Muere Agustín Edwards, el emperador de la prensa chilena
El propietario de la cadena El Mercurio ha fallecido a los 89 años
A los 89 años ha fallecido este lunes el chileno Agustín Edwards Eastman. Dueño de la cadena El Mercurio, el periódico de mayor antigüedad y tradición del país, fue un personaje influyente y controvertido por el papel político que desempeñó en determinados periodos de la historia reciente de Chile. Hijo de Agustín Edwards Budge y de María Isabel Eastman Beéche, nació en París en 1927 y todavía era un niño cuando llegó a Chile. Ni siquiera tenía 30 años cuando en 1956 murió su padre y heredó la empresa periodística que controla actualmente los diarios El Mercurio, La Segunda y Las Últimas Noticias.
Conocido como Dunny entre familiares y amigos, Edwards fue uno de los hombres que marcó la historia de Chile del siglo XX desde el diario El Mercurio, que ha sido un actor relevante en elecciones y en el curso de Gobiernos, como en el periodo de Salvador Allende (1970-1973) y el régimen de Augusto Pinochet (1973-1990).
"Estamos seguros que su legado quedará escrito indeleblemente en la historia de nuestro país”, ha señalado el presidente de los empresarios agrupados en la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA), Hermann von Mühlenbrock. El líder de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), Ricardo Mewes, ha destacado “el indiscutido aporte que Agustín Edwards hizo al país desde las comunicaciones”. “Fue un pionero en la industria de los medios y artífice de la trayectoria de El Mercurio como una de las empresas periodísticas más relevantes e influyentes, tanto a nivel nacional como internacional”.
El Colegio de Periodistas de Chile, que en 2015 expulsó oficialmente a Edwards de sus filas, ha reaccionado a través de un comunicado: “Quedará en los registros de la historia de Chile el oscuro legado que Agustín Edwards Eastman dejó, tanto por sus acciones personales como por su manejo de las empresas periodísticas que controló, las que fueron el soporte comunicacional de la conspiración contra el sistema democrático al servicio del golpe militar, que ensombreció Chile a partir del 11 de septiembre de 1973 e instauró la dictadura cívico-militar que sobrevino…”.
De una familia tradicional que por muchas décadas se ubicó entre las primeras fortunas de Chile, en algún momento fue dueña de importantes empresas como CCU, el Banco de A. Edwards, los seguros Chilena Consolidada, la Universidad Técnica Federico Santa María y la aerolínea Ladeco. Donde la dinastía dejó una marca de mayor profundidad, sin embargo, fue en la prensa chilena, donde su tatarabuelo fundó en 1827 El Mercurio de Valparaíso, el periódico de habla castellana más antiguo del mundo. Reportero durante su juventud en el International Herald Tribune en París y en The Time, en Londres, actualmente por su edad y estado de salud estaba retirado del trabajo directo en los periódicos, aunque su influencia se seguía sintiendo en los diarios de su propiedad.
Edwards Eastman jugó un papel decisivo para la historia de Chile y mantuvo por décadas elevados contactos con Estados Unidos, que sirvieron de base para influir en el devenir del país. Su etapa a cargo de El Mercurio, que heredó y dejó como el diario más influyente de Chile, coincidió con el período de la Guerra Fría. Luego del triunfo de Allende en 1970, dejó Chile con su familia y se instaló en Estados Unidos. Documentos del Gobierno norteamericano afirman que la cadena El Mercurio recibió apoyo financiero de Washington en su oposición a la Administración de Allende. Luego del Golpe de Estado de 1973 regresó a Santiago, donde su diario fue criticado durante 17 años por los opositores a la dictadura de Pinochet, sobre todo por la cobertura de los casos de violaciones a los derechos humanos.
El Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), el brazo armado del Partido Comunista nacido a mediados de los ochenta, en 1992 secuestró a su hijo Cristián. Fue uno de los episodios que marcó el retorno a la democracia en Chile y que motivó a Edwards a crear la Fundación Paz Ciudadana, una organización transversal para buscar soluciones a los problemas de seguridad ciudadana. Aficionado a los yates y a las tradiciones campesinas chilenas, tenía un perfil reservado y sus apariciones públicas eran mínimas.
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