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Cócteles de excrementos, la nueva arma de la oposición al chavismo

Las bombas 'puputov' se han popularizado en redes sociales y los manifestantes proponen lanzarlas contra la policía este miércoles

Cartel de la protesta que promueve lanzar excrementos a la policía.
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In English: Poop bombs: the Venezuelan opposition’s new weapon

En las redes sociales han dado en llamarlas cócteles puputov y son el no va más de las armas disponibles en el arsenal, precario pero en vías de sofisticación, de las manifestantes que desde hace 38 días se enfrentan en las calles de Venezuela a equipos antimotines de la Guardia Nacional y la Policía Nacional Bolivariana. Se trata, justamente, de lo que el nombre sugiere: bombas de excrementos.

Habrían hecho su debut el fin de semana en una refriega en la ciudad de Los Teques, capital del Estado de Miranda, a pocos kilómetros de Caracas. En el enfrentamiento, según el relato que se hizo viral en pocas horas, una docena de agentes de la Guardia Nacional -cuerpo de policía militarizada- fue blanco de un ataque con detritus. Antes de retirarse del lugar, algunos efectivos habrían vomitado de asco.

Aún si el episodio forma parte de la leyenda urbana, bastó para encender en las redes sociales el intercambio de fórmulas para preparar esos artefactos, básicamente, una mezcla de agua y heces envasada en frascos de vidrio. Mensajes colgados en Whatsapp daban instrucciones precisas para elaborarlo.

Este lunes, se reportaba el uso de bombas de este tipo en las ciudades de San Cristóbal, Mérida, Valencia y Caracas. La oposición convocó el lunes a marchas en todo el país con las que pretendía expresar su rechazo al llamado efectuado la semana pasada a una Asamblea Constituyente por parte del presidente Nicolás Maduro.

La escasez de recursos de los opositores y la ferocidad con que los cuerpos de seguridad vienen actuando para impedir el paso a las marchas y disolverlas han obligado a los protestantes a aguzar el ingenio en defensa propia. Se cuentan 37 fallecidos y centenares de heridos desde que el 30 de marzo la oposición llamara a las calles para salirle al paso a lo que denunció como un autogolpe de Estado que el Gobierno habría propiciado a través de sendos fallos del Tribunal Supremo que en la práctica disolvían el parlamento y conferían al presidente amplios poderes para legislar.

Aún antes de las bombas de excrementos, la semana pasada se habían hecho populares las bombas de pintura, con las que los manifestantes intentan impedir la visión a los tripulantes de los vehículos antidisturbios. También se ha esparcido por redes sociales la artesanía para fabricar escudos en talleres domésticos. Los escudos, que se usan en campo para protegerse de las bombas lacrimógenas, se hacen con un aglomerado de fibra de madera.

Voceros del Gobierno insisten en que la vanguardia de las manifestaciones está conformada por mercenarios pagados que portarían armas de fuego. Algunas muertes atribuidas a impactos directos de bombas lacrimógenas contra las víctimas, el oficialismo las achaca a disparos de armas artesanales que usan rodamientos como proyectiles.

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