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Macri y Piñera relanzan en Buenos Aires las relaciones entre Argentina y Chile

Ambos mandatarios proclaman el inicio de una integración “histórica”

Los presidentes Sebastián PIñera y Mauricio Macri durante la rueda de prensa en la Casa Rosada, en Buenos Aires.
Los presidentes Sebastián PIñera y Mauricio Macri durante la rueda de prensa en la Casa Rosada, en Buenos Aires.AFP
Federico Rivas Molina
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Mauricio Macri y Sebastián Piñera son amigos. Se conocen de cuando ambos eran dirigentes de fútbol, el primero en Boca Juniors y el segundo en Colo-Colo. Ambos se acompañaron luego en sus carreras políticas. Piñera llegó por primera vez a la presidencia de Chile en 2010, cuando Macri era jefe de Gobierno de Buenos Aires. Antes de asumir, visitó la capital de Argentina y Macri lo presentó como el precursor del giro liberal de América Latina, por ese entonces dominado por gobiernos de izquierda. Piñera no coincidió con el fin de esa era, como imaginaba Macri, pero sí con su ocaso. En esta nueva presidencia, el chileno puede decir, al fin, que la región está a su favor. Y lo ha dejado claro junto a Macri en Buenos Aires.

El presidente chileno decidió visitar a su par argentino en su primera gira internacional. Fue un gesto de amistad y también el relanzamiento de las relaciones bilaterales, muy malas durante el kirchnerismo y en proceso de reconstrucción durante los años en que Macri coincidió con Michelle Bachelet. “Espero que esto sea el principio de algo verdaderamente histórico en la integración", dijo Piñera desde la Casa Rosada.

Macri y Piñera coinciden en su manera de ver el progreso económico de un país. Los exitosos son aquellos que abren sus economías al mundo e impulsan el comercio. En ese mundo, Argentina y Chile tienen mucho para compartir. Los dos presidentes anunciaron en Buenos Aires que en dos semanas enviarán para su aprobación en sus respectivos Parlamentos el acuerdo comercial que firmaron en noviembre del año pasado. Entonces, lo presentaron como el más ambicioso jamás acordado entre ambos, un verdadero “paso a la modernidad”, como lo definió el canciller argentino, Jorge Faurie.

El acuerdo eliminó sobre todo las trabas sanitarias y burocráticas que hasta ahora limitaban el comercio bilateral. Abrió también la puerta, por primera vez, a que empresas de ambos países participen en las licitaciones de obra pública de su vecino. Se trató, en el fondo, de una puerta hacia algo que interesa a ambos: Argentina hacia un acercamiento mayor a la Alianza del Pacífico, que Chile comparte con Colombia, México y Perú; Chile, hacia el Mercosur, el bloque que Argentina integra con Brasil, Paraguay y Uruguay.

Piñera y Macri brindan durante un almuerzo en Casa Rosada.
Piñera y Macri brindan durante un almuerzo en Casa Rosada.AFP

La buena sintonía entre Macri y Piñera será fundamental para avanzar en la integración interbloques, algo que ambos consideran fundamental para el desarrollo de sus economías. Un punto fundamental fue, esta vez, los acuerdos energéticos. La relación bilateral en ese punto siempre fue conflictiva. Chile tuvo una época en la que dependía del gas que le compraba a Argentina. Para facilitar las transacciones del combustible, ambos países construyeron un gasoducto a través de la cordillera de los Andes. Pero cuando la crisis energética asoló Argentina, las ventas se cortaron. Chile apostó entonces a las energías renovables y ahora ya no necesita de su vecino. El gasoducto, en tanto, sirve para transportar el gas que Argentina compra en Asia y llega por agua hasta las costas chilenas del Pacífico. “Hemos dado vuelta la llave y el gas va en sentido contrario”, contaba risueño un senador chileno en la Casa Rosada. Más allá de la broma, el tema energético ocupó buena parte del viaje de Piñera a Buenos Aires. “Necesitamos un modelo más seguro. Que un país sirva de respaldo del otro”, dijo Piñera.

Los acuerdos incluyeron también temas de integración física- como el paso andino de Agua Negra-, de lucha contra el narcotráfico y el ciberdelito y de defensa del medio ambiente, con proyectos de reservas naturales binacionales. Piñera viajó además con 20 empresarios que exploraron posibles inversiones, sobre todo en energías no renovables, la gran apuesta de Macri. El chileno definió esta nueva etapa de entendimiento como una segunda transición, que sigue a la primera de los 80 y 90, cuando ambos países pasaron de dictaduras a democracias.

Hay confianza, mucha, entre ambos presidentes, por la amistad que se profesan. “La buena sintonía entre presidentes sin duda facilita los acuerdos”, dijo el senador democristiano Jorge Pizarro, integrante de la comitiva que viajó a Buenos Aires. Habrá que esperar que las intenciones se transformen en hechos.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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