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Piñera apunta a la clase media para proyectar a la derecha en Chile

Su segundo gobierno, que arranca el domingo, se enfocará en las grandes mayorías salidas de la pobreza

Rocío Montes
El presidente electo de Chile, Sebastián Piñera.
El presidente electo de Chile, Sebastián Piñera.ELVIS GONZÁLEZ (EFE)
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Este domingo en el Congreso chileno se repetirá la misma escena que hace ocho años: la presidenta socialista Michelle Bachelet le entregará el poder al líder de la derecha, Sebastián Piñera. A diferencia de 2010, sin embargo, el mandatario llega a La Moneda no solo con mayor experiencia, con la certeza de que la política importa tanto como la gestión técnica y con la necesidad de unidad y de consensos. Su segundo mandato de cuatro años, que Piñera pretende proyectar en manos de su sector al menos a ocho, estará marcado por un plan estratégico ambicioso: plantar cara a la izquierda en lo que esta ha considerado su territorio exclusivo, la preocupación particular por los sectores vulnerables.

"La sociedad chilena se transformó radicalmente en su paso de la pobreza a la clase media. Si en 1990 la clase media representaba un 20%, actualmente llega a un 65%. La pobreza se redujo a la cuarta parte. Es un cambio estructural", explica Gonzalo Blumel, coordinador del programa de Gobierno y futuro ministro de la Secretaría General de la Presidencia, encargado de la coordinación con el Parlamento. Para el ingeniero, una de las promesas de la nueva derecha que pretende fundar Piñera, la prioridad seguirá siendo la pobreza, que en Chile afecta, según como se mida, de dos a cuatro millones de personas. Pero se comienza a reinterpretar y ampliar lo que se concibe como vulnerabilidad. "Una sociedad que transita de la pobreza a la clase media tiene conciencia de su mejor calidad de vida, un sentimiento meritocrático y grandes aspiraciones de movilidad social, pero al mismo tiempo enfrenta grandes temores".

La inmensa parte de los chilenos vive con incertidumbre de perder ese bienestar alcanzado desde la llegada de la democracia en 1990. El Gobierno que debuta el fin de semana identifica al menos cinco momentos en que estas grandes mayorías de chilenos se sienten desprotegidos: enfermedades graves, desempleo, vejez, el acceso de los hijos a la educación superior y delitos de gravedad. En torno a estos asuntos hará debutar un instrumento para aplicar la política social: la Red Clase Media Protegida, que será coordinada por el ministerio estrella de esta nueva Administración, el de Desarrollo Social.

Desde que ganó las elecciones de diciembre con el 54%, en buena parte gracias a esas mayorías que cambian de preferencias políticas de elección en elección, Piñera ha dado señales contundentes sobre esta cartera. Su líder será el exministro de Relaciones Exteriores de su primer Gobierno, Alfredo Moreno, que hasta hace poco presidía uno de los principales gremios de los empresarios. Llegará a reemplazar al militante comunista que ocupaba ese ministerio en el mandato de Bachelet y por decisión de Piñera por primera vez será parte del comité político de La Moneda, el pequeño círculo en que el presidente toma sus principales decisiones.

Esta cartera pasará a llamarse ministerio de la Familia y de Desarrollo Social, porque se entiende que la familia es el sujeto y objeto de la política social. Inspirados en el manifiesto conservador de David Cameron de 2015, pretende acompañar a los chilenos a lo largo de su ciclo vital: se hace cargo desde los niños a los adultos mayores. "Este Gobierno no solo buscará retomar el crecimiento económico —Chile ha tenido cuatro años malos en materia económica, como no sucedía hace mucho tiempo—, sino enfocarse en los grupos a los que no les basta con el crecimiento y requieren colaboración, como la clase media que está cerca de la vulnerabilidad y, ante cualquier incidente, retrocede", señala Moreno.

Para Blumel, "el gran error del Gobierno de Bachelet fue despreciar a la clase media y por esa razón le dieron vuelta la espalda en las elecciones". Moreno concuerda y dice que su sector político "indudablemente" pudo hacer una mejor lectura de este nuevo Chile.

Una de las prioridades, anticipa Moreno, será la infancia. En un país que tiene una deuda histórica con los menores bajo la protección del Estado, con escándalos de muertes y violaciones a los derechos humanos en las residencias, en esta Administración debutará la Subsecretaría de la Niñez, que quedará a cargo del ministerio. "Podemos hacer un acuerdo nacional en esta materia porque la subsecretaría fue impulsada por la presidenta y está en el centro de la centroderecha y del presidente Piñera: los niños primero. La igualdad de oportunidades comienza por los niños", señala en sintonía con la búsqueda de consensos que buscará propiciar el nuevo jefe de Estado.

La clase política sospecha que Piñera ve a Moreno como un posible sucesor para 2022. De lo que no existen mayores dudas, en cualquier caso, es que existe un plan estratégico y que de la gestión del Ministerio de la Familia y Desarrollo Social depende en buena medida la continuidad de la derecha en el poder. "Si la gente aprecia que este Gobierno tiene una preocupación por un crecimiento inclusivo —con énfasis en las personas y en sus oportunidades— eso se traduciría en que la gente concluya: esto es lo que necesitamos y este camino deben seguir los distintos grupos políticos", señala Moreno.

Los chilenos buscan protección

Luego de un primer gobierno de Piñera enfocado en la reconstrucción tras el terremoto de 2010, seguido de un segundo mandato de Bachelet que apostó por los cambios refundacionales y la búsqueda de un nuevo pacto social, Piñera ahora aspira a interpretar correctamente los anhelos y temores de esos sectores medios emergentes que tanto le ha costado entender a la clase política.
Para el rector de la Universidad Adolfo Ibáñez, Harald Beyer, Bachelet en su primer Gobierno (2006-2010) intuyó correctamente que la demanda de los grupos emergentes era por protección social. “Pero en su segundo mandato, que en gran medida se debe al capital ganado en el primero, se cambió de agenda. Pero por diversas razones, su segunda Administración fue fuente de incertidumbres para la población. Los chilenos no vieron que se les entregase protección frente a las adversidades, salvo quizás en educación superior, pero con un impacto muy limitado en los sectores medios (la cobertura en gratuidad no llega al 30% de la matrícula”, señala quien fuera ministro de Educación de Piñera.
Para Beyer, en este segundo período “Piñera parece haber entendido mejor esa demanda latente por protección y quiere abordarla más decididamente”. “Si esta idea preliminar se puede materializar en una agenda efectiva, seguramente su Gobierno salga bien parado en esta oportunidad”.

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Sobre la firma

Rocío Montes
Es jefa de información de EL PAÍS en Chile. Empezó a trabajar en 2011 como corresponsal en Santiago. Especializada en información política, es coautora del libro 'La historia oculta de la década socialista', sobre los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. La Academia Chilena de la Lengua la ha premiado por su buen uso del castellano.

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