La crisis de las empanadillas llegará (por lo menos) hasta el otoño
Tras varios meses sin venderlas, Buitoni (La Cocinera) asegura que sus obleas volverán después de la próxima cosecha, en el mes de octubre, debido a la escasez de harina durante la última recolección
La crisis estalló en primavera. La alarma empezó a sonar en X, cuando varios consumidores comenzaron a echar de menos en los lineales de los supermercados las obleas con su reconocible estuche blanco, azul y rojo, con una señora, uniformada con cofia y delantal portando una bandeja de empanadillas humeantes, impresa en la parte delantera. Una imagen, la de La Cocinera, muy familiar, ya que la marca fue fundada en los años sesenta por la empresa Iturbe y Santos, Sociedad Anónima, domiciliada en Torrejón de Ardoz (Madrid). En 1999 entró a formar parte de Nestlé. Sin embargo, el grupo suizo vendió en 2015 el negocio de platos preparados congelados de La Cocinera a Findus, pero se quedó con la división de masas refrigeradas (obleas, hojaldre, pasta brisa...). Y pasaron a comercializarse con otra marca de su propiedad, Buitoni, que ampara las gamas de pizzas congeladas, y pastas y salsas refrigeradas.
Algunos usuarios de la citada red social, cansados de peregrinar por diferentes establecimientos, preguntaron directamente a la compañía por qué habían desaparecido las famosas obleas y la razón de por qué no se estaban repartiendo con normalidad, tal y como les habían advertido desde los supermercados. Nestlé respondió el 29 de abril con el siguiente mensaje: “Lamentamos informarte que actualmente estamos experimentando una falta de abastecimiento de harina que cumpla con nuestras especificaciones técnicas para garantizar las cualidades de nuestros productos. Por esta razón, hemos tenido que suspender temporalmente la fabricación y venta de nuestras obleas durante tres meses”. De hecho, cuando El Comidista, que avanzó la noticia el pasado mes de mayo, se dirigió a la marca para conocer de primera mano su versión, recibió desde el departamento de prensa este mensaje: “Actualmente, estamos teniendo falta de abastecimiento de harina que cumpla con las especificaciones técnicas que hacen tan característico nuestro producto. Las gestiones requeridas para recuperar el suministro de harina —de acuerdo con nuestras especificaciones— ocuparán, aproximadamente, un período de tres meses. Por eso, durante ese período, nos hemos visto obligados a interrumpir la fabricación y la comercialización de las obleas Buitoni”.
Pasado este tiempo, la respuesta de la compañía en el citado canal de comunicación, anteriormente conocido como Twitter, a los usuarios que siguen echando de menos la masa de las empanadillas, sigue siendo la misma: “Estamos trabajando para normalizar el servicio lo antes posible. Gracias a los esfuerzos realizados, es posible que podamos suministrar obleas dentro de tres meses”.
El verano avanza y en las zonas refrigeradas de las tiendas y supermercados sigue sin estar la imagen de la señora de la cofia y el delantal. EL PAÍS se ha puesto en contacto con Nestlé para conocer por cuanto tiempo se prolongará esta ausencia. A través de un cuestionario, solicitado y enviado por correo electrónico, el director del área de Culinarios de Nestlé España, André Moura, pone algo de luz a la situación, y a la pregunta de cuándo volverán a estar disponibles las obleas para hacer empanadillas, responde lo siguiente: “Estamos trabajando para normalizar el servicio lo antes posible, con activación del plan de contingencia para asegurar que empleamos harina que cumple con las especificaciones técnicas requeridas. A pesar de nuestros esfuerzos, es previsible no poder suministrar obleas hasta después de la próxima cosecha (octubre)”. Argumenta que la falta de abastecimiento de harina —aclara siempre que con las especificaciones técnicas requeridas para garantizar las cualidades de nuestro producto—, se debe “a la escasez de producto en la última cosecha”. Y matiza que debido a los numerosos mensajes, tanto por parte de clientes como de consumidores, interesándose por el artículo y su vuelta al mercado, “nos estamos esforzando por retomar el suministro lo antes posible”.
Lo que sí ha empezado a comercializar Buitoni, el 17 de julio, a falta de la genuina masa de empanadillas, son unas nuevas empanadas de estilo argentino, que visten un envase de color verde con la imagen de la misma señora portando la humeante vianda. “Este nuevo producto no sustituye a las obleas clásicas, es una receta diferente para ayudar a nuestros consumidores a preparar las empanadas argentinas más crujientes y sabrosas en casa”, detalla Moura en el mensaje enviado a este periódico. Este lanzamiento obedece, según las explicaciones dadas, a “una nueva tendencia entre los consumidores de nuestro país, especialmente entre aquellos más jóvenes. Cada vez son más los establecimientos que ofertan empanadas argentinas”. Desde la marca, asegura el citado portavoz, han querido ofrecer al consumidor la posibilidad de poder prepararlas en casa, con distintos rellenos, y utilizando “el horno y la air fryer, métodos de cocción también más en línea con las nuevas tendencias donde se buscan alternativas más saludables”.
En cuanto a la diferencia de las masas entre la clásica española y la argentina —las dos están elaboradas con los mismos ingredientes: harina de trigo, agua, manteca de cerdo, sal, acidulantes (E575, ácido cítrico), conservador (sorbato potásico) y levadura—, señala que la principal es la harina utilizada: la de estilo argentino tiene una lámina más gruesa, “lo que proporciona una experiencia organoléptica distinta, con un mayor protagonismo de la masa en boca”, matiza Moura. De momento, no hay club de fans de la empanadilla, pero desde la firma afirman que debido a la repercusión mediática se han dado cuenta de que hay muchos seguidores de este producto. El hito que se conocía hasta ahora era la celebración, el 8 de abril, del Día Mundial de la Empanada.