Macri pelea con la oposición en el Senado para imponer el voto electrónico en Argentina
Expertos informáticos advierten de la vulnerabilidad del sistema y apuestan por el papel
Argentina quiere formar parte del reducido grupo de países que tiene implantado un sistema de votación electrónico para todas sus elecciones, junto a Brasil, Venezuela, India, Bélgica, Estonia, Filipinas y algunos estados de Estados Unidos. El presidente argentino, Mauricio Macri, pretende relegar al pasado el "deporte nacional del robo de boletas (papeletas)" que se repite en cada elección y evitar también escándalos como el de la primera vuelta del pasado 25 de octubre, cuando los primeros resultados se conocieron seis horas después del cierre de los colegios electorales. Pero la apuesta por la boleta única electrónica choca con el recelo de parte de la oposición y una campaña en contra promovida por especialistas en seguridad informática.
"En Argentina, cada partido tiene que imprimir sus boletas, distribuirlas y garantizar que estén en el cuarto oscuro. Los que tienen un aparato grande para fiscalizar pueden hacerlo, pero los pequeños no", dice a EL PAÍS Adrián Pérez, secretario de Asuntos Políticos e Institucionales del Ministerio de Interior argentino. Pérez señala que el sistema electrónico evita también los errores registrados en los telegramas que informan del resultado en cada mesa electoral, ya sean intencionales o involuntarios.
El proyecto oficial contempla la colocación de máquinas en cada colegio electoral. Los votantes eligen en ellas a su candidato e imprimen el voto, que se cierra y se deposita en una urna frente a las autoridades de mesa. Cada papeleta impresa cuenta con un chip que permite un recuento digital, mucho más rápido que el manual. "No es voto electrónico. Se trata de una boleta con un dispositivo electrónico", puntualiza Pérez. Con el sistema "resolvemos el robo de boletas, la inequidad entre partidos grandes y pequeños, hay más exactitud en los resultados, más transparencia y es mucho más ágil", argumenta horas antes de entrar al Senado a defender el proyecto de reforma electoral, que incluye el sistema de votación electrónico.
La inclusión del chip es el mayor obstáculo para que la medida, aprobada en la Cámara de Diputados, se convierta en ley en la Cámara Alta, controlada por el opositor Frente para la Victoria (FpV). "No se puede buscar la rapidez por encima de cualquier otra cosa. Hay que garantizar el secreto en la elección y la seguridad del sistema", señalan fuentes parlamentarias kirchneristas. Los opositores sostienen que un hackeo de los chips RFID podría permitir identificar qué votó un elector e incluso alterar su sufragio.
Especialistas de distintas universidades argentinas advirtieron este martes en rueda de prensa sobre los riesgos del sistema de Boleta Única Electrónica y pidieron mantener las papeletas de papel. "Creemos que la tecnología tiene mucho para aportar a la sociedad. Sin embargo, también conocemos sus limitaciones y por eso somos conscientes de que es prácticamente imposible construir sistemas que brinden máximas garantías de inviolabilidad como las que requiere un sistema de votación", señala el documento de la campaña "Decimos NO al Voto Electrónico".
Solo dos distritos electorales argentinos han aplicado hasta ahora las papeletas electrónicas: la capital argentina y la norteña provincia de Salta. Poco antes de las elecciones a la alcaldía de Buenos Aires, el programador Joaquin Soriello detectó un problema de seguridad que permitía sumar varios votos de un candidato en una misma papeleta. Como resultado, la Policía allanó su casa, le requisó los equipos y la Justicia le abrió una causa que finalmente fue sobreseída.
Para el coordinador nacional de capacitación de la red Ser Fiscal, Pablo Olivera da Silva, el nuevo sistema vuelve mucho más compleja la fiscalización. "No es cierto que el voto electrónico elimina la necesidad de fiscales, sino lo contrario; necesita, además, fiscales electrónicos capacitados para una acción imposible de llevar a cabo: auditar en tiempo real a las casi cien mil máquinas de voto en todo el territorio nacional", analiza en un artículo publicado en el portal Infobae.
El fantasma del fraude ha sido agitado en las últimas horas incluso por la expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner. "No es casual la insistencia en el voto electrónico con chip por parte del oficialismo. Sería muy triste pasar a la historia como cómplice tal de un fraude electrónico", dijo el lunes la exmandataria al salir del juzgado donde había sido citada a declarar por presunta corrupción. "Todos los técnicos habidos y por haber en el Congreso de la Nación, fuera del Congreso, en los diarios, han dicho que ese sistema de voto electrónico tiene serias vulnerabilidades", remató.
El Gobierno de Macri responde que el sistema será puesto a prueba en los meses previos a la elección y el recuento será doble -manual y digital- para evitar cualquier fraude. Las garantías no fueron suficientes para varios países europeos -con Alemania y Reino Unido a la cabeza-, que dieron marcha atrás a su apuesta temprana por el voto electrónico y regresaron al papel. Argentina sostiene su discurso modernizador y avanza en dirección contraria.
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