Los ministros de Exteriores de EE UU y China se reúnen por segunda vez en un mes para rebajar tensiones

Wang Yi y Antony Blinken prometen “gestionar responsablemente la competencia”

El secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, estrecha la mano del jefe de política exterior del Partido Comunista Chino, Wang Yi, durante su reunión bilateral al margen de la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) en Yakarta, Indonesia, este jueves.POOL (via REUTERS)

China y Estados Unidos han dado este jueves un nuevo paso en el deshielo iniciado en noviembre por los presidentes Xi Jinping y Joe Biden durante su encuentro en la cumbre del G-20 en Bali (Indonesia). El jefe de la diplomacia china, Wang Yi, y el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, se han reunido ...

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China y Estados Unidos han dado este jueves un nuevo paso en el deshielo iniciado en noviembre por los presidentes Xi Jinping y Joe Biden durante su encuentro en la cumbre del G-20 en Bali (Indonesia). El jefe de la diplomacia china, Wang Yi, y el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, se han reunido por segunda vez en menos de un mes, a pesar de que Washington comunicó el miércoles que, en mayo, los portales de internet de los Departamentos de Estado y Comercio estadounidenses sufrieron un ciberataque por parte, sospechan, de piratas informáticos chinos. Dichas acusaciones han podido ser la causa de la cancelación del viaje de Blinken a Pekín el pasado febrero, a raíz del incidente del supuesto globo espía chino, y que finalmente se realizó en junio. Poco después de ese viaje, la reunión de esta tarde en Yakarta, la capital indonesia, añade otra señal positiva, que muestra el interés por encauzar una relación clave en el tablero geopolítico del siglo XXI.

Las conversaciones entre Wang y Blinken han sido “sinceras y constructivas”, según las ha descrito la parte estadounidense, y han tenido lugar al margen de la cumbre de ministros de Exteriores de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) y sus principales socios. Wang, director de la Comisión de Relaciones Exteriores del Partido Comunista, un cargo que está por encima del canciller, participa en las reuniones en sustitución del ministro de Exteriores, Qin Gang, a quien no se ha visto en público desde el pasado 25 de junio y no asiste por motivos de salud, según anunció el ministerio.

La reunión “forma parte de los esfuerzos para mantener abiertos los canales de comunicación” y de “gestionar responsablemente la competencia” y “reducir el riesgo de que se produzcan percepciones erróneas y errores de cálculo”, informó el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Matthew Miller.

El encuentro se produce dos días después de que la OTAN arremetiese en el comunicado de su cumbre anual contra las “políticas coercitivas” de China y la “profundización de la asociación estratégica” con Rusia. En el texto, también se acusaba a Pekín de reforzar “de manera poco transparente” su poder militar, de “amplificar la falsa narrativa rusa” sobre la guerra en Ucrania y de utilizar su poder económico para “crear dependencias estratégicas y aumentar su influencia”.

Desde la Cancillería china mostraron su firme oposición a dichas alegaciones e instaron a la OTAN a “abandonar una retórica provocativa contra China y la mentalidad anticuada de la Guerra Fría”. “Hemos visto lo que la OTAN ha hecho a Europa, y no debería buscar sembrar el caos aquí en Asia Pacífico ni en ningún otro lugar del mundo”, condenó el miércoles el portavoz Wang Wenbin. China, que en febrero publicó un documento de 12 puntos en el que ofrecía una “solución política” para la “crisis ucrania” —que no guerra, según esa lectura—, siempre ha sostenido que el verdadero responsable del estallido del conflicto es la OTAN (y especialmente Estados Unidos).

China y Estados Unidos acumulan en el último año una extensa colección de reproches, que van desde las sanciones comerciales y la carrera tecnológica a la invasión rusa de Ucrania y las tensiones en torno a Taiwán. La desconfianza mutua ha alcanzado límites insospechados en los últimos meses y ha provocado que, desde ambos lados, se hayan reforzado los controles a la exportación de tecnologías avanzadas, alegando preocupaciones por la seguridad nacional.

Con el fin de rebajar las tensiones y, según algunos analistas, para allanar el terreno hacia un posible encuentro entre Xi y Biden, Estados Unidos inició el mes pasado un desembarco diplomático en suelo chino. A mediados de junio, Blinken viajó a Pekín en una cita crucial por ser la primera visita de un secretario de Estado al gigante asiático en cinco años. Su paso por la capital china, que culminó con un encuentro con el presidente Xi, dejó la sensación de que ambos Gobiernos habían alcanzado una entente y abrió el camino para continuar con los diálogos de alto nivel. Blinken se mostró positivo con los resultados, aunque subrayó que el progreso “lleva tiempo”.

La semana pasada le tocó el turno a la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, quien aseguró haber tenido un debate “directo, sustancial y productivo” con el nuevo equipo a cargo de la economía china y afirmó que su viaje, de cuatro días, había contribuido a “afianzar” las relaciones bilaterales. El domingo está previsto que aterrice en Pekín el enviado especial para el clima, John Kerry.

Horas antes del último encuentro entre Wang y Blinken, el embajador de China en Estados Unidos, Xie Feng, asistió a una inusual reunión en el Pentágono con altos funcionarios de Defensa de Estados Unidos para Asia. Según recoge la embajada en una nota, Xie pidió a la parte estadounidense que “tome medidas para eliminar los obstáculos, gestionar las diferencias, tratar Taiwán y otros asuntos importantes y delicados con cautela y de acuerdo con los tres comunicados conjuntos sinoestadounidenses”.

Washington ha criticado la reticencia de Pekín a mantener abiertas las líneas de comunicación militar. Las autoridades chinas cortaron este tipo de diálogo el pasado agosto, después de que la entonces presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, visitara Taiwán, la isla autogobernada democráticamente, pero que China considera una parte inalienable de su territorio. Aquella acción enfureció a Pekín, que inició, a modo de protesta, las mayores maniobras militares de la historia con fuego real en las cercanías de la antigua Formosa.

Además de con Blinken, Wang Yi se entrevistó hoy con el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, a quien confió que “frente a un siglo de cambios, China y Rusia se apoyan mutuamente para salvaguardar sus intereses legítimos”, deben adherirse “al camino de la coexistencia armoniosa” y promover conjuntamente “un mundo multipolar y la democratización de las relaciones internacionales”, según la lectura oficial facilitada por Pekín. El comunicado del Ministerio de Exteriores ruso añade que Wang y Lavrov también hablaron sobre los esfuerzos internacionales para poner en marcha un proceso de negociación de paz en Ucrania y acordaron impulsar la coordinación a través de plataformas globales y regionales, “en aras de formar un orden mundial policéntrico, más justo y sostenible”.

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