Evo Morales regresa a Bolivia tras un año de exilio

El expresidente cruza la frontera con Argentina arropado por miles de seguidores y se dirige a Chimoré, el pueblo cocalero donde creció

El expresidente de Bolivia, Evo Morales, saluda a simpatizantes a su llegada a Villazón, este lunes en la frontera con Argentina. En video, imágenes de la llegada.Foto: RONALDO SCHEMIDT | Vídeo: AFP
La Paz -

El expresidente Evo Morales volvió este lunes a Bolivia después de 11 meses de exilio en Argentina. Cruzó a pie el puente que une la ciudad de La Quiaca con la población de Villazón, donde lo esperaban miles de simpatizantes. Lo acompañó el presidente argentino Alberto Fernández, quien había llegado a frontera tras participar el domingo en la toma de posesión del ...

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El expresidente Evo Morales volvió este lunes a Bolivia después de 11 meses de exilio en Argentina. Cruzó a pie el puente que une la ciudad de La Quiaca con la población de Villazón, donde lo esperaban miles de simpatizantes. Lo acompañó el presidente argentino Alberto Fernández, quien había llegado a frontera tras participar el domingo en la toma de posesión del nuevo presidente boliviano, Luis Arce. La victoria del candidato del MAS, el partido fundado por Morales, permitió que el expresidente pudiera retornar. Poco después de las elecciones de octubre, que Arce ganó con el 55% de los votos, un juez suspendió la orden de detención que el Gobierno interino de Jeanine Áñez había solicitado en contra del expresidente.

Poco antes de cruzar la frontera, Morales dio un breve discurso en el que recordó haber cruzado por ese mismo puente cuando era niño y acompañaba a su familia a trabajar en la cosecha de caña argentina. “Vengo de muy abajo y fui presidente por la unidad del pueblo boliviano”, explicó. Y se alegró: “Sabía que volvería a Bolivia, pero no pensé que sería tan rápido. Es un hecho histórico”. Morales estaba acompañado por su exvicepresidente, Álvaro García Linera, y dos exministros de su Gobierno.

En Villazón lo esperaban miles de jóvenes bolivianos que fueron a recibirlo incluso desde el día antes. Campesinos, recolectores de hoja coca, mineros ataviados con sus cascos de trabajo, indígenas con trajes típicos, activistas argentinos de izquierda que se pararon por horas junto a quioscos de comida y bebida, mientras algunos grupos folclóricos interpretaban canciones y danzas típicas. “Vine porque el presidente Evo Morales Ayma defendió las culturas originarias”, dijo un indígena a un canal argentino. “500 años nos han pisoteado, ahora es tiempo de que los pueblos indígenas gobernemos para siempre”, añadió el manifestante.

El presidente Arce no mencionó a Evo Morales en su discurso de posesión del domingo. Se supone que no lo hizo por la animadversión que el jefe del Movimiento al Socialismo (MAS) genera en una parte de la población boliviana, que lo considera un “dictador” y cuestiona sus reiterados intentos de reelegirse como gobernante. Sin embargo, al mismo tiempo Morales es muy querido en los sectores populares y piensa demostrarlo en el recorrido que hará estos días por el sur de Bolivia. Su destino final es Chimoré, un pueblo en la zona cocalera donde el expresidente ha vivido desde muy joven y donde piensa continuar residiendo en el futuro.

Llegará a esta localidad el 11 de noviembre, el miércoles, el mismo día, exactamente un año después, en que un avión mexicano lo extrajera del aeropuerto que está allí emplazado para evitar que fuera detenido por los policías amotinados en contra de su Gobierno. El día anterior había tenido que renunciar a la presidencia, acorralado por la combinación de un paro nacional de actividades, bloqueos en las calles de las principales ciudades, un motín policial y la “sugerencia” de las Fuerzas Armadas de que abandonase el poder. Esos días de convulsión desencadenaron una crisis institucional y una oleada de protestas en la que fallecieron decenas de personas.

En un vídeo filmado para despedirse de Argentina, el político boliviano agradece a los presidentes de México, Andrés López Obrador, y Alberto Fernández: “Hicieron desde un principio lo imposible para sacarme con vida de Bolivia. Sin su ayuda la historia sería muy diferente”. También agradece el “apoyo fundamental” del presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, y la solidaridad de otros jefes de Estado, entre ellos el de Venezuela, Nicolás Maduro, y el de Cuba, Miguel Díaz-Canel. Mrales también manifiesta en su mensaje que Argentina resistió numerosas presiones externas “para que Evo no se quede en esta tierra”. Recuerda que muchos colaboradores y jóvenes militantes de su partido tuvieron que exiliarse con él porque eran perseguidos por el Gobierno interino. Otros quedaron encerrados por un año en la residencia del embajador de México en La Paz, porque Áñez no quiso concederles salvoconductos para salir del país.

“El apoyo de los hermanos argentinos a las denuncias del pueblo boliviano contra el golpe, las violaciones de los derechos humanos y el nefasto rol de la OEA fue fundamental para revelar el estado de no derecho que se montó en mi país”, afirma en el vídeo. La Organización de Estados Americanos (OEA) denunció como fraudulentas las elecciones de octubre 2019, que había ganado el MAS, lo que dio origen a la crisis política que desembocó semanas después en el derrocamiento de Morales. Este asegura que “Bolivia recuperó hoy la democracia a un costo muy alto por la pérdida de vidas, los heridos, los detenidos y perseguidos injustamente, y el sufrimiento de miles de familias”. Finalmente, se despide de los argentinos: “Una parte de mi corazón se queda en Argentina para siempre. Continuaré luchando por la Patria Grande, la democracia, los derechos del pueblo y la defensa de nuestros recursos naturales”.

Evo Morales llegó a La Quiaca desplazándose por carretera desde Jujuy, donde aterrizó en un avión de las Fueras Aéreas argentinas que lo trasladó desde Buenos Aires. Aprovechó la escala para visitar a Milagro Sala, una controvertida activista que se encuentra en prisión domiciliaria por un proceso de malversación de fondos de su organización de ayuda social. Sin embargo, eso no impide que la izquierda argentina considera una “presa política” sancionada por su rebeldía contra los poderes locales. “Jallalla [enhorabuena, en aymara y quechua] Evo Morales”, gritó Sala en la conferencia de prensa que dieron ambos dirigentes indígenas.

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