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Entrevista | José Adán Aguerri

“Los empresarios nos equivocamos con Daniel Ortega”

El líder del Consejo Superior de la Empresa Privada confirma la ruptura de la patronal con el presidente nicaragüense. “Necesitamos una salida adelantada del Gobierno lo más pronto posible”, dice

Carlos S. Maldonado
José Adán Aguerri en la sede del COSEP, en Managua.
José Adán Aguerri en la sede del COSEP, en Managua.Carlos Herrera

José Adán Aguerri, presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) —la principal cámara empresarial de Nicaragua— afirma que el presidente Daniel Ortega debe dejar “lo más pronto posible” el Gobierno. Es una afirmación que evidencia la ruptura en la “relación de consenso” que durante más de una década mantuvieron los grandes empresarios del país con Ortega, en la que las grandes negociaciones sobre temas económicos se hacían entre esos dos bandos, sin interlocutores. Ortega permitió que ellos hicieran negocios, garantizando una estabilidad sostenida con mano de hierro, mientras el mandatario se hacía con todo el poder en este país centroamericano.

Ese modelo se agotó, dicen los empresarios, a partir del 18 de abril, cuando Ortega desató una brutal represión contra los manifestantes que se oponían a una reforma a la Seguridad Social. Aguerri critica la respuesta oficial a las manifestaciones que exigen el fin del régimen, que ha dejado más de cien muertos y centenares de heridos. Él llama a la crisis un “tsunami” de graves consecuencias sociales y económicas, que ha golpeado con dureza a esta frágil economía. Las pérdidas superan los 600 millones de dólares, hay empresas que han echado el cierre y el turismo está en crisis. Se calcula que el año podría cerrar con cien mil desempleados.

Es por eso, dice el presidente de la patronal, que los empresarios apoyan el Diálogo Nacional promovido por la Conferencia Episcopal de Nicaragua y que intenta encontrar una salida a la crisis. El mismo Aguerri participa en ese diálogo como representante de los empresarios y apoya la propuesta de adelantar elecciones. Aguerri recibió a EL PAÍS en la sede del COSEP, en Managua, y en esta entrevista hace un mea culpa y admite que la empresa privada se equivocó en su relación con Daniel Ortega. “Si hubiera sabido que el resultado de todo este proceso iba a ser lo que sucedió a partir del día 18 de abril, no hubiera en ningún momento en esa ruta de trabajo. Jamás”, asegura.

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Pregunta. ¿Están los empresarios de acuerdo con que el presidente Ortega deje el poder?

Respuesta. Publicamos una carta que hicimos llegar al presidente, en la que en un contexto histórico para lo que significa la representatividad del sector privado la firmamos todos los presidentes de las organizaciones gremiales que integran el COSEP, todos los consejeros que representan a los más importantes empresarios, un centro del pensamiento del sector privado y también la principal cámara binacional que tiene el país, que es la Cámara Americana. Este pronunciamiento fue claro en plantear la posición de todo el sector privado al rededor de que Nicaragua necesita una salida adelantada del Gobierno lo más pronto posible

P. ¿Cómo debe ser esa salida?

R. Lo que estamos planteando es que se encuentre una ruta que nos permita tener a lo inmediato elecciones, lo más temprano posible, en el año 2019. Lo importante es que no haya más derramamiento de sangre y que no siga creciendo este tsunami que ya nos afectó y que va a tener un impacto social y económico muy grande el año que viene.

P. Plantean elecciones en 2019, ¿puede la economía de este país, con esta situación, aguantar otros seis meses de violencia?

R. No. Por eso es importante encontrar una solución en el marco del esfuerzo que está haciendo la Conferencia Episcopal.

P. El presidente Ortega ya dijo que no va dejar la presidencia. ¿Qué opciones tiene el país para salir de esta crisis?

R. Yo acompaño la posición de monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, quien decía que si eso que dijo el presidente significaba efectivamente que él no iba a dejar el poder, que fuera claro. Pero si lo que quería decir es que se tenía que buscar una salida en la que todos los nicaragüenses pudiéramos quedarnos en el país ese es otro escenario. Monseñor fue claro en pedirle al presidente que defina bien qué es lo que quiso decir.

P. Ustedes mantuvieron una “relación de consenso” con el Gobierno de Ortega, en la que las grandes decisiones se tomaban a dos bandos. ¿Por qué cambió es relación del sector privado con Ortega?

R. A partir del 19 de abril, que fue cuando murieron los primeros héroes y mártires de este esfuerzo, hemos visto cómo cambió el país. No es lo mismo negociar en condiciones autocráticas, a negociar en una situación en la que hay asesinatos, represión, destrucción. Hemos sido claros en señalar de que somos responsables de lo bueno y de lo malo que se había dado en el país dentro del esquema que habíamos trabajado hasta esa fecha. Pero una vez que comenzó a suceder este escenario de violencia, inmediatamente la decisión nuestra fue suspender todas las reuniones con el Gobierno a partir del 19 de abril y hemos ido aumentando los niveles de acción para poder enfrentar lo que estamos viviendo.

P. Se señala a los empresarios de anteponer los negocios a la democracia y la institucionalidad. ¿Cree que fue una apuesta certera?

R. El sector privado ha sido responsable de la estabilidad que este país tuvo. Ha sido responsable del crecimiento que este país tuvo. El sector privado ha sido responsable de darle la principal respuesta a la población de este país, que es el empleo, mejorar su calidad de vida. Somos responsables, también, de que ese crecimiento que hubo no fue acompañado de un fortalecimiento en la parte institucional. Nosotros no somos un partido político, sino una institución que tenía que velar porque todos los días entraran los contenedores por tierra, por aire o por mar. O que todos los días las empresas tuvieran permiso para poder operar. O acompañar a las empresas que estaban siendo multadas o presionadas por el Gobierno.

P. Son once años de tensión acumulada en Nicaragua. Había descontento de la gente por el desempleo, por la violencia del Estado, por el deterioro de las libertades. ¿Previeron que esa tensión podría explotar y desencadenar la situación que vemos ahora?

R. Si alguien te dice en Nicaragua que iba a pasar lo que sucedió a partir del día 18 de abril, es un mentiroso. Si alguien cree que esto estaba escrito es un mentiroso. Lo que nunca dejamos de hacer era buscar una respuesta a las necesidades de la gente dentro de la realidad de lo que significa tener enfrente a un Gobierno que tenía el poder absoluto, el control de todos los poderes del Estado.

P. Viendo lo que ha pasado y la situación en la que está sumida el país, ¿diría usted que se equivocaron con Ortega?

R. Obviamente. Si yo hubiera sabido que el resultado de todo este proceso iba a ser lo que sucedió a partir del día 18 de abril, te respondo que obviamente. No hubiera en ningún momento ido en esa ruta de trabajo si hubiéramos sabido que ese iba a ser el desenlace final. Jamás.

P. ¿Qué opina de la respuesta violenta del presidente a las manifestaciones?

R. Una represión bárbara. Es una situación que realmente va más allá de lo que hubiéramos querido. Desafortunadamente estas situaciones están en el ADN histórico del país. Pero aunque estemos trágica, ojaláque de esto salga una oportunidad para que de una vez por todas cambiemos ese ADN histórico y que de esto resulte un nuevo esquema para el futuro del país. Hay que reconocer que el sector privado gremial no supo acercarse en su momento a todos los sectores y hoy lo estamos haciendo producto de esta situación. Esa es una lección muy valiosa.

P. Una de las principales exigencias de la gente en las manifestaciones es que las empresas convoquen a un paro nacional, ¿han analizado esa opción?

R. Es una medida que está ahí, pero hay que tener el sumo cuidado de dejar que siga el proceso que en este momento está en marcha, que todavía la Conferencia Episcopal está liderando. Esperamos que se retome el diálogo, cuando los obispos así lo determinen, con garantes internacionales. Una vez que pase este proceso, y si vemos que no funciona, el paro nacional es una de esas medidas que se tendrán en cuenta. Lo que se debe entender es que el paro por sí solo no es una llave mágica que va a detener la represión ni va a hacer que el Gobierno, en el momento en que se diga que hay paro, se va a subir en un avión. No puedes crear expectativas que no son reales.

P. ¿Hay posibilidad de un nuevo arreglo del sector privado con el Gobierno a cambio de estabilidad?

R. No. Con este Gobierno hemos sido claros, que en nuestro caso, no va haber esa posibilidad.

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Sobre la firma

Carlos S. Maldonado
Redactor de la edición América del diario EL PAÍS. Durante once años se encargó de la cobertura de Nicaragua, desde Managua. Ahora, en la redacción de Ciudad de México, cubre la actualidad de Centroamérica y temas de educación y medio ambiente.

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