza con lanzar en cualquier momento ataques contra objetivos terrestres en Venezuela para luchar contra el narcotráfico. Además, ha matado al menos a 64 personas, que no habían sido acusadas formalmente y muchos menos juzgadas, con proyectiles lanzados contra sus supuestas narcolanchas.
Esta semana también daba orden al Pentágono de retomar, por primera vez desde 1992, las pruebas de armas nucleares, aunque no está claro si se refiere a detonaciones de bombas en el subsuelo o simplemente a ensayos de los sistemas de lanzamiento.
Las amenazas de Trump contra Nigeria llegan un día después de que su Gobierno incluyera a ese Estado del África occidental en una lista de “países que causan especial preocupación” por sus violaciones de la libertad de culto. En ese elenco están incluidas también naciones como China, Corea del Norte, Myanmar, Pakistán y Rusia. El presidente estadounidense aseguraba el viernes que grupos radicales islamistas están matando a “miles de cristianos”, pero no dio detalles sobre su denuncia.
Como respuesta a esa primera medida estadounidense, el presidente nigeriano, Bola Ahmed Tinubo, había asegurado que su gobierno se esfuerza en combatir la intolerancia religiosa. “La descripción de Nigeria como un país intolerante no refleja nuestra realidad nacional, ni tiene en cuenta los esfuerzos sinceros y consistentes del Gobierno por proteger la libertad religiosa y las creencias de todos los nigerianos”, afirmó Tinubo.
Este domingo, el Gobierno nigeriano ha anunciado que Bola Tinubu mantendrá una reunión en persona con Trump en los próximos días, en la que tratará de aclararle que los terroristas que operan en el país africano “atacan a personas de todas las religiones o que no profesan ninguna”. Así lo ha comunicado en la red social X Daniel Bwala, asesor especial del presidente nigeriano, que no ha aclarado si la cita tendría lugar en Washington o en Abuja.
Bwala ha remarcado que, desde su llegada a la Casa Blanca, Trump “ha brindado una gran ayuda a Nigeria al autorizar la venta de armas”, y que el presidente Tinubu “ha aprovechado adecuadamente esta oportunidad en la lucha contra el terrorismo, lo cual se refleja en los excelentes resultados obtenidos”.
No está claro qué tipo de acción militar exactamente se plantea el presidente estadounidense en Nigeria ni cómo pretende llevarla a cabo. Washington retiró el año pasado a cerca de mil soldados que mantenía desplegados en Níger para la lucha contra el terrorismo islámico en el Sahel, y en la actualidad su mayor base militar en África se encuentra en Yibuti, en el este del continente, donde cuenta con 5.000 efectivos.
Nigeria, un Estado donde habitan cerca de 200 grupos étnicos de religión cristiana, musulmana o animista, cuenta con una larga tradición de coexistencia pacífica, aunque también ha sido escenario de grave violencia entre comunidades. Desde hace más de dos décadas el país se enfrenta a una insurgencia yihadista que tiene su epicentro en el noreste del país y que ha estado protagonizada por el grupo Boko Haram.
Decenas de miles de personas han sido secuestradas o han muerto en este conflicto; sobre todo civiles musulmanes, que son mayoría en las regiones de Borno, Yobe y Adamaua. Sin embargo, esta no es la única forma de violencia a la que se enfrenta Nigeria. Desde mediados de la década pasada, grupos armados de delincuencia organizada saquean, secuestran y asesinan a población civil en los estados del norte del país, sin distinción de religión.
Otra fuente de violencia en Nigeria en los últimos años ha sido el conflicto entre pastores nómadas o seminómadas y agricultores sedentarios, que se ha agudizado en el centro del país con la comisión de matanzas entre unos y otros. Si bien los primeros suelen ser musulmanes y los segundos cristianos, los expertos aseguran que este conflicto está vinculado a la pobreza, el cambio climático, la falta de recursos y la presión por las zonas de pastoreo, no a motivos religiosos.