Gracias a una cerveza alemana existen las neveras en casa (y otras verdades sobre las ‘lager’ que venden en el súper)
Destrás del invento está el ingeniero Carl von Linde, que inspirado por la necesidad de Spaten, diseñó en 1873 una máquina de refrigeración por gas comprimido
Puede parecer una exageración, pero es completamente cierto: las neveras domésticas, esas donde hoy se enfrían las cervezas y se guarda el túper con las sobras de la cena, existen gracias a la necesidad de mantener fría la cerveza. Así es, todo comenzó con las lager alemanas, ese estilo dorado, limpio y refrescante que se puede encontrar en casi cualquier supermercado.
La historia arranca en Múnich, a mediados del siglo XIX. En 1844, la cervecera Spaten, en Baviera, encargó el primer sistema de refrigeración viable del mundo. Tal como explica el periodista Jonny Garrett en su libro El sentido de la birra (NED Ediciones, 2024), el objetivo era claro: mantener la cerveza fría durante su maduración y garantizar que llegase perfecta al verano. Estas páginas están llenas de historia, cultura y anécdotas cerveceras, sobre cómo la humanidad ha fermentado, brindado y evolucionado con ella.
Lo curioso es que esa necesidad cervecera acabó revolucionando el mundo. Como cuenta Garrett, “la primera nevera de la historia se inventó para mantener la cerveza fría, así que la próxima vez que alguien te pregunte por qué tu nevera está llena de cerveza, habrá que preguntarle por qué la suya está llena de comida”.
El protagonista detrás del frío cervecero fue Carl von Linde, un ingeniero que, inspirado por la necesidad de Spaten, diseñó en 1873 una máquina de refrigeración por gas comprimido. Esta tecnología no solo cambió la industria cervecera, sino también la alimentaria, médica y doméstica.
Sí, incluso Guinness recurrió a estos avances para lograr cervezas más burbujeantes y estables. Así que la próxima vez que se abra la nevera, convendrá recordar: está ahí por culpa (o gracias) a una lager bávara. Y en el súper, cuando se pase por la sección de cervezas, habrá que frenar un segundo: buscar una botella larga, con etiqueta sobria, tal vez en alemán, llevarla a casa, enfriarla bien y servirla en vaso. Brindar por las cosas simples que cambian el mundo. Porque, a veces, una buena cerveza fría no solo refresca: también hace historia.
¿Qué es una lager (y por qué hay que tener una fría en casa)?
Las lager son cervezas de fermentación baja, suaves, limpias, refrescantes y, muchas veces, más fáciles de beber que otros estilos más alcohólicos o amargos. En nariz, suelen tener notas a pan blanco, masa fresca y corteza suave. En boca, una carbonatación chispeante y un amargor seco y elegante que limpia y refresca.
Y aunque muchas veces se las confunde con cervezas industriales sin carácter, lo cierto es que en cualquier gran superficie se puede encontrar auténticas lager alemanas, bien hechas, con siglos de historia y sabor real.
Lagers alemanas que se pueden encontrar fácilmente en el súper y por qué merecen la pena
1. Spaten Münchner Hell
Una lager dorada, con notas de cereal fresco, flores suaves y un final seco. Spaten fue la primera cervecera del mundo en usar refrigeración por gas comprimido. Es historia líquida y se encuentra en El Corte Inglés o Alcampo.
2. Paulaner Original Münchner Hell
Más conocida por su cerveza de trigo, esta lager tipo helles es un básico bávaro: pan, levadura, suavidad y una textura cremosa. Disponible en AhorraMás.