El ‘tsunami Bukele’ arrasa en El Salvador y se convierte en el presidente más joven
El exalcalde de la capital, admirador de López Obrador, se impone en primera vuelta con casi el 54% de los votos. El partido en el Gobierno, el FMLN, se hunde en el tercer lugar
Un publicista de 37 años y exalcalde de la capital salvadoreña, Nayib Bukele, será el nuevo presidente de El Salvador tras lograr el 53,7% de los votos, con casi el 90% de las papeletas contabilizadas. Su arrolladora victoria ha pasado como un tsunami por encima del candidato del derechista Arena, Carlos Calleja, que logró el 31,6% de los sufragios, y del partido en el Gobierno, el Frente Farabundo Martí (FMLN), cuyo candidato, Hugo Martínez, se ha hundido con solo el 13,7% de los apoyos. La histórica victoria pone fin al monopolio que durante las tres últimas décadas han ejercido las dos formaciones políticas salidas de la guerra civil que asoló la nación centroamericana.
"Hemos hecho historia y hemos pasado la página de la posguerra", dijo Bukele ante los suyos al proclamar su victoria, que le convertirá en el líder más joven de la historia reciente de El Salvador. "Ganamos en primera vuelta y sumamos más votos que Arena y el FMLN juntos" agregó mientras los fuegos artificiales estallaban en la capital. "Hemos ganado en los 14 departamentos del país", añadió. En la acera de enfrente, Calleja admitió la derrota y reconoció la limpieza de los comicios celebrados este domingo.
Bukele, que tiene en el mexicano Andrés Manuel López Obrador uno de sus referentes por la lucha contra la corrupción y su combate a los partidos tradicionales, ha barrido a sus contrincantes con un discurso muy básico y repetitivo centrado en poner fin al latrocinio y una activa campaña en redes sociales que ha calado en el electorado más joven, de 30 años o menos. A su arrolladora victoria ha contribuido el hundimiento del partido en el poder, el FMLN. Después de diez años de Gobierno ha pesado como una losa la corrupción, la falta de resultados frente a la violencia y la indiferencia ante las tradicionales banderas de la izquierda.
Aunque las encuestas auguraban una cómoda victoria, el hartazgo del electorado ante los últimos escándalos vinculados al cobro de sobresueldos y al hecho de que los tres últimos presidentes estén procesados ha terminado de movilizar masivamente a los simpatizantes de Bukele.
Para evitar la segunda vuelta, el exalcalde de San Salvador necesitaba la mitad de los sufragios más uno. Esa cifra, sin embargo, se ha quedado corta: Bukele ha superado con creces el techo, lo que le ha permitido convertirse de forma automática en presidente electo, por primera vez desde la firma de los acuerdos de paz en 1992. Las aspiraciones de Arena pasaban por lograr que el FMLN no cayera de forma tan apabullante y forzar así una segunda ronda en marzo.
Bukele (1981) comenzó su carrera política en el FMLN, bajo cuyas siglas llegó a ser alcalde de la capital, San Salvador, entre 2015 y 2018. Durante esa etapa se dio a conocer como un eficaz gestor capaz de recuperar el tenebroso centro de la capital. Posteriormente, se enfrentó con su partido, que no pensaba en él como candidato presidencial. Para materializar sus ambiciones no le importó abandonar la formación y unirse a un partido, Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), vinculado a graves casos de corrupción pero que le proporcionó el registro electoral que necesitaba. Durante sus batallas con su antiguo partido, con la derecha y con la gran prensa salvadoreña forjó su imagen de rebelde e idealista que ha encandilado a sus votantes.
Consecuencias regionales
La estrepitosa derrota del FMLN de Sánchez Cerén tendrá también consecuencias regionales. El líder bolivariano en Venezuela, Nicolás Maduro, pierde uno de los escasos apoyos latinoamericanos que le quedaban. Cerén fue uno de los cuatro mandatarios (junto al cubano Miguel Díaz-Canel, el nicaragüense Daniel Ortega y el boliviano Evo Morales) que acudieron a la proclamación de Maduro en Caracas en enero. En cuanto a Centroamérica, Bukele ha comparado a Ortega con el dictador Anastasio Somoza.
Entre sus propuestas destacan un ambicioso plan de infraestructuras que incluyen un puerto, un tren y un aeropuerto, pero no ha detallado cómo las financiará. Una tarea complicada dado el enorme déficit público salvadoreño. En el aspecto político, el nuevo presidente tampoco lo tendrá fácil y la parálisis amenaza su llegada al poder. Bukele deberá hacer política en una Asamblea dominada por los dos partidos hegemónicos en El Salvador —Arena y el FMLN— y en la que su nueva formación —GANA— apenas cuenta. El nuevo presidente tiene dos años para intentar trasladar su mediático arrastre a las elecciones parlamentarias, que se celebrarán en 2021. Mientras tanto, tendrá que vivir de los réditos que deja la esperanza recogida la noche del domingo.
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