“López Obrador representa la nostalgia por el viejo PRI”
El antropólogo considera al líder de Morena el último en subirse a una ola populista que recorre el continente encabezada por Trump. Percibe un México decepcionado que busca un pasado no siempre mejor
Investigador, guionista de Paul Leduc, exmiembro del Partido Comunista y antropólogo de éxito, si es posible combinar en una frase ambos términos. A sus 75 años —cumplidos este martes—, el académico Roger Bartra (Ciudad de México, 1942) sigue siendo un agudo observador de la realidad mexicana que disecciona en sus libros y columnas.
Tres décadas después de la publicación de su libro La jaula de la melancolía (1987), donde describía un México envuelto en el nacionalismo revolucionario que espera a que se abra la puerta de la jaula, Bartra percibe muchas similitudes con el momento actual. Según él, Donald Trump, Enrique Peña Nieto, la violencia y el populismo de Andrés Manuel López Obrador pintan un México decepcionado.
Formado en París, Bartra vivió en EE UU y desde 1971 es investigador emérito de la Universidad Autónoma de México (UNAM). Hijo de exiliados catalanes, añade ahora el conflicto en la tierra de sus padres a sus preocupaciones.
Bellas Artes prepara un homenaje el 21 de noviembre a una carrera dedicada a la investigación sobre el México actual.
Pregunta. En la reciente presentación de la revista El Machete criticó que la izquierda se haya perdido en sus pequeñas miserias.
Respuesta. En los últimos años, la izquierda ha tenido una deriva desagradable. Tras la disolución del Partido Comunista, que era la fuerza más importante de la izquierda —aunque marginal—, comenzó un proceso que terminó fundando el PRD [Partido de la Revolución Democrática]. Pero la historia del PRD ha sido de enfrentamiento entre muchas tribus, principalmente entre la populista-cardenista y la socialdemocracia. Eso evolucionó hacia la ruptura y la fundación de Morena [de López Obrador] por el sector populista.
Según las encuestas la mayoría de mexicanos son de dererchas
P. ¿López Obrador es heredero de esa izquierda?
R. López Obrador ha dejado de ser de izquierdas, y más ahora que ha comenzado un viraje hacia posiciones cercanas al viejo PRI [Partido Revolucionario Institucional]. Es el PRI previo a [Miguel] de la Madrid, a [Carlos] Salinas… En cierto sentido es el peor PRI. Un partido autoritario y represivo que representa el antiguo régimen en su máxima expresión.
P. ¿Y la derecha?
R. La derecha mexicana del PAN [Partido de Acción Nacional] siempre ha estado dividida entre una tradicional, católica e hispanizante que coqueteó con el franquismo, incluso con el nazismo, y una derecha más democrática, tecnocrática y moderna. La idea de una derecha moderna provoca irritación cuando lo digo, pero hay que reconocer su existencia también dentro del PRI, como el otro gran partido de derechas.
P. ¿Cómo ve al Frente Ciudadano, formado por PAN y PRD? El único pegamento de esa alianza es el odio al PRI. ¿No es poco?
R. Es un logro importante que el PRI no continúe, pero no es suficiente. Hay que celebrar una alianza entre el ala democrática del PAN y la reformista del PRD, lo que ha generado una gran expectativa, pero es necesario construir un programa mínimo de Gobierno que conozcan cuanto antes los mexicanos porque bien gestionado podrían llegar a ganar las elecciones.
P ¿El populismo es un problema en México?
R. En América Latina es un movimiento de salida, en Europa no ha calado y en EEUU se ha impuesto en su versión más derechista. López Obrador es el ultimo exponente de una ola populista en América Latina, pero no creo que tenga posibilidad de ganar.
P. ¿Y las encuestas que ubican a López Obrador a la cabeza?
R. Están hechas sin candidatos. Sólo él se ha definido hasta el momento, pero compite con sondeos e inventos de los periodistas. Hasta que no haya candidatos definidos la contienda real no habrá comenzado.
P. Tras el terremoto se vio una juventud que se movilizó masivamente. Parece que hay una generación a la que se le queda estrecha la camisa.
R. México debe convivir con una contradicción trágica entre el necesario sistema de partido y el bajo nivel de sus políticos. No podemos prescindir de los partidos, porque destruir el sistema sería suicida, pero al mismo tiempo los pilotos de esos partidos deben reciclarse porque son de muy bajo nivel.
P. ¿Cuál es el estado anímico del país?
R. Me cuesta caracterizar a un país por unos pocos. Pero hay una clase media que viaja y que se siente tratada como un paria por Trump. A ello se debe sumar la sospecha de ser narcotraficante. Eso contribuye a que la melancolía se extienda entre la población que añora viejos y mejores tiempos. En esa dirección López Obrador representa la melancolía y la nostalgia por el viejo PRI.
P. ¿Cómo es ideológicamente el mexicano?
R. Las encuestas revelan que la mayor parte de los mexicanos son de derecha y se definen como tales. Y, efectivamente, eso corresponde a la realidad política del país. Los dos principales partidos de derechas, el PAN y el PRI, aglutinan a la mayoría de los votantes. Un sector muy grande de la población mantiene inclinaciones caudillistas empapado de la tradición nacionalista revolucionaria y, aunque ya no vote al PRI, sigue esperando al caudillo y “al señor presidente”. Estos son, sobre todo, los sectores más atrasados y pobres. En México hay una relación muy clara entre las zonas más pobres y el voto al PRI y, en la medida en que la sociedad se urbaniza y moderniza, el PRI pierde votos.
P. ¿Se ha desaprovechado el impulso democratizador tras la victoria de Vicente Fox en 2000?
R. Todas las transiciones a la democracia tarde o temprano desembocan en una evocación melancólica. Ya lo predijo Tocqueville, la democracia es un sistema de representación, pero no tiene respuestas para los problemas de desigualdad, corrupción o pobreza y, por tanto, genera tristeza. En México esto ha ocurrido muy rápidamente porque fue la izquierda la que tradicionalmente luchó por la caída del antiguo régimen. Sin embargo, el cambio vino por la derecha [Fox] y eso provocó frustración entre muchos. Paralelamente, la derecha no consolidó reformas y, además, se enfrentó a la gran corriente populista de López Obrador en 2006, que estuvo a punto de ganar las elecciones, lo que generó más decepción.
No estoy decepcionado con Peña Nieto, no esperaba nada de él
P. ¿Se siente decepcionado por Peña Nieto?
R. No estoy decepcionado porque no esperaba nada. Es un hombre inculto, poco preparado, poco hábil y un mal político que pasará a la historia como corrupto e ineficaz. Peña Nieto contribuirá a que el PRI no gane las próximas elecciones. Los nuevos tecnócratas que llegaron con él ni siquiera tenían colmillo político suficiente.
P: ¿Qué balance hace de su gestión?
R. Lo mejor fue la reforma educativa. Con muchos tropiezos el gobierno avanzó en su implementación a pesar de enfrentarse a uno de los grupos más siniestros de este país que es la CNTE, un sindicato magisterial radical, corrupto y provocador que ha puesto todo muy difícil. Otra reforma positiva fue la energética pero con la caída de los precios del petróleo no se ven sus efectos.
P. ¿Cómo está viviendo el enfrentamiento en Cataluña?
R. Se trata de un enfrentamiento entre dos derechas nacionalistas. Vemos a los catalanes demonizando la Constitución de 1978, algo que para nosotros es un agravio, porque para un latinoamericano como yo el 78 era un modelo a elogiar, y a la vez un Partido Popular que no encuentra la salida ni solución a las demandas nacionalistas. Es un gigante esperpento que se entiende mal fuera.
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