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El centro izquierda chileno confía ahora en una victoria en segunda vuelta

El éxito del izquierdista Frente Amplio revoluciona la política del país austral

Alejandro Guillier, candidato chileno de centro izquierda.
Alejandro Guillier, candidato chileno de centro izquierda. AP

La ordenada política chilena quedó patas arriba después de un sorprendente resultado electoral. El país austral va camino de una ajustada segunda vuelta el 17 de diciembre después de que, contra todo pronóstico, Sebastián Piñera lograra una victoria escasa, con un 36% de los votos. Los análisis del día siguiente apuntan que Alejandro Guillier, de centro izquierda, que logró un 22%, podría unir todos los votos anti Piñera y ganarle, algo que parecía imposible hasta el domingo. La gran sorpresa la dio el Frente Amplio, cercano a Podemos, que logró un inesperado 20% y se convierte en actor clave de la política.

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Solo una de las previsiones se cumplió en la noche electoral chilena: Sebastián Piñera, el multimillonario expresidente de centro derecha, y Alejandro Guillier, el periodista que se hizo con la candidatura del centro izquierda sin militar en ningún partido, serán los rivales en la segunda vuelta. Pero todo lo demás fue una enorme sorpresa que dejó descolocados a los analistas y a la prensa y especialmente en ridículo a las encuestadoras, que fallaron estrepitosamente, tanto que algunos les acusaban de hacerlo intencionadamente para beneficiar las opciones de Piñera.

La mayor sorpresa la dio el Frente Amplio, un grupo de izquierda liderado por algunos protagonistas de la revolución estudiantil de 2011. Son tan jóvenes que no podían ser candidatos a la presidencia, porque no tienen los 35 años necesarios, y eligieron para ese puesto a Beatriz Sánchez, una conocida periodista, que ha logrado un resultado espectacular. Las encuestas les daban un 8% y sacaron un 20%. Ahora sus votos son los más deseados porque deberían ir a Guillier para impedir la victoria de Piñera. Pero ellos se dejan querer y marcan ya la política chilena.

"Fue muy sorpresivo, yo pensé que esto iba a pasar en cuatro años más, ya tenemos acá un proyecto político nuevo, como el de Podemos. Les va a costar llegar a un acuerdo con Guillier, porque ellos son diferentes, son una nueva fuerza", explica Gloria de la Fuente, directora de la Fundación Chile 21. Ella cree que ahora es Guillier el que tiene más opciones para la segunda vuelta, aunque para eso tendrá que trenzar un complejo acuerdo con el Frente Amplio y plantear reformas claras que puedan gustar a su electorado. Precisamente esa es una de las sorpresas más grandes. Se suponía que ganaría Piñera con claridad porque los chilenos de centro no estaban contentos con las reformas progresistas de Michelle Bachelet, pero el voto del Frente Amplio lanza el mensaje contrario. "En Chile 21 hemos desarrollado estudios de opinión que nos indican que las personas valoran el contenido de las reformas y lo que hay, más bien, es una visión crítica de su gestión política por parte de los partidos de la coalición", remata De La Fuente, que cree que este resultado prueba que Chile, con una abstención enorme –superior al 53%- sigue siendo de centro izquierda.

El centro derecha de Piñera y la ultraderecha del pinochetista ultraconservador José Antonio Kast, con nueve hijos, la otra gran sorpresa de las elecciones, solo suman el 44%. Aún así, Piñera puede buscar votos en la Democracia Cristiana, que en Chile se coloca en el centro izquierda, y confiar en que muchos votantes del Frente Amplio no apoyen a Guillier. De momento ya se está formando un gran frente anti Piñera en el que Guillier no para de recibir apoyos, incluido el del expresidente Ricardo Lagos, su gran rival interno. El debate televisivo entre los candidatos será clave en una recta final ajustada.

"Ahora hay una posibilidad para Guillier, pero creo que es muy difícil, porque él no es un buen candidato, ha tenido el peor resultado de la historia de la Concertación. Además una parte del Frente Amplio, como pasa en Podemos, piensa que hay que hay que destruir a la Nueva Mayoría. Piñera también lo tiene difícil para arañar votos, va a ser muy reñido, pero creo que lo tiene más difícil Guillier", sentencia el analista Ascanio Cavallo, tan sorprendido como todos por el resultado y en especial por el éxito de Kast, que perjudicó a Piñera. "Representa con mucha nitidez una posición de ultraderecha. No hay nada parecido en Latinoamérica. Es el remanente del pinochetismo", explica.

El sociólogo Eugenio Tironi cree que detrás de las elecciones no hay que ver tanto un mensaje de izquierda o derecha, como de llamada a la renovación política. "Nadie imaginó un voto tan elevado del Frente Amplio, hay un deseo de renovación, de cambio de rostro, de regeneración. Eso es lo que refleja el Frente Amplio, son caras nuevas, con retorica más osada, menos instrumental. La gente quiere renovación de las élites, por eso también a Kast le fue bien. Finalmente el deseo de renovación es más importante que el deseo de crecimiento económico. A Piñera, como expresidente, le ocurrió como a Lagos meses atrás. Por eso el que tiene más posibilidades de sumar votos ahora es Guillier, que de alguna manera es nuevo. Para Piñera resulta mucho más difícil", explica.

"Fue un plebiscito respecto de la gestión de Bachelet. Pero hubo equivocada: cuando las encuestas mostraban un rechazo a las reformas de Bachelet -de un 70%- iban por los dos lados", asegura el analista Francisco Covarrubias, más cercano a Piñera. "Hubo gente que consideraba que las reformas eran muy osadas y profundas, que fue la que votó por Piñera y su coalición, que tuvo una buena votación. Pero también hubo otra gente que se oponía a las reformas de Bachelet porque las consideraba tímidas y que hay que ir más rápido, que fue la que votó por el Frente Amplio. Si en esta elección no hubiéramos tenido presidencial, tendríamos que a la derecha le fue muy bien. Los resultados del Congreso fueron muy buenos para este sector. Pero en el caso de la presidencial se juntaron las altas expectativas alimentadas por las encuestas. Entonces, el baño de realidad hace que las caras estén largas y que hoy haya preocupación", resume. Todo parece abierto para una segunda vuelta imprevisible donde la participación, una de las más bajas del mundo, será de nuevo clave.

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