Hallado muerto Horacio Quiroga, un hombre clave del entorno empresarial de los Kirchner
Horacio Quiroga denunció en 2013 que Néstor Kirchner entregó millones en efectivo al empresario Lázaro Báez
Una nueva muerte dudosa complicó aún más la serie de espionaje en la que se ha convertido la investigación sobre la presunta trama de corrupción del entorno de la familia Kirchner. Horacio Quiroga, el ejecutivo que reveló los vínculos económicos entre el empresario detenido Lázaro Báez y el expresidente Néstor Kirchner, fue hallado muerto en su casa, en el centro de Buenos Aires. Un familiar encontró su cuerpo en la bañera con un fuerte golpe en la cabeza, que presuntamente le ocasionó la muerte. Según las primeras versiones policiales, la puerta de la casa no había sido forzada.
Quiroga fue director hasta noviembre de 2010 de Epsur SA y Misahar SA, dos empresas de Báez dedicadas al petróleo. Tres años después de su salida, declaró a la revista Noticias que Kirchner había enviado a las petroleras millones de dólares en efectivo. "Era plata que nos mandó Kirchner para Lázaro Báez. Unos 7 millones de dólares. La contaron arriba de una mesa", aseguró el empresario en el reportaje periodístico. Su denuncia fue ratificada poco después ante el juez Sebastián Casanello, que investiga la "Ruta del dinero K", como se conoce la causa que investiga el destino de millones de dólares que Báez reunió como responsable de la obra pública de la provincia sureña de Santa Cruz, cuna del kirchnerismo.
Su deceso, que ha sido caratulado como muerte dudosa, reaviva el recuerdo de un fallecimiento ocurrido en circunstancias similares: el del exfiscal Alberto Nisman. Nisman, a cargo de la investigación por el atentado terrorista contra la mutua judía Amia, fue hallado muerto también en el baño de su casa en enero de 2015. Su muerte, de un disparo en la cabeza, tuvo lugar cuatro días después de denunciar a la entonces presidenta, Cristina Fernández, de presunto encubrimiento de terroristas. La causa contra la mandataria se archivó por ausencia de delito, pero el fallecimiento de Nisman sigue siendo un misterio un año y medio después.
El nuevo capítulo de la serie policial argentina vuelve a poner todas las miradas sobre el principal protagonista, Báez, el empresario más cercano a Néstor Kircher, a quien conoció cuando éste era alcalde de Río Gallegos, unos 3.000 km al sur de Buenos Aires. El entonces cajero de banco saltó a la construcción y su fortuna creció paralelamente al ascenso político de Kirchner, primero en la Gobernación provincial, y luego en la Presidencia argentina (2003-2007), hasta hacerse con el grueso de la construcción pública santacruceña. Considerado la pieza clave en la investigación de Casanello, se encuentra encarcelado por presunta corrupción y la Justicia confía en que en algún momento se quiebre y rompa el silencio. Por ahora, el juez rastrea posible dinero negro en propiedades y sedes empresariales del constructor detenido a partir de los lugares señalados por Fariña.
La muerte de Quiroga tiene lugar sólo dos semanas después de la detención en Paraguay del abogado Óscar Chueco, también vinculado a Báez. Chueco permaneció varios días desaparecido antes de ser localizado en el país vecino, donde había intentado suicidarse. Su huida del país se produjo tras haber sido señalado por el primer arrepentido de la causa judicial, Leonardo Fariña, exempleado de Báez, que salió de la cárcel para acogerse al programa de protección de testigos.
Tras dormir durante años en el juzgado, la causa se reactivó con la llegada de Mauricio Macri a la Presidencia argentina, el pasado diciembre, y avanza a velocidad de vértigo. Con el testimonio de Fariña en la mano, el fiscal Guillermo Marijuán pidió la imputación de Cristina Fernández de Kirchner, pero el juez aún no ha decidido si avanzar sobre ella. A la espera de su determinación, la justicia la acorrala en otras causas vinculadas, como la de Hotesur, la gestora de los hoteles de la expresidenta, sospechosos de haber sido utilizados para lavar dinero de Báez.
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