Rusia boicoteará el foro de Davos si veta a sus empresarios

Tres oligarcas rusos, sancionados por EEUU, han sido supuestamente 'desinvitados'

El primer ministro ruso, Dmitry Medvedev, en Palermo, este martes.A. Astafyev (AP)

El papel de Rusia en el Foro Económico Mundial lleva varios años en declive por las sanciones occidentales impuestas tras la anexión de Crimea en 2014. Pero su presencia puede llegar a ser totalmente inexistente en la próxima edición. El primer ministro ruso, Dmitry Medvedev, ha afirmado este martes que Moscú boicoteará el evento, que se celebra cada enero en la estación de esquí suiza de Davos, si el Foro no levanta las restricciones de asistencia a varios empresarios rusos. Las palabras de Medvedev suponen la confirmación de las in...

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El papel de Rusia en el Foro Económico Mundial lleva varios años en declive por las sanciones occidentales impuestas tras la anexión de Crimea en 2014. Pero su presencia puede llegar a ser totalmente inexistente en la próxima edición. El primer ministro ruso, Dmitry Medvedev, ha afirmado este martes que Moscú boicoteará el evento, que se celebra cada enero en la estación de esquí suiza de Davos, si el Foro no levanta las restricciones de asistencia a varios empresarios rusos. Las palabras de Medvedev suponen la confirmación de las informaciones que señalaban que al menos tres destacados empresarios rusos, sancionados por EE UU, habían sido desinvitados.

“Si estas decisiones tomadas con respecto al empresariado ruso no son modificadas, entonces no enviaremos al Foro de Davos ni a funcionarios ni a representantes de empresas con participación estatal, así que no irá nadie”, ha declarado el primer ministro ruso en Palermo, donde está participando en la conferencia internacional sobre Libia, según recoge la agencia rusa Interfax. “La decisión es muy extraña, por no decir más”, recalcó Medvédev, que insistió en que la organización del Foro no es estatal.

Los oligarcas rusos que ya no son bienvenidos en Davos, supuestamente por las presiones de EE UU —según reveló el diario Financial Times hace unos días— son el presidente del banco VTB, Andréi Kostin, el magnate del aluminio Oleg Deripaska y el multimillonario industrial Víktor Vekselberg (propietario del grupo Renova). Los tres, que fueron incluidos el pasado abril en la lista negra de sancionados por Washington —que congela sus activos en ese país y les prohíbe hacer negocios con estadounidenses—, han sido tradicionales participantes del Foro. Ninguno ha querido hacer comentarios sobre el asunto.

Los empresarios vetados forman parte a su vez del grupo de los grandes financiadores del Foro, que está previsto que se celebre del 22 al 25 de enero de 2019. Así, lo ocurrido se percibe como una muestra de la creciente cautela de las organizaciones en torno a los empresarios rusos señalados por EE UU. La organización del evento de alto nivel, al que cada año acuden más de 3.000 personas de 110 países de distintas esferas del mundo empresarial y la sociedad civil para analizar el futuro de la economía y del planeta y que en su edición de este año contó con la presencia estelar del presidente estadounidense, Donald Trump, no ha comentado las informaciones sobre el veto. Tampoco ha reaccionado a la advertencia de Medvédev.

Estados Unidos y la UE impusieron en 2014 sanciones a Rusia, después de que se anexionase la península de Crimea. Y estas restricciones, dirigidas a aislar a funcionarios y empresarios considerados cercanos al presidente ruso, Vladímir Putin, se han ido extendiendo tras las campañas de desinformación e injerencia contra procesos electorales en el extranjero y después del envenenamiento del ex espía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia en mayo pasado en Reino Unido.

Todo ello ha ido convirtiendo a Rusia en un socio incómodo del Foro. Su papel en Davos se ha ido recortando y solo aquellos que pagaban una jugosa cuota por garantizarse un buen hueco en la cumbre y tener trato preferente por parte de la organización mantenían una presencia destacada en los paneles de discusión. Entre ellos estaba Kostin. Al parecer hasta el año que viene. Davos tampoco verá las fiestas del magnate Derikpasa, copropietario de Rusal, que con su suministro de vodka, caviar y danzas de cosacos, se habían convertido en famosas en la estación de esquí.

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Ha pasado mucho tiempo desde que Rusia ha estado representada al más alto nivel de Gobierno en el Foro. Putin no acude desde 2011. Y el primer ministro desde 2013. Sin embargo, pese a las sanciones occidentales, una delegación rusa encabezada por uno de los viceprimeros ministros y que incluía varios ministros, así como los directores de los bancos y compañías estatales, viajaban a Davos. El año pasado, con su presencia en los paneles públicos bastante jibarizada, Moscú apostó por celebrar eventos a puerta cerrada y, en lo que llamó la Casa Rusia, organizó mesas redondas y debates que buscaban impregnar la situación de una cierta normalidad diplomática.

Si las cosas no cambian, el año que viene no habrá Casa Rusia. Algo que no parece, no obstante, preocupar mucho al Kremlin. Hace unos días, su portavoz de Dmitri Peskov, aseguró que el foro tira piedras contra su propio tejado vetando a los empresarios rusos. E incidió en que ninguno se había convertido en lo que es hoy gracias a Davos. El Gobierno afirma, además, que en Rusia hay otros eventos y foros Internacionales --como el de San Petersburgo-- que pueden competir claramente con Davos.

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