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Vídeo: EPV

Una sopa lleva más de seis meses cocinándose en TikTok y la gente lo sigue como si fuera una serie

El guiso perpetuo o sopa eterna se mantiene al fuego de forma ininterrumpida y se le van añadiendo ingredientes que modifican su sabor. El resultado genera opiniones encontradas

“Bienvenidos al día uno de mi guiso perpetuo. Es una sopa que mantienes al fuego 24/7 y, a medida que te la vas comiendo, vas añadiendo restos de otras preparaciones y un poco de agua para que no se seque. A lo largo del tiempo, desarrolla sabores muy intensos”. Así comienza el experimento que el creador de contenido Zachary Leavitt puso en marcha en TikTok el pasado mes de abril. Hoy, su perpetual stew, como se denomina en inglés —y que en español podría traducirse como guiso perpetuo o sopa eterna—, tiene casi 200 días de vida y ha generado una comunidad de cientos de miles de personas a su alrededor. Día a día, esta comunidad sigue las actualizaciones que Leavitt sube a su cuenta de TikTok, contando qué tal está de sabor, los cambios que se han producido en la textura y el color del caldo, y la puntuación que le otorga al resultado. Hasta le ha puesto un nombre: Stewtheus.

Por la crockpot en la que se está cocinando esta sopa eterna han pasado desde los ingredientes más comunes —cebolla, zanahoria, champiñones, pollo, ternera, huesos, vino o laurel— hasta los más extraños y descabellados —brotes de helecho, higos, ostras en conserva, lechuga, paté e incluso placenta en cápsulas—. Hay quien le ha sugerido que, por favor, busque recetas de guisos en lugar de añadirle cosas al caldo de forma aleatoria. Su respuesta: “¿Acaso Picasso buscó cómo pintar?”. Todo es ensayo y error, porque aun a sabiendas de que ciertos ingredientes podrían arruinar la olla por completo, Zachary procede sin miedo, con un afán de experimentación y un punto de inconsciencia admirables. A veces, el resultado es una pócima incomible, pero otras la cosa sale sorprendentemente bien.

De ahí que el guiso perpetuo de Zachary haya despertado tantísimo interés: es como seguir una serie. Sus seguidores se autodenominan “stew crew” (la pandilla del guiso) y Stewtheus es ya una suerte de personaje al que acompañar en sus aventuras y desventuras. Quien se engancha en el día 143, acude con curiosidad al primer video para saber cómo era el guiso original y así apreciar lo mucho que ha evolucionado. En estos más de seis meses ha habido drama —como cuando, en el día 9, Zachary se dejó la crockpot a tope toda la noche y el agua se consumió casi por completo o cuando lloró al probarlo después de pasarse con los chiles habaneros—, cambios de recipiente, errores garrafales —como añadirle coles de Bruselas, manzana o una cantidad absurda de vino— y momentos emocionantes, como cuando el guiso se fue de viaje a descubrir mundo, cuando fue triturado, cambiando de forma y de textura, o cuando Zachary se grabó por primera vez comiéndolo frente a la cámara para demostrar que, efectivamente, lo probaba cada día, cosa que mucha gente dudaba viendo el aspecto que el caldo iba adquiriendo.

De hecho, una de las preocupaciones recurrentes que aparecen en los comentarios de sus vídeos es si comerse una sopa que lleva meses cocinándose es seguro, si no hay riesgo de intoxicación. La científica experta en alimentación y creadora de contenido Hydroxide hizo un vídeo en el que aclara algunos de los puntos que más dudas generan. Lo más importante es mantener siempre la temperatura por encima de los 60 °C, de manera que bacterias como la salmonela y la E. coli no proliferen. Si el guiso baja de esa temperatura, es mejor tirarlo. En la segunda semana de experimento, Zachary optó por poner un termómetro a la vista para que la gente no sufriera por una posible intoxicación, aunque este termómetro ha ido pasando a un segundo plano y los comentarios que cuestionan la salubridad del guiso aparecen una y otra vez. El otro punto clave son los ingredientes: las verduras deben estar bien lavadas y las carnes mejor si están cocinadas. Esto minimiza los riesgos, aunque no los elimina por completo. Se podría decir que la sopa eterna no es 100% segura, aunque por ahora Zachary no ha declarado haber sufrido contratiempos estomacales.

También hay quien se preocupa por el coste de su factura de la luz, aunque en este caso no hay motivo de alarma, ya que el consumo energético de la crockpot es más bajo que el de otros electrodomésticos. Y hay mucho debate sobre si es un guiso o una sopa —dada la consistencia más bien líquida del caldo—, aunque Zachary se refiere a su creación de ambas maneras, dependiendo del día. Otras recomendaciones de seguridad alimentaria que corren por internet insisten en intentar comerse el máximo de ingredientes sólidos cada día y dejar que sea solo el caldo el que se quede cociendo en la olla y, cada cierto tiempo, colarlo todo para “renovar” la sopa con ingredientes frescos. Zachary no coló su sopa hasta el día 102, lo que hace que mucha gente se muestre reacia a acercarse a esa cosa llamada “guiso” cuyo color se parece, desde hace mucho tiempo, al del aceite de motor usado.

El hecho de que sea un experimento constante y que Zachary no tenga muchas nociones de cocina, genera una sensación de imprevisibilidad que engancha y una inevitable empatía con el creador. Él acepta sugerencias de ingredientes, lo que convierte el guiso en una iniciativa participativa, y la gente le da consejos sobre cómo avanzar o sobre qué cosas debería evitar. Hay un cierto espíritu de aprendizaje colectivo.

Entre las razones que Zachary ha dado para mantener vivo durante tanto tiempo el guiso perpetuo están el hecho de tener una comida caliente siempre disponible que, además, puede ayudar a ahorrar algo de dinero, ya que se aprovechan muchas sobras y cortes de carne que no necesariamente tienen que ser costosos. Aunque no elude los contras: todo se vuelve de color marrón cuando lo cocinas durante mucho tiempo y el olor puede resultar abrumador. Aún así, desde que su experimento empezó a hacerse viral, otros creadores de contenido se han animado a poner en marcha sus propios guisos perpetuos, que como Stewtheus, también tienen nombre propio. Soupina, Jarlica y Brotholemew son tres de los más populares en TikTok, aunque hay muchos más.

Una tradición que se remonta a la Edad Media

Lejos de ser una simple tendencia de redes sociales, la historia de estos guisos es larga y fascinante. En Europa, todo indica que la tradición data de la Edad Media. Algunas fuentes sitúan su nacimiento en Polonia, en el siglo XIV, donde recibían el nombre de “guisos del cazador” y se preparaban con carne de los animales que cazaban, vegetales y hierbas. Zachary no iba desencaminado cuando decía que, una de las grandes virtudes del guiso perpetuo es que siempre tienes a mano una comida caliente que llevarte a la boca, ya que en época medieval, ese caldero que se iba rellenando constantemente con lo que había era una garantía de que, incluso en tiempos difíciles, siempre habría una sopa sustanciosa para comer, un caldo que atesoraba el sabor de muchos caldos anteriores.

Un artículo del New York Times de 1981 menciona la existencia de un guiso con 300 años de antigüedad en Normandía y habla de otro en Perpiñán que estuvo cociendo desde el siglo XV hasta la Segunda Guerra Mundial. Estos guisos recibían el nombre de pot-au-feu y eran platos a base de carne y hortalizas, muy parecidos a nuestros cocidos, cuyo nombre ha sobrevivido al paso del tiempo, aunque hoy ya no se preparan en calderos que están perpetuamente al fuego. En ese mismo artículo se explica que, detrás de estos guisos podría haber también una motivación práctica: encender el fuego de leña era más costoso que alimentarlo y tenerlo encendido constantemente. Del mismo modo, ¿por qué no alimentar siempre la misma sopa en lugar de hacer una de cero cada vez?

En 2023, se hizo viral el guiso perpetuo que puso en marcha Annie Rauwerda —creadora de la famosa cuenta Depths of Wikipedia— en Nueva York. En su caso, era vegano y colaborativo; hizo varios eventos en los que la gente podía traer sus propios ingredientes para añadir al caldo y creó una web donde fue documentando todo el proceso. Duró dos meses. Y una de las sopas eternas más famosas es la de Wattana Panich, un restaurante de Bangkok, que la mantiene al fuego desde hace más de 50 años. Ellos vacían el recipiente cada día para limpiarlo y reservan una pequeña cantidad que mantienen cociendo toda la noche. Al día siguiente, la incorporan a una nueva sopa, a la que añaden más caldo e ingredientes frescos. Quienes la han probado coinciden en la profundidad de su sabor.

La sopa tiene la capacidad de generar confort y bienestar casi instantáneos, de calentarnos en los días fríos y, todo parece indicar que, si cuece de forma ininterrumpida y se convierte en una suerte de experimento compartido, también es capaz de congregar a su alrededor a una enorme comunidad de gente comprometida con que el fuego que la alimenta no se apague nunca.

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