Tres novelas impregnadas de aceite siciliano, locura culinaria francesa y Frida Kahlo

De los recuerdos de una infancia en Palermo a la cocina en la Casa Azul y el descubrimiento de la gastronomía francesa. Libros para personas nostálgicas, aventureras y soñadoras

De izquierda a derecha, 'Unas gotas de aceite', de Simonetta Angello Hornby, 'La Transmisión del sabor', de Bill Bilford, y 'La Cocinera de Frida', de Florencia Etcheves.

Hay algo hiriente, y a ratos placentero, en la búsqueda de quiénes somos y de dónde venimos. Ese viaje al fondo de uno mismo vincula a estas tres novelas donde la indagación en el pasado se une a la exaltación por la gastronomía, convirtiéndola en un personaje más.

Cuando la escritora Simonetta Agnello Hornby comenzó el libro Unas Gotas de Aceite (Gatopardo Editores) en 2011, se encontraba en Palermo (Sicilia). Estaba frente a un viejo cuaderno en el que su madre escribía pequeños y vívidos relatos, el recetario de su tía Teresa y el olor a esa infancia que queda impregnada en el mobiliario de una casa familiar. “Unas gotas de aceite está escrito sin nostalgia, pero con amor y gratitud a mamá y la tía Teresa”, escribió la autora al comienzo de la obra. Esta novela es un viaje a la infancia, un pasaje en el tiempo por las emociones aprendidas, los sabores iniciáticos y los amores familiares: “Hacía años que deseaba reproducir las recetas de los dulces de la abuela María (…) Tenía en mente un trabajo a cuatro manos con mi hermana Chiara. Pese a que desde hace cuarenta años vivimos en diferentes islas, todos los veranos nos reunimos en Mosè —nuestra casa de campo—y seguimos cocinando como nos enseñaron mamá y la tía Teresa”. Se podría decir que es una novela documental o un ensayo novelado, donde la verdad, la que se ve con el prisma del recuerdo, no deja escapatoria al lector: todo lo que aquí se cuenta sucedió. Un recurso literario que se incrementa con el acompañamiento de una serie de fotografías de los protagonistas de la historia.

Portada de Unas gotas de aceite, de Simonetta Agnello Hornby (Gatopardo Ediciones).

Así nace este libro, con el impulso de la emoción y la necesidad de que los sabores aprendidos no desaparezcan. Y en las últimas páginas del libro encontramos una veintena de recetas familiares: “Las recetas de este libro formaban y continúan formando parte de nuestra cotidianidad alimentaria (…) Pero sin duda el hilo conductor que recorre todas ellas es el producto principal de nuestra finca: el aceite de oliva”.

Cuando uno se acerca a cualquiera de los libros de Bill Buford, periodista, escritor y creador de la fabulosa revista Granta, siente que entra en un micromundo donde el único lenguaje posible es el creado por la pasión, la locura y la excitación a lo desconocido. Hay dos de sus novelas, editadas ambas por Anagrama, Calor (2007) y La Transmisión del Sabor (2024) que nacen del impulso por conocer otros mundos, la locura por bucear en terrenos desconocidos y la pasión por la gastronomía. En la persona de Bill Buford encontramos a ese escritor que ama la cocina, y a ese cocinero que no sabe guisar sin añadirle una buena dosis de literatura a sus platos. Y esto se traduce en una literatura ágil y audaz, íntima y descarada, sin dobleces. En La Transmisión del Sabor comienza su aventura por Francia. “Una tarde clara, fría y otoñal de 2007, conocí al chef Michel Richard [fue el propietario del famoso restaurante Citronelle en Washington DC] el hombre que cambiaría radicalmente mi vida —y las vidas de mi mujer y de nuestros gemelos— sin que yo supiese muy bien quién era, convencido de que, en cualquier caso, se trataba de alguien a quien no volvería a ver”.

La transmisión del sabor, de Bill Buford (Editorial Anagrama). Bill Buford viaja a Lyon y se sumerge en los secretos de la cocina francesa.

Esta historia comienza con Michel Richard, con quien pasaría los primeros ocho meses de su aventura, y luego continuaría su periplo por Francia, donde el autor estudio en L’Institut Paul Bocuse, trabajaría como ayudante de cocina en La Mère Brazier (con dos estrellas Michelin en Lyon) y vivirá en primera persona el ritmo frenético de un restaurante de alta cocina. Un libro que te descubre la Francia más gourmet, y el origen y la historia de ciertos platos tradicionales de la cocina francesa. El libro es una delicia, una aventura que en ciertos momentos recuerda a los escritos de Anthony Bourdain, o a ese maravilloso relato de Julia Child, My life in France.

Quien haya visitado alguna vez la Casa Azul de Frida Kahlo en Ciudad de México, caerá en la tentación de abrir las páginas de La Cocinera de Frida, de Florencia Etcheves (editorial Planeta) por recordar ese lugar mágico, lleno de color y energía; o por convertirse en un voyeur de un trocito de la vida de una las grandes artistas del siglo XX. ¿Quién sabe? Lo cierto es que esta novela es como una mirilla por la que el lector otea el pasado sabiendo que, entre la verdad y la licencia literaria (nunca existió tal cocinera), se encontrará una buena historia. Una novela escrita en dos partes: el ayer, de 1939 a 1954, en México, donde se narra la vida de Nayeli, una inmigrante en busca de un futuro mejor que acaba convirtiéndose en la cocinera de Frida. Y la del hoy, en 1918, en Buenos Aires, donde la nieta de Nayeli comienza a indagar en la vida de su abuela. El relato atrapa no solo por la historia de amistad entre la cocinera y la artista, o por los platillos que salían de esa cocina de leña de Casa Azul los días de fiesta, sino por la estructura de misterio que la autora ha creado como telón de fondo. Un libro de más de quinientas páginas donde se habla de amistad, cocina y arte, con una buena dosis de denuncia y de feminismo “El espacio en el que las mujeres son reinas sin corona había sido ocupado por los hombres”.

La cocinera de Frida, de Florencia Etcheves (Editorial Planeta).

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