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Gastronotas de Capel
Por José Carlos Capel

Nueva York en seis desayunos

Salvo excepciones, las apariencias superan a la realidad en los bufés de la mayoría de los hoteles y en las cartas de los mil rincones de esta gran metrópoli

Huevos fritos con aguacate de Little Spain, en una imagen proporcionada por el mercado.

En Nueva York tengo claro lo que no quiero desayunar, sea cual fuere el lugar donde me aloje. No me interesa la versión norteamericana de los huevos con beicon, ni los revueltos con salchichas, ni los tazones de leche con cereales. Tampoco los huevos benedict, ni las tostadas con aguacate, ni por supuesto los gofres o las tortillas a la francesa con patatas asadas. Con el tiempo he llegado a la convicción de que, salvo excepciones, las apariencias superan a la realidad en los bufés de la mayoría de los hoteles y en las cartas de los mil rincones de esta gran metrópoli. Sin ahondar en otras razones, mis preferencias se centran en los panqueques o tortitas, como las denominamos en España. Gruesas, esponjosas, de textura mórbida, superpuestas de tres en tres, una debilidad declarada. Por supuesto, aderezadas con nata y mermelada o rociadas con maple syrup (sirope de arce), almíbar que me entusiasma.

Seis días en esta ciudad me han permitido otros tantos desayunos. Luces y sombras entre un gran descubrimiento, dos experiencias notables en Little Spain y una rotunda decepción que ya esperaba. Eso aparte de un desafortunado intento de brunch, concepto que ha ido evolucionando, para dejar de ser ese ágape que reemplaza al desayuno y sustituye a una comida —“breakfast más lunch“— y que ahora engloba toda suerte de almuerzos de fin de semana desde las 11:00 hasta las 16:00 horas. Los precios en consonancia con los baremos de la urbe, desmesurados desde nuestra perspectiva. La factura por un plato de tortitas, con café y zumo de naranja, es difícil que baje de 35 euros.

Flipper´s

Ocupa una esquina del Soho con mesitas en la calle. A partir de las 10:00 horas, y en particular los fines de semana, soporta colas en la puerta. Entre sus mejores especialidades, las tortitas suflés. Suaves, ligeras y con una textura etérea, particularmente delicada, mi gran descubrimiento en este último viaje. Puestos a confesar ignorancias, desconocía que semejantes piezas, infladas, bajas en azúcar y ligeras como el aire, fueran oriundas de Japón. Y que Flipper´s, —con un local abierto en el Soho neoyorquino y otro en el mismo Hollywood— ejerce de franquicia de la casa nipona donde se inventaron. Uno de los comentarios que recibí vía Instagram procedía de una pastelería japonesa instalada en España que aludía a la complejidad técnica de la receta y me recordaba que desde 2019 también se elaboran en Madrid en Panda Pastisserie. Llevado de mi golosa glotonería, aún me atreví en Flipper´s a compartir otra de sus especialidades, las tortitas con requesón batido y almíbar de limón. Adictivas, golosas hasta decir basta.

Flipper’s. 337 W Broadway New York, NY 10013. Teléfono: (917) 265-8292.

Clinton St. Baking

Visité Clinton Street Baking hace años por vez primera fiel a una recomendación del The New York Times que había premiado el local por la calidad de sus panqueques (“best pancakes”), los mejores de la ciudad, según el diario. Disfruté entonces de un aceptable brunch, incluidos zumos de frutas, huevos benedict y tortilla con beicon, aparte de sus tortitas con nata y mermelada, que me entusiasmaron. El café, tipo americano, agradable. Desde entonces, a pesar de que su carta ofrece más de 20 sugerencias saladas, en mis visitas a esta casa me he centrado en los “Pancakes with warm maple butter” (tortitas con mantequilla caliente de sirope de arce). En esta ocasión volví a la de arándanos silvestres y di de lado las de plátano con nueces y las de chocolate. Algo así como un auténtico foodporn en un local del Lower East Side de la Gran Manzana. A diario, Clinton´s Street Baking se atiborra de neoyorquinos y turistas. Incluso a partir de las primeras horas de la mañana hay que soportar largas colas los fines de semana. Es una lástima que la rutina tienda a apoderarse de la casa.

Clinton St. Baking. 4 Clinton St, New York, NY 10002.

Little Spain

Desayuno en Little Spain, en una imagen proporcionada por el mercado.

No podía dejar pasar la oportunidad de desayunar en Little Spain, la embajada gastronómica de José Andrés y sus socios. A partir de las ocho de la mañana, en una esquina del recinto —el bar Manolo y el chiringuito—, situados a la entrada, con terraza y sombrillas en la acera cuando el tiempo lo permite, se sirven desayunos ibéricos de muchos quilates. Por dos veces consecutivas dejé de lado las tortitas para compartir un plato de huevos fritos con puntilla y jamón ibérico, y un bocata de sobrasada con queso de Mahón suculentos.

En mi segunda visita me centré en la bollería que elaboran a diario, ensaimadas, xuxos y cruasanes rellenos. El café, magnífico, de comercio justo. En el resto de la carta, tartas de queso y chocolate, flanes, arroz con leche, sándwiches de jamón y queso, y bocadillos tan tentadores como el de huevo con beicon y pimientos verdes fritos. Una pista fiable donde las haya.

Little Spain. 10 Hudson Yards, New York, NY 10001.

Magnolia Bakery

Nunca me ha gustado este lugar ni he entendido la fiebre que los cup cakes generaron en su momento. Los lanzó la serie Sexo en Nueva York a partir de 2008 sin razones gastronómicas que lo justificaran. Un testimonio de la capacidad de prescripción de Hollywood y de los grandes medios estadounidenses. Cuando visité Magnolia Bakery en 2012, en pleno apogeo, aquel extraño santuario soportaba largas colas de mitómanos ansiosos de degustar sus pasteles en taza, bombas de relojería de enorme carga calórica. Hoy, pasada la moda, el local, prácticamente vacío, asiste al derrumbe de un absurdo montaje. Magnolia Bakery tampoco es un lugar de desayunos, sino una pastelería de barrio donde se venden para llevar los famosos cup cakes, aparte de cafés y tés para tomar en la calle. Llevado de una suerte de síndrome de Estocolmo entré, solicité un té y una suerte de muffin con crema que se me rompió en la mano antes del primer mordisco. Mejor olvidarlo.

Magnolia Bakery. 401 Bleecker Street N.Y.

Sadelle´s

Sábado en Nueva York, día de brunch y me dirigí a Sadelle´s entusiasmado con cumplir con el rito. Llegué ilusionado dispuesto a disfrutar de un desayuno inglés en versión XXL y mi experiencia resultó un fiasco completo. Ni los huevos revueltos con patatas asadas, ni el bagel relleno de salmón y crema de queso (una de las especialidades de la casa), merecían el menor elogio. Tampoco el zumo de naranja. Recordaba la experiencia bastante mejor en mi última visita. El local, eso sí, lleno hasta la bandera. Y todo a partir de una fórmula que le ha llevado a abrir locales en Las Vegas, Dallas, París, Riad y Miami.

Sadelle’s. 463 West Broadway. Nueva York, NY 10012.

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