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Columna
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Escuela sin pito

El intento de censurar un libro didáctico en el norte del país muestra que, en el Brasil actual, la ignorancia no es solo una tragedia nacional sino un instrumento político utilizado por milicias de odio

Eliane Brum

A finales de marzo, un grupo de padres de una escuela pública de la ciudad Ji-Paraná, en el norte de Brasil, entregó una petición a la Fiscalía del Estado de Rondonia. Exigían que el colegio dejara de usar uno de los libros de ciencia, porque el contenido de educación sexual sería “impropio” para alumnos de octavo de la Enseñanza Fundamental, que tienen 13 años o más. El dibujo de un pene erecto, utilizado por las autoras de la obra didáctica para explicar el funcionamiento del órgano, es uno de los principales motivos del intento de censura. El pito duro no debería estar ahí.

En este pequeño gran acontecimiento hay muchas tragedias. Y todas ellas hablan sobre nosotros. Hay quien cree que es raro. Yo solo creo que es triste. Sería más fácil que fuera un caso aislado, una escuela pública del interior de Rondonia, en el norte de Brasil, un lugar lejano para la mayoría. Sería más fácil, pero falso. Hay que prestar mucha atención a lo que sucede en Brasil: incitados por los nuevos inquisidores, cada vez es mayor el número de hogueras donde queman libros, reputaciones y, principalmente, derechos.

Y es en la Escuela donde todo se relaciona.

1) ¿Por qué quieren castrar un libro didáctico?

Una de las madres afirma al portal G1, de Globo: “En este libro, incitan al niño, que está empezando la adolescencia, a descubrir la vida sexual. También vulgarizan la virginidad de los niños, diciendo que pueden sufrir bullying y que, si pierde la virginidad, será mejor”.

El coordinador regional de educación, José Antônio de Medeiros, dice al portal UOL: “Este libro aborda la sexualidad y tiene ilustraciones, en cierto modo, hasta un poco agresivas. Las simulaciones de caricias, de estímulo sexual, son muy explícitas y algunas imágenes muestran la penetración, el órgano sexual masculino y el femenino...”.

El concejal de Ji-Paraná, Johny Paixão, del Partido Republicano Brasileño (PRB), afirmó a la televisión Globo que los temas del libro pueden incitar a la práctica no consentida del sexo. “Mi compromiso con ellos (los padres) es el de luchar con todas las fuerzas posibles para que se retire el libro de las clases, porque es tendencioso. Las imágenes son tendenciosas. Hacen aflorar la sexualidad. ¿Por qué tiene que aflorar la sexualidad si los niños no pueden practicar el sexo?”.

Dicho de esta forma, quien lee y ve las noticias sobre la “polémica” tiene la impresión de que el libro Ciencias 8º año – Enseñanza Fundamental II, de la colección Projeto Apoema (Editora do Brasil) es una especie de Kama Sutra escolar.

2) ¿Pero qué dice el libro amenazado con la hoguera por los nuevos inquisidores?

Tengo una costumbre cada vez menos usual: antes de opinar sobre un libro o un texto, me lo leo. Esta frase puede interpretarse con ironía. Me gustaría que así fuera. Quiero dejar explícito que no lo es. Infelizmente.

A continuación, un fragmento del capítulo 5, titulado “Adolescencia”, del libro recomendado para adolescentes de 13 años o más:

“En los últimos 30 años se ha hablado mucho sobre sexualidad. Se han propuesto varias teorías, se han realizado varios estudios, y el tema todavía se trata en los periódicos, en las revistas y en los programas de televisión. Sin embargo, muchas veces, se idealiza la vida sexual, dando la falsa impresión de que existe una única fórmula para vivir plenamente la sexualidad, un patrón sexual, un modelo rígido al cual toda la gente tiene que adaptarse (...). Cada cual puede vivir muy bien, y plenamente, a su manera y según su orientación. Lo importante es hacerlo con responsabilidad y tener derecho a la información y espacio para expresar sus opiniones”.

En otro punto, el libro reproduce una cita de un ginecólogo: “Hay que recordar que el sexo es bueno cuando es bueno para los dos”. Y continúa: “El médico explica que ser virgen no significa, de ninguna manera, estar fuera del mundo actual, sino estar en un momento de reflexión: ‘La persona que es virgen todavía no se siente preparada para enfrentar la relación sexual con la madurez que merece. Y eso no depende de la edad’”.

En ninguna de las ilustraciones los hombres son eunucos: ¿deberían serlo?

Hay ilustraciones de un hombre en las fases infantil, adolescente y adulta. En ninguna de ellas es eunuco. ¿Debería serlo? Si lo fuera, habría un problema, ya que los hombres castrados y con penes amputados, en nuestra sociedad, son víctimas de violencia. También hay un dibujo de un pene “flácido” y de un pene “erecto”, para ilustrar la explicación sobre anatomía y aspectos biológicos: “El tamaño del pene varía de hombre a hombre y no guarda relación biológica con la fertilidad ni con la potencia sexual”.

Otra queja se refiere a una serie de ilustraciones que enseñan a las mujeres a realizar el autoexamen de mamas, como un acto de prevención contra el cáncer. Y, sí, en las imágenes la mujer tiene senos. Si no los tuviera, habría un problema de información, ya que las mujeres tienen pechos, de las más diversas formas y tamaños, pero decididamente pechos. Sin contar que sería difícil enseñar a tocarse, en el examen preventivo, sin que hubiera un seno en el dibujo. ¿Cómo detectar un bulto o una alteración sospechosa en un seno sin un seno? Y habría otra complicación: las mujeres que se han hecho una mastectomía, la mayoría de las veces, han perdido los senos debido al desarrollo de tumores, exactamente la enfermedad que este capítulo del libro pretende ayudar a prevenir.

He reproducido aquí los principales puntos atacados. Pero el libro todavía no ha sido prohibido y todos lo pueden leer, para sacar sus propias conclusiones.

3) ¿Cómo leer el intento de censura?

Mi primera hipótesis es que las personas que han atacado el libro no se lo han leído. Y les recuerdo que leer es muy diferente de solo echar un vistazo. La diferencia entre lo que se dice sobre este capítulo del libro y lo que está de hecho escrito en el libro es enorme, como se puede ver en los ejemplos citados. En algunos momentos, lo que dicen del libro es exactamente lo opuesto de lo que el libro de hecho dice. ¿Cómo es posible?

Aquí, estamos ante dos tragedias contemporáneas, explícitas en las redes sociales de internet. La primera es que la gente no lee, pero, aun así, arroja el libro a la hoguera. O lee solo el enunciado y da un vistazo a las imágenes y “quema” el libro. Y, como leer exige tiempo y atención pero para reproducir el discurso de odio se tarda solo un segundo, en poco tiempo las llamas incineran el blanco del ataque. Eso vale para libros, como es el caso, y vale para reputaciones. Así, libros que exigieron años de investigación a sus autores, como es el caso de este, o reputaciones construidas a lo largo de una vida entera, se destruyen sin que una parte de los linchadores se dé cuenta de la violencia y amplitud de su acto.

La segunda tragedia es la de la propia educación. Internet ha expuesto una realidad conocida, pero cuyas proporciones hasta entonces no estaban tan claras. Muchos leen, de hecho, el texto, el libro, pero no consiguen interpretarlo. Cualquier frase un poco más elaborada o más larga o menos directa se convierte en un enigma. Las ironías no se comprenden, las metáforas se decodifican como literalidades. La gente llega a la universidad sin conseguir interpretar un texto.

Es posible que una parte de estos padres –una parte–­ haya leído el capítulo del libro y no haya conseguido interpretarlo, y ha adoptado la versión que estaba disponible. Y si la versión que estaba disponible era la de que era necesario proteger a sus hijos del mal, representado por el libro, podemos suponer que habrá sido fácil sumarse a la protesta. Sumarse sin una reflexión mayor que, incluso, la escuela podría haber proporcionado.

Es fácil culpar a los padres y señalar una supuesta ignorancia. Y –vale la pena dejarlo claro– utilizo ignorancia en este texto en el sentido de aquel que ignora un hecho o información, de aquel que no ha tenido o no tiene acceso al conocimiento. Como parte de una sociedad, somos todos responsables de la tragedia de la educación. Es muy triste que la gente no consiga leer o interpretar un texto por falta de acceso a la escuela o porque la escuela que debería enseñárselo no fue capaz de hacerlo.

Cuando alguien pasa por el sistema educativo y llega a la vida adulta sin poder interpretar lo que lee, esta persona también es una víctima

Cuando alguien pasa por el sistema educativo y llega a la vida adulta sin poder interpretar lo que lee, eso representa una traición a esa persona, con graves consecuencias para su vida y la vida de la comunidad. Así, si una parte de esos padres son verdugos de un libro, también son víctimas de un sistema educativo en el que, con pocas excepciones, la escuela pública tiene edificios precarios y llenos de problemas, la mayoría de los profesores están mal pagados y una parte están mal preparados, una escuela pública donde falta hasta lo más básico. Y, aun así, contra todo, muchos profesionales luchan para crear espacios de calidad y educar a la población.

También es importante recordar que los padres y las madres de esta petición hicieron todo un recorrido. Llevaron sus cuestiones a la autoridad competente en el área de educación y fueron hasta el Pleno Municipal. El coordinador regional de educación y el concejal que adoptó la “causa” tienen responsabilidad pública y deben responder públicamente por ella. Como se ve en las noticias, siguieron el camino del ataque fácil. Del representante de educación, en especial, sería legítimo esperar una actitud más responsable.

Las contradicciones no deben esquivarse, sino acogerse y enfrentarse. Este episodio, surgido a partir del susto de una madre, podría haberse convertido en una oportunidad de encuentro, de diálogo y de reflexión colectiva, incluso dentro de la escuela. Pero, por irresponsabilidades varias, de las que la prensa no escapa, en seguida cogió forma de hoguera. Y es de esta manera que se prohíben en este país los cada vez más escasos espacios de debate.

4) ¿Qué tiene que ver un pito duro con todo esto?

No podemos ignorar el tema que ha alimentado la hoguera. Si fuera otro, tal vez la lectura hubiera sido más accesible y la interpretación del texto no hubiera sufrido tantos impedimentos. Pero se trataba de educación sexual. Y de un mito (¿o tal tez tabú?) muy difícil de desmontar, que es el del niño asexuado. Aparece en todas las citas reproducidas en las noticias. La idea de un niño sin sexualidad se confunde con la propia invención de la infancia en la modernidad, ya que en otros períodos históricos no se veía de la misma forma a las personas de esta edad.

Los principales pensadores sobre la infancia derriban ese mito. Pero persiste. Y aparece de las más variadas formas, muchas de ellas inconscientes. Si alguien observa las noticias, por ejemplo, descubrirá frases como esta: “Hombres, mujeres y niños...”. O sea, los niños no son hombres y mujeres, sino seres asexuados. Yo misma cometía este error, sin darme cuenta de lo que hacía, hasta que una amiga me alertó. Y entonces empecé a utilizar “adultos y niños, hombres y mujeres...”.

La idea de que los niños son “puros” y que una de las pruebas que lo demuestra es que no tienen sexualidad está ampliamente difundida en el sentido común. Y, de esta forma, los padres acaban por reprimir cualquier manifestación que desmienta esa creencia. Para empeorarlo, la represión está respaldada por algunas religiones. Obviamente, eso no significa que los niños tendrán relaciones sexuales. Su cuerpo ni siquiera está preparado para eso. Pero significa que se tocarán, descubrirán el cuerpo, y no hay nade malo en ello. Al contrario. Es sano que se descubra también el propio cuerpo a la edad en que se descubre todo.

A los padres les cabe orientar y respetar a sus hijos e hijas, ayudándolos a convertirse en adultos capaces de respetar el cuerpo y el deseo del otro, y capaces de respetar su propio cuerpo, haciendo que el sexo sea una experiencia placentera y responsable cuando llegue el momento. También a través del conocimiento se conoce y se respeta el propio cuerpo y el cuerpo del otro. La ignorancia es una gran aliada de la violencia que se hace con uno mismo y con el otro.

Si es más fácil reprimir a los niños exactamente porque son niños y dependen de sus padres para todo, no se puede decir lo mismo de los hijos en la fase que se llama “adolescencia”. Y tal vez por eso una parte de los padres se asustan. No tiene misterio. Cualquiera, yo y tú, ya hemos pasado por ahí (la adolescencia) y nos acordamos muy bien. Estos padres también deben de acordarse de que uno de sus principales intereses –o, tal vez, el interés principal– era justamente el sexo.

Así, acusar el libro, como hicieron una madre y el concejal, de hacer “aflorar el sexo” en adolescentes de 13 años o más es negar completamente la realidad. A los 13 años, la mayoría de los seres humanos casi solo piensa en eso, lo que no significa que va a practicar el sexo con un compañero o compañera de inmediato, que va a pasar del pensamiento al acto, de la masturbación a la relación sexual con otro cuerpo. Esta es una decisión que cada uno deberá tomar a su tiempo, con conocimiento y responsabilidad y respeto hacia su cuerpo y el cuerpo del otro, como bien destaca el propio libro.

Abriendo los libros –y no cerrándolos– los padres estarían mejor acompañados

Del mismo modo, considerar que el dibujo de un pene erecto va a sorprender a algún adolescente no tiene sentido. Pido permiso para hacer una broma, porque el tema también debería ser lúdico: lo que tal vez más sorprenda a un niño de esta edad es el dibujo del “pene flácido”. Del mismo modo, es normal que una niña compruebe varias veces al día en el espejo si el pecho le ha crecido, palpándolo y acariciándolo, sin que sentir placer haciéndolo sea un problema. Así como también es natural tocarse el pene o la vagina para descubrir qué le da placer y conocer su cuerpo, lo cual también le ayudará a sentir placer y dar placer al otro cuando llegue el día.

Debatir este tema también es responsabilidad de la escuela. Y los padres deberían verla como una aliada para que sus hijos tengan, de hecho, educación sexual no solo en una asignatura sino en todas. Y, así, sentirse a gusto para discutir las transformaciones que provocan angustia y conocer su cuerpo no solo por la biología, sino por todas las áreas que atraviesan el tema de la sexualidad. El conocimiento es el principal factor para prevenir el embarazo adolescente no deseado, enfermedades de transmisión sexual, violencia sexual y bullying. A través del conocimiento y del diálogo los adolescentes podrán tomar mejores decisiones sobre su vida y construir, a su tiempo, una vida sexual responsable y placentera.

Quien lee el libro que ha sido arrojado a la hoguera se da cuenta del esfuerzo de las autoras para cumplir este papel. Es una pena que sus detractores no consigan –o no quieran– ver que los libros como este, así como los profesores que ayudan a los estudiantes a interpretarlos y a debatirlos, son justamente los que no dejan a los padres solos en un mundo tan complicado y violento, en el que los adultos se sienten tan desamparados para educar a niños y adolescentes. Abriendo los libros –y no cerrándolos– los padres estarían mejor acompañados.

5) ¿Dónde se esconde la maldad?

Aunque sea improbable (pero no imposible) que el libro se prohíba en las aulas, como quiere una parte de los padres de esta escuela, la obra ya ha sido “quemada” públicamente. La hoguera ya ha sido encendida y arde, porque las hogueras de hoy no tienen materia (de momento), pero sus llamas son de largo alcance y traen graves consecuencias.

Ante la repercusión, es posible que el Ministerio de Educación, en la próxima selección, no escoja este libro. Es posible que los profesores de las escuelas privadas prefieran saltarse esta obra para no arriesgarse con las polémicas. Y es posible que los autores de libros didácticos empiecen a desviar el tema de la educación sexual en sus obras para protegerse de eventuales inquisidores. Así como los periodistas, políticos e intelectuales ya han empezado a evitar ciertos temas para protegerse de linchamientos que los alcanzan no solo a ellos, sino que también empiezan a alcanzar a sus familias.

Tras la hoguera pública, el resto sucede en silencio. Y sucede (también) a causa del silencio. De esta manera insidiosa, la ignorancia se infiltra. Por ese camino sombrío, el miedo penetra y domina. Mediante esa técnica, históricamente los fascismos subyugaron las mentes y los cuerpos y produjeron sus crímenes. Hay que prestar mucha atención a lo que está sucediendo en Brasil.

La ignorancia y la falta de conocimiento generan adhesión en lugar de reflexión, gritos en lugar de diálogo

Durante décadas, se ha abandonado la escuela pública, mientras que la enseñanza privada se ha ido convirtiendo en un negocio cada vez más rentable, cada vez menos pedagógico y más empresarial. Durante décadas, los profesores se han desvalorizado, los edificios se han depredado, la escuela se ha ido alejando cada vez más de la comunidad, y la comunidad se ha ido alejando cada vez más de la escuela. Durante décadas, muy pocos se han preguntado seriamente cómo se sentían los alumnos en escuelas que a veces, literalmente, se caen a pedazos, sin equipos básicos, en aulas ocupadas por profesores mal pagados, sobrecargados y, en algunos casos, sin preparación. Durante décadas, un número creciente de padres se ha dejado la piel para conseguir dinero para matricular a sus hijos en escuelas privadas, aunque fueran malas, y aquellos que podían batallar por la calidad de la educación han dejado la escuela pública. Se han quedado los que no han podido salir, y los idealistas, aunque siempre en menor número. La escuela pública ha pasado a ocupar un lugar de resto. Y como resto se ha tratado a los profesores y alumnos.

En los últimos años, ha surgido un movimiento con mucha potencia. Los estudiantes empezaron a ocupar las escuelas y –transgresión de transgresiones– empezaron a cuidar de ellas y a exigir calidad en la educación. Como restos, no molestaban. Como protagonistas, ciudadanos, fueron criminalizados como “invasores” y “vándalos”.

Pero también en los últimos años ha aparecido un movimiento mucho más organizado. No es nuevo, pero se ha organizado de forma nueva. Y su principal arma es justamente la deseducación que ha producido la escuela que ocupa el lugar de resto. Su principal arma es la ignorancia y la falta de conocimiento, que generan adhesión en lugar de reflexión, gritos en lugar de diálogo. Hoguera.

Padres y alumnos han sido estimulados a convertirse en inquisidores por milicias de odio en internet

Tras la corrosión de la educación pública producida por la dictadura civil y militar (1964-1985), la respuesta de los gobiernos democráticos que vinieron a continuación fue insuficiente para la urgencia del problema. Hubo avances significativos en algunas gestiones, como la de Fernando Henrique Cardoso y la de Luiz Inácio Lula da Silva, pero mucho menores de lo que sería necesario para generar un cambio que produjera una transformación estructural. Y, como todo vacío acaba ocupándose, resurgió el viejo cebo, envuelto con un papel nuevo y distribuido a millones de seguidores en las redes sociales: el problema de la escuela pública es “moral” y de “adoctrinamiento ideológico”. Al darse cuenta del riesgo, había que ocupar las escuelas. Eso queda explícito en el momento en que los estudiantes toman partido por la escuela pública y restauran el valor de la política, pero son duramente reprimidos, no solo por la policía, sino también por las milicias de odio que defienden el proyecto llamado “Escuela Sin Partido”.

En esta manipulación, vendida a la sociedad como un proyecto que restaura el orden (pero ¿qué orden?), el problema no sería la escuela que se cae en pedazos, los profesores mal pagados, la falta de estructura material y pedagógica, sino un supuesto “adoctrinamiento ideológico” practicado por profesores “de izquierda”, “comunistas” y moralmente desvirtuados a servicio del mal. (Con una izquierda que casi no se mantiene en pie, esto debería ser un chiste, pero no lo es, ya que una de las consecuencias de la ignorancia es que su víctima no entiende los chistes, mucho menos el humor y la ironía.)

Ante el miedo y el desamparo, sentimientos que crecen en cualquier crisis, la respuesta moral siempre cuela. Igual que un enemigo inventado. Y cuela más todavía cuando no existe una propuesta alternativa que la gente pueda comprender y en la que pueda confiar. El otro se convierte en el problema, y debe ser destruido. Ante padres asustados, que tienen todo el derecho de querer que sus hijos tengan una buena educación y de concluir que no la están teniendo, cualquier mano que se extienda –aunque sea en forma de una respuesta descabellada y violenta, que genera más desconocimiento e ignorancia– se agarra.

Y de esta forma, las milicias de odio en internet incitan a padres y alumnos a convertirse en inquisidores. En lugar de ir a la escuela para dialogar, compartir y reivindicar, construir en conjunto, son estimulados a señalar con el dedo y a linchar. En la época de la dictadura, este servicio odioso lo realizaban en las escuelas públicas profesores captados por las fuerzas represoras, que espiaban a sus colegas y hacían informes, ganando puntos en su carrera. Hoy en día, lo que antes sucedía en rincones oscuros se incita abiertamente en las redes. La infamia se vende como virtud moral.

Construir es difícil, lento y da trabajo. Quemar es inmediato. Y nada más cómodo que poder descargar la frustración culpando al otro y, si es posible, eliminándolo. O borrándolo del espacio público. La estrategia es vieja, muy vieja. La única novedad es que internet ha entrado en la ecuación. Pero como la historia no se ha enseñado bien a las generaciones que están ahí, se vende y se compra como si fuera nueva.

6) ¿Qué dice la autora del capítulo atacado?

En los últimos años, se han producido por todo el país episodios de censura o intentos de censura a libros didácticos y literarios. Algunos se vuelven conocidos, otros se acallan. No es habitual que profesores, bibliotecarios y autores se arriesguen a defender una obra públicamente. En general, temen que los despidan y, más recientemente, que los linchen. Algunas editoriales suelen aconsejar a sus autores que se callen, con la esperanza de que el incendio se extinga con menos perjuicios. En mi opinión, es un error y una omisión de responsabilidad pública. Intentos de censura y ataques a libros y autores incumben a toda la sociedad y tienen que enfrentarse como lo que son.

El libro de Ciencias de 8º, de la colección Projeto Apoema, lo firman Ana Maria Pereira, Margarida Santana y Mônica Waldhelm. El capítulo atacado lo escribió Mônica. Es profesora de Enseñanza Media, titular de Biología en el Centro Federal de Educación Tecnológica de Río de Janeiro (CEFET/RJ). Tiene 50 años y lleva 33 de magisterio. Es doctora en Educación por la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro y consultora de la Unesco. Le envié algunas preguntas por correo electrónico, y las respondió todas. A continuación, los principales puntos:

Pregunta. ¿Cómo te sentiste al conocer el episodio?

Respuesta. Confieso que tardé en entender el motivo que se alega en la petición hecha por el grupo de madres y padres. Al leer y oír las declaraciones, no reconocía en aquellas palabras el contenido del libro: ¿pornografía?, ¿vulgarizar del sexo?, ¿estimular la promiscuidad?, ¿imágenes fuertes? Era consciente de todo el cuidado que tuvimos al producir cada volumen y constaté que había ruido en la comunicación o algo más preocupante detrás de esa acción. Fue una mezcla de sorpresa, perplejidad y tristeza.

P. ¿El libro había sufrido algún tipo de ataque antes?

R. Esta colección en concreto no. Recibimos un parecer muy positivo en la última evaluación del Ministerio de Educación, en el ámbito del Programa Nacional del Libro Didáctico. Los libros los adoptan las escuelas públicas y privadas de todo Brasil. Sin embargo, el campo de la sexualidad es tradicionalmente espinoso. A lo largo de 20 años como autora, visitando escuelas de Norte a Sur de Brasil y conversando con colegas profesores, he escuchado algunos relatos de situaciones delicadas. En una escuela, aunque los profesores manifestaran explícitamente el deseo de utilizar nuestros libros, la presencia de imágenes de vulvas y penes fue motivo de controversia por parte de la coordinación pedagógica. También supimos que, en una escuela, una profesora de Ciencias venció la resistencia de la coordinadora y adoptó la colección, pero que después tuvo problemas con la madre de una alumna. Esta madre simplemente grapó las páginas del libro que contenían figuras de vulvas, penes, preservativos y similares. Pero fueron casos aislados y resueltos con diálogo y mediación.

“Creo que es difícil que un alumno se reconozca en extrañas figuras asexuadas”

P. Tú escribiste la parte relacionada con la educación sexual. ¿Qué cuidados tomas en tus elecciones?

R. Como docente –y hasta cuando era alumna–, siempre me ha molestado la manera como se ha presentado el cuerpo históricamente y como se estudia en los libros didácticos de Ciencias. El tema de la sexualidad humana casi siempre se trata en los capítulos finales del libro, donde el profesor casi nunca llega, y se reduce al aspecto de la reproducción. Los dibujos aparecen casi siempre en forma de esquemas en cortes transversales o longitudinales. Con el cuerpo todavía torpe y con acné, el adolescente se encuentra, en los libros didácticos, figuras y modelos “perfectos”, bien delineados y con dientes rectos y, entonces, no se reconoce. También creo que es difícil que un alumno de Enseñanza Básica se reconozca en extrañas figuras asexuadas. Todavía hoy, en muchos libros, los penes y las vulvas/vaginas, en general, solo aparecen en cortes “estratégicos”, donde solo se expone su anatomía interna. Además, con imágenes humanas idealizadas y retocadas con ordenador, los libros acaban reforzando lo que hacen los medios de comunicación predominantes, que hipervaloran la apariencia física y acaban determinando estándares estéticos. Los jóvenes buscan febrilmente estos “estándares” en los gimnasios y en el uso de anabolizantes. También se reflejan en las consultas médicas, adonde van en busca de “reparaciones”, así como también en el avance de disturbios como la bulimia y la anorexia.

P. ¿Fue este el motivo de tu investigación en la maestría?

R. Ciertamente este malestar motivó la investigación que realicé en la maestría en Educación en la Universidad Federal Fluminense (1998), en la que investigué la producción sociopolítica del cuerpo en los libros didácticos de Ciencias editados en las décadas de 1960 a 1990. Cuando me invitaron posteriormente a escribir libros didácticos, tuve la oportunidad de proponer un material que modificara, aunque fuera en parte, esta escena preocupante. Hoy en día, en el medio educativo existe el consenso de que el currículo escolar no puede estar desvinculado de la realidad de los alumnos, si tenemos en cuenta que una de las funciones de la escuela es la de preparar al alumno para la vida ciudadana. En el contexto de esta discusión, entiendo que las cuestiones relativas al cuerpo, género, sexualidad y papeles sociales deben tratarse en las clases, debido al impacto que producen en la vida de los alumnos. Sin embargo, muchas veces las angustias y los tabús sobre la sexualidad están basados en el desconocimiento de la anatomía y la fisiología del propio cuerpo. Por eso es importante crear condiciones para que los profesores puedan conversar con los alumnos, y dejarlos que expresen sus creencias y mitos con relación al cuerpo y a la sexualidad como punto de partida para el estudio de aspectos biológicos del cuerpo. En el volumen didáctico que es blanco de la polémica, que tiene un total de seis unidades, optamos por tratar la sexualidad en la tercera unidad. Queríamos evitar que este tema fuera relegado a un segundo plano si se dejaba al final del libro. El texto que escribí fue objeto de un cuidadoso análisis por parte de las otras autoras y del equipo de la editorial, ya que no queríamos correr el riesgo de producir ni reforzar subjetividades hegemónicas que condujeran a prejuicios y discriminación de género, etnia, orientación sexual, etc. En varios momentos, en la versión para el profesor, colocamos notas señalando la importancia de debatir determinados tópicos y fijarse en actitudes prejuiciosas. Al tratar las características anatómicas femeninas y masculinas, incluimos también representaciones de cuerpos enteros y con estructuras externas visibles. Tuvimos cuidado de no reforzar la “pedagogía del terror”, asociando la sexualidad solo a la enfermedad o al embarazo indeseado. Destacamos la importancia de cuidar el cuerpo, asociándolo a la salud y a la vivencia placentera y responsable de la sexualidad.

“La propagada neutralidad religiosa, sexual y política no tiene nada de neutra. Refleja las visiones y creencias de un grupo conservador de la sociedad”

P. ¿Cómo introduces ese episodio en el contexto más amplio del país?

R. No podemos negar que una ola conservadora asola el país. Y que eso ha generado repercusión y embates tanto en el campo de las ideas como en el de las acciones y hasta de las políticas públicas. En el campo educativo no es diferente. Los intentos de censurar y cercenar las prácticas docentes y el uso de materiales didácticos son recurrentes e incluso los apoyan representantes políticos que se autodenominan “defensores de la moral y las buenas costumbres” de las familias brasileñas. La eliminación de los términos “género” y “orientación sexual” de la última versión de la Base Nacional Común Curricular entregada al Consejo Nacional de Educación no será inocua. Aunque el Ministerio de Educación insista en que las escuelas tendrán autonomía para construir sus currículos, al no explicitar el término lo vacía de legitimidad e importancia. El currículo es un territorio de poder y de embates. Esta omisión en el documento guía deja a los autores de libros didácticos y a los docentes sin apoyo legal para tratar el tema. Y puede simplemente impedir la discusión sobre diversidad sexual, estereotipos de género y actitudes homofóbicas en las escuelas. Iniciativas como la de intentar censurar nuestro libro de Ciencias o libros de Geografía que incluyen familias homoafectivas, de hacer un llamamiento periódico en las redes sociales para que las familias induzcan a sus hijos a grabar episodios de “adoctrinamiento” en las escuelas, así como la de un concejal que quiso “vigilar” las clases y varios proyectos de ley que se estaban tramitando, son elementos de un escenario que causa extrema preocupación con relación a la libertad de expresión de los educadores en general. La propagada neutralidad religiosa, sexual y política no tiene nada de neutra. Refleja las visiones y creencias de un grupo conservador de la sociedad.

P. ¿Cómo interpretas la manifestación de estos padres? ¿Qué es lo que temen, a fin de cuentas, a punto de querer prohibir el libro?

R. Creo que hay varios aspectos a tener en cuenta. Uno de ellos está relacionado con el deseo y la creencia de controlar totalmente a los hijos (incluyendo su cuerpo, su sexualidad, su forma de pensar y de ver el mundo). Y sé que este deseo no tiene malas intenciones. Otro se refiere al hecho de que cada padre y madre, como persona, tiene su conjunto de creencias y referentes culturales, que está influenciado por experiencias personales, familiares, religiosas y otras. Y aunque la escuela pública sea para todos, algunos quieren imponer su forma de ver el mundo como una verdad absoluta. El racista no quiere que se discuta el racismo, el homofóbico no quiere que se trate el género y el prejuicio, el misógino no cree que sea necesario hablar de feminismo, etc. Paradójicamente, constato que, mientras en algunas escuelas y libros de Ciencias la cuestión de la sexualidad se ignora o se trata de manera superficial, en el día a día crece la erotización de la infancia y de la adolescencia. La realidad es muy diferente de lo que muchos padres quieren admitir. Los adolescentes buscan información donde pueden. Y la escuela puede ofrecer esa información de forma adecuada. Sabemos que no basta informar, hay que debatir, problematizar, hacerlos reflexionar, construir proyectos de vida. Mientras los padres creen que sus hijos de 13 o 15 años todavía no deben discutir sobre sexualidad ni ver imágenes de penes, el Ministerio de Sanidad ha reducido la edad mínima para vacunarse del virus del papiloma humano a 9 años, para garantizar la inmunidad antes del inicio de la vida sexual. Se suma a esto el alarmante número de adolescentes embarazadas, el aumento de VIH entre los jóvenes, el suicidio y homicidio de jóvenes homosexuales...

P. ¿Cómo evalúas la relación entre la escuela y la comunidad?

R. Aún falta diálogo entre muchas escuelas y las familias de los alumnos. Un mayor acercamiento, que busque aclarar la propuesta pedagógica, realizar proyectos que relacionen la comunidad con trabajos intersectoriales (con un ambulatorio local, por ejemplo) son estrategias que refuerzan la colaboración y traen sinergia al proceso educativo. Nuestro libro propone varias actividades con la comunidad, porque reconoce la importancia de esta interacción. La sexualidad tiene que ver con personas y, consecuentemente, sentimientos, que hay que percibir y respetar. También tiene que ver con creencias y valores, así como ocurre en un determinado contexto sociocultural e histórico, que tiene un papel determinante en los comportamientos. El papel de problematizador y orientador del debate, que corresponde al educador, es esencial para que los adolescentes aprendan a reflexionar y a tomar decisiones coherentes con sus valores, con relación a su propia sexualidad, al otro y al colectivo, conscientes de su inserción en una sociedad que incorpora la diversidad. Consideramos que silenciar –en los discursos y en las prácticas– las cuestiones relativas a la sexualidad humana tiene consecuencias gravísimas en la formación de nuestros niños y jóvenes.

“Cuestionar el prejuicio y la exclusión social es el papel de una escuela que pretende ayudar a construir un Brasil menos sexista, menos racista y menos homofóbico”

P. ¿Cómo llamarías a lo que está sucediendo? ¿Y cómo puede un profesor enfrentar esta coyuntura?

R. Como autora, profesora, madre y ciudadana, refuerzo y valoro la necesidad de un movimiento de resistencia organizado y colectivo –y, por lo tanto, con más impacto y eficiencia– por parte de los educadores, para hacer frente a las recientes y sistemáticas acciones que quieren quitarle autonomía al docente y aislar la clase y la escuela de la vida real, alejando a los alumnos del debate sobre cuestiones contemporáneas cada vez más relevantes. La búsqueda de una sociedad pautada por la solidaridad, la alteridad, la justicia social, el respeto y la convivencia pacífica pasa por el reconocimiento de la diversidad como algo positivo. Cuestionar las muchas formas de prejuicio y de exclusión social es el papel de una escuela que pretende ayudar a construir un Brasil menos sexista, menos racista y menos homofóbico. Y eso debe empezar en la Educación Infantil.

(fin de la entrevista)

7) ¿Por qué se manifestó la ONU?

Solo en las últimas semanas, varios golpes relacionados han acentuado la crisis educativa y ética del país. Y han contribuido a aumentar la violencia y ampliar la ignorancia en el ámbito de la escuela pública. Tanto que, el 13 de abril, la ONU emitió un comunicado en el que manifestaba su preocupación con relación a las amenazas al derecho a la educación y a la libertad de expresión en Brasil, y pidió al Gobierno brasileño que se manifestara en un plazo de 60 días.

En el documento, los relatores de las Naciones Unidas señalan el proyecto “Escuela Sin Partido” y las “visitas sorpresa” a las escuelas municipales realizadas por el concejal de São Paulo Fernando Holiday, del partido Demócratas (DEM), como motivos de preocupación. El concejal entró en las escuelas para “analizar si hay adoctrinamiento en el contenido que se imparte en las clases”. En el vídeo que él mismo difunde, se anuncia: “Escuela Sin Partido. Holiday hace visitas sorpresa en escuelas de São Paulo y quiere que tú denuncies los casos de adoctrinamiento”.

Según el periódico Folha de S. Paulo, el episodio generado por el concejal casi provoca la destitución del secretario de Educación de São Paulo, Alexandre Schneider. El secretario, respetado en el área de educación, repudió con vehemencia el intento de intimidar a los profesores, citando la Constitución. Acto seguido, fue víctima de una campaña de desacreditación promovida por grupos organizados en internet. Según el periódico, el secretario no se sintió apoyado por el alcalde, João Doria, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). El alcalde quizá prefirió mantener el apoyo de las milicias de odio en internet, que lo alaban en las redes como el gran “gestor”.

En el comunicado, los relatores de la ONU afirman que, si se aprueban los proyectos de ley basados en la Escuela Sin Partido, eso significará la restricción indebida al derecho de libertad de expresión de alumnos y profesores en Brasil, e impactará en la enseñanza del país sobre diversos temas. También alertan que la Escuela Sin Partido puede representar “censura significativa” y restringir el derecho del alumno a recibir información.

El documento también manifiesta preocupación con el impacto de esas ideas en las políticas públicas, como la eliminación de la expresión “orientación sexual” de la Base Nacional Común Curricular del país, que define las competencias y los objetivos de aprendizaje de los estudiantes en cada etapa de la vida escolar. Los relatores afirman también que el cambio es contrario a la recomendación de la ONU para que el país refuerce los programas de combate a la homofobia.

El proyecto Escuela Sin Partido propone exactamente lo que afirma que combate: el adoctrinamiento ideológico y el proselitismo

Escuela Sin Partido es un proyecto idealizado por el abogado Miguel Nagib en 2004, que en los últimos años ha sido adoptado como bandera por milicias de odio en internet y por algunas de las voces más retrógradas del Legislativo. La elección del nombre es astuta. Sugiere una finalidad legítima: la de impedir que los profesores hagan proselitismo político-partidario en clase o lo que se ha difundido como “adoctrinamiento ideológico”. En la práctica, el Escuela Sin Partido propone exactamente lo que afirma que combate: el adoctrinamiento ideológico y el proselitismo. Pero para eso hay que tener capacidad para interpretar textos y “leer” la realidad, justamente lo que la escuela debería promover, pero ha fracasado por todos los motivos conocidos.

El nombre del proyecto, que ya era astuto cuando se concibió, se ha vuelto todavía más eficiente en un momento en que los principales partidos políticos del país están hundidos en el barro de la corrupción expuesta por la Operación Lava Jato y parte de la clase política se ha convertido en caso policial. Así, en lugar del “político”, estos grupos echan mano de la figura del “gestor”, que supuestamente está “limpio” porque no lo embarró la política, reducida por ellos a palabrota.

La ignorancia no es solo una tragedia, sino un instrumento

Si tienen dificultad para interpretar textos, ¿cómo esperar que se interpreten subtextos y entrelíneas? ¿Cuántos se van a dar cuenta de que negar la política, una de las creaciones más potentes del pensamiento humano, responsable por algunos de los mayores avances de la humanidad, es un acto político? ¿Y que autodenominarse “gestor” es una astucia política de un político astuto?

De nuevo hemos vuelto a la tragedia de la educación. Y ahora repercute más allá de los muros de las escuelas. La ignorancia no es solo una tragedia, sino un instrumento. Y, en Brasil, este instrumento nunca se ha usado de una forma tan organizada como hoy.

8) ¿Quién guarda silencio?

Como enseña la historia, para quien tuvo la oportunidad de aprender, la opresión se instala lentamente. Un acontecimiento aquí, otro allí, sin aparente conexión. Y así se va infiltrando primero en los flecos del día a día, en las periferias de los debates. Y después va avanzando hacia el área central hasta convertirse en el propio centro. A cada nuevo linchamiento, a cada nueva hoguera, atizadas por la derecha y también por la izquierda, muchos se callan. Hay demasiada gente que olvida su responsabilidad pública y sopla las ascuas para que se desarrimen. Muchos que tienen espacio para hablar y resonancia para ser escuchados han guardado silencio, con la esperanza de que la víctima más reciente de la inquisición promovida en las redes sociales y determinados medios de comunicación se incinere sola en la hoguera de su reputación y que ningún ascua caiga sobre su tejado. Lamento decirlo, pero caerá. Y entonces, tal vez, sea demasiado tarde para reaccionar.

Eliane Brum es escritora, reportera y documentalista. Autora de los libros de no ficción Coluna Prestes - O Avesso da Lenda, A Vida que Ninguém vê, O Olho da Rua, A Menina Quebrada, Meus Desacontecimentos, y de novela Uma Duas. Sitio web: desacontecimentos.com. E-mail: elianebrum.coluna@gmail.com. Twitter: @brumelianebrum. Facebook: @brumelianebrum.

Traducción: Meritxell Almarza

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