Guinda: el catering de la exbatería de Hinds que conquista con sus deliciosas tartas ‘feístas’
Amber Grimbergen y Lucía Rodríguez-Juanatey lideran este estudio culinario que sorprende con recetas centradas en producto de temporada, y unos postres que rinden culto a la hiperdecoración con mucho color y un toque salado
Hoy es Blue Monday, el fatídico lunes con nombre de canción que aglutina las peores vibraciones del año. Llueve a cántaros y apenas se atisba un rayo de luz entre los ventanales de Eito, el espacio de coworking y cafetería donde tiene lugar el encuentro con las creadoras de Guinda, Amber Grimbergen (Pamplona, 28 años) y Lucía Rodríguez-Juanatey (Santiago, 31 años). Este estudio culinario emprenderá aquí su primer taller el próximo 13 de febrero —”espero que sea el primero de muchos”, comentan— sobre las tartas que tanto están dando que hablar en redes sociales y eventos por Madrid. Su último diseño más comentado fue el creado para el cumpleaños de la cantante Judeline. En contraste con el ambiente gris que reina en este día, los bocados que protagonizan esta sesión de fotos y que Lucía apoda cariñosamente como silly little cakes (“tartitas tontas”, en castellano) llaman la atención por sus chorretones de buttermilk en vibrantes colores y una exuberante decoración que no escatima en lazos, flores o incluso vegetales como el romanescu o las hojas de radicchio y endivias. “No son las tartas clásicas de toda la vida, pueden parecer feístas, pero son nuestras y las queremos”, señala Lucía entre risas.
Para Amber Grimbergen, conocida como la batería del grupo Hinds hasta su salida en julio de 2023, el universo de las tartas pasó de ser un hobby a un sueño profesional a raíz de la pandemia. “Como no había conciertos, me apunté a una escuela de pastelería y empecé a hacer tartas a saco, las vendía a mis amigos por sus cumpleaños”. Esa pasión por la repostería le viene de familia, su abuelo era pastelero y sus padres, aun siendo músicos, también trabajaron durante años en un restaurante, cuya cocina frecuentó Amber a menudo cuando era pequeña. “Me lo pasaba genial cocinando, es algo que siempre me ha atraído, ¡y me encanta comer!”, apunta.
Recuerda como muy identificatoria esa escena de la película Matilda (1996) en la que la protagonista cocina pancakes entre trucos de magia, algo que comparte con su socia Lucía. Esta gallega dio también un giro drástico a su vida, cuando decidió dejar la abogacía y mudarse a Londres para trabajar en pastelerías como Luminary y Violet Cakes, tras estudiar en la escuela de alta cocina Le Cordon Bleu. “Yo era típica la niña que siempre estaba trajinando en la cocina, y como a Matilda, me gustaba preparar tortitas para desayunar. Paradójicamente, vengo de una familia de dentistas, aunque mi abuela cocinaba muy bien y pasaba mucho tiempo con ella”. Tras una temporada en la pastelería de los almacenes Harrods, la covid la empujó a volver a Galicia y después a Madrid, donde trabajó en la repostería de La Prima Lejana y después en Hermanas Arce.
La creadora de recetas y escritora gastronómica Claudia Polo, conocida en Instagram como Soul in the Kitchen, fue quien puso un destino común a sus historias. “Claudia estaba buscando gente para hacer un fanzine, y en el grupo de WhatsApp que creó con las personas seleccionadas estábamos nosotras. Recuerdo que Amber me sonaba de algo por el rollo musical, pero al mirar su Instagram y ver las tartas que hacía pensé que sería guay hacer algo juntas”. Guinda arrancó tímidamente en diciembre de 2022 en forma de pop up para una cafetería de unos amigos argentinos, Casa Brava, con aperitivos salados en montañas de gildas, grill cheese con salsa picante o arancinis de setas, además de algún postre como tiramisú. Su éxito en el boca a boca derivó en peticiones de catering para cenas, bodas y eventos, como el cumpleaños de la actriz Lola Rodríguez o la cantante Lourdes Hernández (Russian Red). “Nos decían oye, ¿y si hacéis una comida para no sé quién?’'¿Y un evento?’ Y en seguida nos vimos con el negocio en marcha”, explica Amber.
Con un nombre que resultara fácil y femenino —”una guinda del pastel quiere decir que aportamos un toque diferente”, apunta Amber—, Guinda fue cogiendo la forma de estudio culinario en los meses posteriores. Un espacio donde ofrecer comida y todo un concepto creativo alrededor del food styling, con asesoramiento más allá del menú en cuestiones como el tipo de emplatado, la vajilla, las flores o el montaje de las mesas, ya sea para una cena privada de hasta 20 personas o un gran evento de marca. “Ponemos tanto el foco en la estética para que resulte más personalizado. Queremos establecer vínculos entre la parte gastro con los diferentes tipos de arte como la música, o la moda… Nos interesa explorar ese camino”, explica Amber.
De sus mentes salió la apuesta al rosa en la presentación de Rituals en El Corte Inglés, la mesa barroca para la última colección de joyas de Sita Abellán, cubrir con mantos de uvas mencía las bebidas en una boda de Ribeira Sacra o el menaje comestible para un despacho de arquitectos. “Teníamos que crear el catering para unas charlas sobre sostenibilidad y se nos ocurrió que no había nada más sostenible que hacer cucharas y platos de pan para comerlos después de mojarlos en crema de remolacha y naranja”. Su imaginación se nutre de tableros de Pinterest y cuentas de Instagram, como el trabajo de la artista y chef afincada en Nueva York Laila Gohar, las experiencias gastronómicas de Easy Peacy y Tiberi Club o la investigación en torno a la cocina vegetariana de Studio Schmaus.
Con un recetario centrado en productos de temporada y giros a lo oriental o mediterráneo en sus salsas, el contraste de sabores y el color juega fuerte en una tendencia hacia la maxidecoración. La sal, confiesan, es un ingrediente casi ubicuo de todos sus dulces, presente en su tarta más famosa de bizcocho de chocolate, nueces caramelizadas y vainilla salada. “Nos encanta meter sal a todo. La crema buttermilk la hacemos con merengue suizo, vainilla y ese punto de sal que contrasta y aligera el chocolate denso del bizcocho”, describe Lucía. Con un precio que empieza en los 60 euros para una tarta de seis comensales —”depende de la decoración que nos pidan, las flores son más caras, por ejemplo”—, se pueden encargar por mail y conlleva unas cuatro horas de elaboración más una noche de enfriado.
Fanáticas de esa estética con montañas de comida tan recurrente en festines romanos o los pasteles que devoraba María Antonieta en la película de Sofia Coppola, acaban de cerrar un mes de diciembre repleto de encargos que autogestionan en las cocinas de sus casas, y que augura un futuro estable para expandir el negocio hacia nuevas vías como un club de cenas privadas o un cooking show junto a chefs invitados. “Lamentablemente, aún no podemos vivir al 100% de esto, pero es nuestro objetivo. Yo sigo con la música [acaba de girar con Russian Red y está grabando su disco en solitario], pero no me da la vida, damos mucho peso a crear contenido interesante para las redes sociales y eso quita tiempo. Empezar un negocio y conseguir estabilidad es lo más complicado de todo”.