Costa Rica, el país donde llevan flores al tribunal electoral
La población agradece al órgano electoral su papel durante los últimos comicios
Al terminar una inédita transmisión en directo del escrutinio de una mesa de las elecciones presidenciales del domingo, a las autoridades del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) avisaron que fuera de su edificio había algo igualmente inédito en Costa Rica.
Un grupo de ciudadanos había llevado flores con mensajes de apoyo y agradecimiento a la institución por su trabajo en el desenlace de la campaña electoral que ganó el oficialista Carlos Alvarado con un porcentaje de participación (66,5%) superior al más optimista de los pronósticos para esta 2ª ronda.
“Al TSE lo defiendo yo”, “viva la democracia en Costa Rica y sus instituciones” y otros mensajes escritos a mano en hojas sueltas dejaron decenas de ciudadanos este miércoles, tres días después de que el organismo tardó solo dos horas en dar un resultado irreversible, con el 90% de más de 6.000 mesas, y zanjó así la campaña incierta en esta democracia centroamericana.
Las ofrendas anónimas llegaron mientras dentro del TSE constataban como un pequeño error humano lo que había pasado con 50 boletas aparecidas el lunes en la escuela de un pueblo 35 kilómetros al oeste de San José. Los magistrados contradecían así las sospechas de amaño de algunos seguidores del candidato perdedor, Fabricio Alvarado, representante del partido de base evangélica Restauración Nacional (PRN).
Sin poder detener la circulación en redes sociales de mensajes sobre presunto “fraude”, el TSE sí ha comprobado ante los medios de comunicación la legitimidad del resultado contundente a favor de Carlos Alvarado. La ventaja del Partido Acción Ciudadana (PAC) sobre el partido Restauración Nacional (PRN) fue de 21 puntos o 454.576 votos, un dato sorpresivo para ambos bandos, para el propio TSE (que preveía para un conteo crítico con resultado apretado) y para la población, pues la encuesta de la Universidad de Costa Rica (UCR) 10 días antes daba un “empate técnico” y otras mediciones privadas ponían arriba al PRN.
“Quizás los cuestionamientos han venido de personas a quienes habían dicho que Dios había escogido a su candidato y que veían las encuestas. De repente, vieron que su candidato perdió de forma irrebatible y eso crea una disonancia que los obliga a buscar explicaciones, muchas veces desde el conocimiento sobre la organización electoral”, comenta a EL PAÍS Gustavo Román, portavoz del TSE, la institución pública no académica mejor valorada por la población, según las últimas encuestas de la UCR.
En el mundo, ocupa el 5º lugar en credibilidad y eficacia, solo superado por cuatro entidades nórdicas, según el último Índice de Integridad Electoral (EPI), de la investigadora de la Universidad de Harvard y Sidney Pippa Norris. El TSE, creado en la constitución de 1949 con “rango e independencia de los tres poderes de la República, recibe la veneración popular; la imagen de las flores asemejaba un altar espontáneo.
Fabricio Alvarado, quien en el cierre de la campaña había cuestionado la imparcialidad del TSE, ha hecho públicas palabras de reconocimiento al resultado. “Me siento confiado de la solidez institucional del TSE”, ha publicado en su perfil de Faceboook.
Va en la misma línea de miles de usuarios de redes sociales que se han volcado como nunca a alabar a la institución después del domingo, a pesar numerosos reclamos desde ambos bandos durante la campaña porque el Tribunal permitió acciones de iglesias, encuestadoras, medios de comunicación o de Gobierno que supuestamente beneficiaban al candidato rival.
“Sale más fortalecido”, dicen a EL PAÍS desde distintos ángulos y por separado los politólogos Constantino Urcuyo y Saúl Buzeta. El primero apunta a una “eficiencia asombrosa con una maquinaria de primer mundo” y el segundo a una respuesta certera en medio de la incertidumbre que primó en la campaña.
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