Ecuador refuerza su apuesta por la energía hidroeléctrica
Desde 2010, el Gobierno ecuatoriano ha impulsado ocho proyectos hidroeléctricos con empresas de China, Rusia y Brasil
Ecuador da un paso más hacia el cambio de su matriz energética. La central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, con una inversión de 2.245 millones de dólares, empezó su andadura este miércoles. Cuatro de sus ocho turbinas fueron activadas y desde hoy pueden aportar 750 megavatios de potencia al sistema de energía del país. Las otras turbinas entrarán en etapa de prueba este verano y cuando operen cubrirán el 30% de la demanda nacional. “Esta es la nueva riqueza que la nación requiere para el nuevo modelo de desarrollo”, dijo el vicepresidente Jorge Glas.
Desde 2010, el Gobierno ecuatoriano ha impulsado ocho proyectos hidroeléctricos con empresas de China, Rusia y Brasil y, en su mayoría, financiadas con créditos de bancos de esos mismos países. De ese grupo, el año pasado fue inaugurada la central Manduriacu, cuya construcción estuvo a cargo de la empresa brasileña Odebrecht. Las otras seis hidroeléctricas, que en conjunto generarán 2.827 megavatios de potencia y provocarán el apagón de las termoeléctricas y el ahorro de 1.000 millones de dólares que cuesta su operación anual, entrarán en operación el segundo semestre del año y servirán para cubrir la necesidad de 200 megavatios que cada año demandará el desarrollo de otros proyectos.
Además Ecuador dejará de ser importador de energía y ahora exportará. Solo por la venta de energía a Colombia se espera una rentabilidad de 100 millones de dólares este año. También hay una cuota verde en la construcción de estas nuevas infraestructuras. Coca Codo Sinclair reducirá las emisiones de dióxido de carbono en 3,4 millones de toneladas al año y cuando operen todas las centrales se dejarán de emitir 8,2 millones de toneladas de dióxido de carbono al año.
Coca Codo Sinclair, cuya empresa constructora es la china Sinohydro, supera en un 50% a la histórica central hidroeléctrica Paute, construida entre los setenta y ochenta, y marca un cambio en el diseño porque no almacena agua de forma permanente como otras centrales. “No embalsamos agua aquí, simplemente subimos el nivel del agua para que sea llevada por el túnel de conducción al embalse condensador, donde se regula la cantidad de agua que servirá para la generación de energía”, explica Daniel Correa, jefe de operación de la central.
Un caudal ecológico
Roque Proaño, jefe de la obra civil, afirma que el reservorio tiene una capacidad de 1,3 millones de metros cúbicos, unas 520 piscinas olímpicas, y que se regula a diario porque la mayor parte de este agua es liberada cada noche para generar la electricidad que se demanda en las horas pico. Proaño asegura que el funcionamiento de la central está asegurado porque el suministro de agua es constante en la zona. “El río Coca tiene más de 300 metros cúbicos por segundo en meses secos [de septiembre a abril] y en crecida tiene más de 2.000 metros cúbicos por segundo”, asegura.
Jhon García, asistente técnico, explica que el agua tomada se compensa durante el recorrido del río. “El caudal de diseño es 222 metros cúbicos por segundo, es decir, que aproximadamente se capta un 55% del agua en este punto, pero más abajo hay ríos aledaños al cauce del río que restablecen el fluido que se ha retirado. Captamos un caudal amigable con el medio ambiente”.
El túnel más largo de Sudamérica
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