La UE plantea ampliar a dos años los controles en fronteras interiores

Grecia admite presiones y advertencias sobre la posibilidad de quedarse fuera de Schengen

Tres migrantes esperan este miércoles en un tren para cruzar la frontera entre Grecia y Macedonia. ARMEND NIMANI (AFP)

Schengen, el espacio de libre circulación de personas, está en el alero. La presidencia rotatoria de la UE —Luxemburgo— planteará esta semana ampliar de los seis meses actuales a dos años la posibilidad de reintroducir controles temporales en sus fronteras internas, tal como hacen ya varios países, empezando por Alemania. De esa manera, un instrumento pensado para graves problemas puntuales se convertiría en cuasipermanente por la presión que impone la crisis de refugiados. La medida podría servir, según fuentes diplomáticas, para...

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Schengen, el espacio de libre circulación de personas, está en el alero. La presidencia rotatoria de la UE —Luxemburgo— planteará esta semana ampliar de los seis meses actuales a dos años la posibilidad de reintroducir controles temporales en sus fronteras internas, tal como hacen ya varios países, empezando por Alemania. De esa manera, un instrumento pensado para graves problemas puntuales se convertiría en cuasipermanente por la presión que impone la crisis de refugiados. La medida podría servir, según fuentes diplomáticas, para dejar de facto a Grecia fuera del área Schengen.

Schengen, una pequeña localidad luxemburguesa a orillas del río Musela, dio su nombre hace justo tres décadas a uno de los grandes pilares de la Unión Europea: el código que eliminó los controles fronterizos entre la mayoría de los países. Paradojas de la historia: Luxemburgo, que preside la UE hasta final de año, pondrá en cuestión el próximo viernes los límites de ese tratado, con una propuesta destinada a permitir durante “un máximo de dos años” el establecimiento de controles en las fronteras internas, según un documento al que ha tenido acceso este diario.

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De esa manera, aduce la presidencia luxemburguesa, se aliviaría la presión que ejerce la crisis migratoria y de refugiados, con un millón y medio de entradas en lo que va de año, según el último dato ofrecido esta semana por el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Las fuentes consultadas explican que la medida puede tener truco: Grecia reconoció este miércoles que está recibiendo fuertes presiones para blindar sus fronteras por parte de sus socios, que podrían dejar al país balcánico fuera de Schengen por vía indirecta si los Veintiocho aprueban los cambios. Fuentes del Consejo explicaron que no se puede expulsar a Grecia del espacio de libre circulación de personas. Pero bastaría con establecer controles en los Estados fronterizos para aislar de facto al país que lidera Alexis Tsipras.

La presión sobre Atenas no deja de crecer. Los ministros del Interior de los Veintiocho debatirán esa medida el viernes en Bruselas, junto a otras como enviar funcionarios de Frontex “a la frontera norte de Grecia” de forma inmediata para combatir “las graves dificultades en los países vecinos”. Luxemburgo propone permitir hacer controles en el interior de la zona Schengen para detectar inmigrantes irregulares. Y justifica la ampliación de seis meses a dos años de los controles fronterizos “por las serias deficiencias” detectadas en las fronteras externas y “los graves riesgos para la seguridad interna”.

Atenas reacciona

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Atenas reaccionó este miércoles con fiereza contra quienes acusan al Gobierno de Tsipras de ser incapaz de controlar la situación. “Hay presiones”, reconoció el ministro griego de Inmigración, Yanis Mouzalas, “pero no por los cauces oficiales”. En una durísima nota difundida a última hora de la tarde, el Ejecutivo heleno negó que se haya planteado la suspensión de Schengen. Y explicó que, a pesar de las dificultades, “Grecia está cumpliendo con sus obligaciones”, pese a que las críticas en Bruselas le llueven por tierra, mar y aire.

“Por desgracia”, subraya Atenas en esa nota, “algunos círculos europeos insisten en distorsionar la realidad y mantener la creencia de que el futuro de Europa se puede construir sobre reflejos fóbicos y vallas. Estos mismos círculos han estado promoviendo durante los últimos días un entorno hostil contra Grecia, con la inaceptable amenaza que supone la exclusión del tratado de Schengen”.

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