Albóndigas de cordero y berenjena
Estas albóndigas fritas tienen un claro ascendiente griego, aunque siendo sincero, no tengo ni idea de si allí las preparan exactamente así. Me entraron ganas de hacerlas el otro día tras redescubrir una receta apuntada en un papelito que me había pasado mi cuñada May allá por el siglo XVII, pero lo volví a perder, por lo cual tuve que prepararlas de memoria. Como la capacidad de recordar de mi cerebro está bastante deteriorada, puede que los ingredientes no sean los mismos, ni tampoco la preparación.
Sin embargo, guiándome un poco por una receta similar que había publicado en Ondakín y otro poco por intuición acabaron saliendo unas albóndigas espectaculares. Metí la pata, eso sí, al no escurrir bien la carne de la berenjena, con lo cual la masa estaba un poco inmanejable. Pero bueno, nada que no se pudiera arreglar con una dosis de pan rallado.
La berenjena asada da a estas albóndigas una cremosidad fantástica, a la vez que contrarresta la contundencia del cordero. Tienen su trabajo, pero de verdad que compensan. Y se pueden hacer en cantidades industriales, congelar y freír cuando se quieran tomar.
Dificultad: Hay que tener un poco de sentido común.
Ingredientes
Para ocho personas (si sois menos, vale la pena hacer más y congelar la masa)
- 400 gr. de carne de cordero picada
- 400 gr. de magro de cerdo picado
- 2 berenjenas
- 200 gr. de miga de pan de cereales
- 2 huevos
- 2 cebollas
- 2 dientes de ajo
- 5 cucharadas de perejil picado
- Leche entera
- Pan rallado
- Harina
- Aceite de oliva
- Sal y pimienta negra
- Hojas de menta para decorar (opcional)