La OTAN ultima su mayor reorganización frente a la amenaza rusa desde la Guerra Fría
La Alianza Atlántica acelera los trabajos para alumbrar una estrategia que responda a la nueva realidad geopolítica tras la guerra de Putin en Ucrania
Con el escenario de la guerra abierta de Rusia en Ucrania y cuando el Kremlin no deja de emitir amenazas contra Occidente, la OTAN ultima la reforma de una estrategia común para hacer frente a la amenaza rusa y al terrorismo. La arquitectura, pensada para una nueva realidad geopolítica y acelerada por la invasión, supone “la mayor reconfiguración desde la Guerra Fría”, según explican a EL PAÍS fuente...
Con el escenario de la guerra abierta de Rusia en Ucrania y cuando el Kremlin no deja de emitir amenazas contra Occidente, la OTAN ultima la reforma de una estrategia común para hacer frente a la amenaza rusa y al terrorismo. La arquitectura, pensada para una nueva realidad geopolítica y acelerada por la invasión, supone “la mayor reconfiguración desde la Guerra Fría”, según explican a EL PAÍS fuentes aliadas que participan en la elaboración de la estrategia, la primera completa y unificada en tres décadas.
Son unas 4.000 páginas de planes que reforman algunos métodos militares —se deja de apostar por grandes intervenciones y se primará el despliegue de batallones más pequeños y de expertos regionales—, pero que sobre todo analizan y actualizan las distintas amenazas del Kremlin —militares, cibernéticas, ataques híbridos...— y las respuestas a esos escenarios de la Alianza de la que forma parte España y a la que se acaba de unir Finlandia.
Los líderes militares de los 31 países aliados y los estrategas de la Alianza revisan ahora la estrategia, que unifica los planes nacionales y los regionales. Se prevé que este nuevo plan sea aprobado en la cumbre de Vilnius (Lituania) en julio, una reunión de alto nivel que estará muy marcada por la invasión rusa de Ucrania y los compromisos que la Alianza Atlántica puede ofrecer a Kiev, deseoso de entrar en el club.
“Los aliados sabrán exactamente qué capacidades y fuerzas necesitan, incluyendo dónde, qué y cómo desplegar esas fuerzas”, ha incidido este miércoles el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, antes de una reunión con los jefes militares de la OTAN en Bruselas, donde han analizado la nueva estrategia. “Los planes regionales [como se llama la estrategia] requerirán un modelo de fuerza de la OTAN mejorado para producir más tropas de alta preparación en toda nuestra Alianza”, ha apuntado el almirante Rob Bauer, jefe del Comité Militar de la OTAN.
Metas de capacidad
Mientras todos observan los movimientos en el frente de batalla en Ucrania, la Alianza avanza en sus planes de defensa actualizados y específicos geográficamente, que marcan cómo puede actuar la organización frente a ataques en su territorio y cómo operará ante sus dos principales amenazas: Rusia y los grupos terroristas. La estrategia también da pautas de defensa de lugares clave, según fuentes de Alianza. “Por primera vez desde la Guerra Fría tendremos metas de capacidad objetivas basadas en las amenazas”, ha asegurado el almirante Bauer.
La Alianza ya tenía planes de cómo afrontar las amenazas de Rusia casi desde sus inicios. De hecho, se creó como una organización frente a la URSS. Pero la nueva realidad que ha marcado la guerra del Kremlin en Ucrania, que ha cumplido ya 14 meses, y el cambio de relación de la OTAN con Rusia, con la que tuvo durante años vínculos diplomáticos de alto nivel y un Consejo de Cooperación, han llevado a la alianza militar a revisarla, actualizarla y apuntalarla. La estrategia tiene distintos niveles: los nacionales, el llamado “sombrero estratégico”, que abarca tres grandes zonas (noratlántica, Europa central y el sur, desde España hasta Turquía) y el análisis detallado de amenazas y reacciones por dominios: tierra, mar, aire, espacio y ciberespacio.
Diversas amenazas
Las amenazas y los escenarios son diversos, señalan fuentes de la organización: desde la posibilidad de que Rusia despliegue miles de soldados en las fronteras del flanco este de la Alianza a las vulnerabilidades de las infraestructuras de los países de la OTAN que puso bajo el foco el ataque contra los gasoductos Nord Stream. Ese episodio ha llevado a la Alianza a elevar la vigilancia de los cables submarinos de telecomunicaciones, gasoductos y otros elementos cruciales para el funcionamiento de los países.
Enfoque de 360 grados ante las amenazas
La cumbre de Madrid, celebrada en junio del año pasado, ya declaró a Rusia como “la amenaza más significativa y directa” y abogó por reforzar “significativamente” la defensa. Ese elemento ha acelerado los llamados Planes Regionales. En el nuevo esquema se deja de apostar por reforzar solo el flanco este y se determina la necesidad de establecer un buen tejido de defensa sobre el llamado “enfoque de 360 grados”; es decir, de todo el territorio. La estrategia renovada prevé, por ejemplo, dejar de apostar por el despliegue de numerosos grupos de combate y, en su lugar, hacerlo a través de brigadas (compuestas por unos 5.000 militares) que puedan moverse sin estructuras fijas y desplegarse sobre el terreno de forma más rápida e intermitente (con vehículos, tanques y cazas colocados previamente sobre el terreno).
El nuevo concepto ha inquietado un poco a los aliados del este, mucho más cercanos a Rusia, que temen que los planes supongan un marco demasiado teórico y reclaman elementos más concretos, así como seguir reforzando la presencia en ese flanco. Ese concepto, que se concretó en la cumbre de Madrid hace un año, definía a Moscú como “amenaza” y a China como “reto”. La diferencia, ha aclarado Bauer, es que “no hay planes [militares] en su contra”.
Para la reformulación de la estrategia —y que no quede todo como un nuevo marco solo teórico—, la Alianza necesitará más inversión, reconocen fuentes de la organización. Este miércoles, Stoltenberg ha vuelto a poner el foco en que los países deben aumentar su gasto en defensa. Su objetivo es acordar un nuevo compromiso, que está ahora en el 2% del PIB “como mínimo”. Sin embargo, pese a que algunos países están subiendo sus inversiones, otros apenas pasan del 1% —España está en el 1,09%, Bélgica en 1,18%— y no hay sanciones a los Estados que no lleguen a lo marcado. España, por ejemplo, se ha puesto la meta de llegar a ese 2% en 2029 y pugna para que la contribución a la Alianza no se mida solo por la inversión en defensa, sino que se construya una ecuación en la que también cuente, por ejemplo, la contribución a los despliegues y otros elementos.
La reunión de jefes militares de la OTAN ha coincidido con un momento de alta tensión en Ucrania. El jefe de las Fuerzas Armadas ucranias, Valeri Zaluzhni, no ha podido participar tampoco por videoconferencia, citando como motivo la situación en los frentes. Las tropas de Kiev se preparan para una contraofensiva en el este y en el sur y las fuerzas del Kremlin se están moviendo con una nueva oleada de ataques a las infraestructuras civiles para tratar de saturar las defensas ucranias.
Este miércoles, el ejército ucranio ha asegurado que ha logrado recuperar el control de varios kilómetros en los alrededores de la ciudad de Bajmut, en la región oriental de Donbás, epicentro de la guerra de Rusia en Ucrania. Este pequeño avance que produce en medio de las tensiones del ejército ruso y la compañía de mercenarios Wagner, que se ha quejado de falta de munición.
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