Las patatas fritas de bolsa favoritas de los expertos en el aperitivo

El cocinero José Manuel de Dios, del grupo Cañadío, cree que la patata frita perfecta debe ser “crujiente, con el punto de sal perfecto y el mínimo de grasa posible”

Bol con patatas fritas de bolsa.Moeh Atitar

Sola o acompañada. Reina del aperitivo, pero apetecible a cualquier hora, y al alcance de casi todos. Es difícil encontrar detractores de las patatas fritas y entre los más entusiastas, los hay fieles a determinadas freidurías. Cuando se trata de comprarlas envasadas, la oferta es amplia, ¿cómo distinguir las de buena calidad? Enrique Valentí, de Hermanos Vinagre, tiene su propio ranking y aunque no da más detalles, sí cuenta que a una patata frita de bolsa le exige “que sea adictiva, ligera, pero también contundencia en el sabor”. “Evidentemente, le pido que esté procesada en los más altos estándares de calidad, en este caso, el aceite de oliva es imprescindible”, añade.

El cocinero del grupo Cañadío José Manuel de Dios indica que la mejor variedad a la hora de hacer patatas fritas es la patata agria. Ellos, en los restaurantes del grupo cántabro, las hacen a diario para servirlas a todos sus clientes como aperitivo. “La cortamos con un calibre muy finito en la mandolina, las freímos con abundante aceite de oliva en una olla, las echamos una a una, las movemos muy de continuo para que se fría homogéneamente, esté aireada y no queden unas patatas más fritas y otras menos, y al escurrirlas, las dejamos un tiempo para que sude el máximo de grasa posible. Luego las aderezamos con un mix de especias que nosotros llamamos cajún, con un punto picante”, desvela el cocinero. Lo más importante para él es que al final la patata “esté crujiente, con el punto de sal perfecto y que tenga el mínimo de grasa posible”.

Siguiendo todas estas premisas que señalan los entendidos, aquí va una lista de algunas de las patatas fritas de bolsa favoritas de expertos en el arte del aperitivo, aunque coincidan en que lo mejor es que se hagan al momento.

1.

Bonilla a la vista

La fama y las ventas de estas patatas fritas coruñesas se dispararon en 2020 gracias a su aparición en la premiada película coreana Parásitosno es casual, el país asiático es su principal mercado exterior, pero en Casa Mariol, lugar insigne del vermuteo en Barcelona, las utilizan desde mucho antes, alrededor de unos 10 años. “Mi hermano pequeño hizo un relanzamiento del vermut y le encantaron. Hacíamos match como marca por esa mezcla de producto artesano, de calidad, imagen simple y honesta y con un diseño especial”, cuenta Marta Vaquer, actual propietaria del local junto a su hermano Josep Maria. Ellos las sirven solas y Marta Vaquer las ve perfectas combinadas con un mejillón en escabeche o boquerón en vinagre y junto a un trago del vermut negro que ellos mismos elaboran y comercializan. Un maridaje similar al que menciona Alejandro García, de Casa Montaña (Valencia), para quien estas patatas gallegas son perfectas con “los mejillones en escabeche Ramón Franco” que ellos sirven. Ellos las utilizaban anteriormente por “la calidad de la patata en sí” y por ser “muy equilibradas en textura y sabor”. Actualmente, las que usan puntualmente en la emblemática bodega cercana a la Malvarrosa las elaboran ellos mismos a partir de unas “patatas de secano extraordinarias de los Montes Universales”.

Al elaborar las patatas, en Bonilla a la vista —marca que en 2022 cumplió 90 años— hacen una doble selección, mecánica y manual, para garantizar que todas las que se envasan cumplen con los estándares de calidad, en los que prima el color dorado y su textura crujiente. En el proceso se fríen con aceite de oliva y se les añade, tan solo, sal marina, aunque también disponen de una versión en bolsa sin salar. Además de tienda online, tienen varios puntos de venta físicos propios en A Coruña, en sus churrerías, pero también se distribuyen en multitud de establecimientos en toda España.

Bonilla a la vista. Calle Galera, 52. 15003, A Coruña. Teléfono: 981 22 70 75.

2.

La Montaña

En la elección de Carlos Valentí, de Hermanos Vinagre (Madrid), pesa la nostalgia. Además de las Bonilla a la vista, por ser las patatas de sus veranos de infancia en Galicia, el creador de este bar actualizado se decanta por las de La Montaña, aunque en su establecimiento sirvan las que elaboran ellos mismos con aceite de oliva y un punto de sal bajo. “Son las que se consumían en la casa de la sierra desde pequeños”, argumenta Valentí sobre las de La Montaña. Y es que esta pequeña empresa familiar creada en los sesenta se ubica en Collado Mediano, en la sierra de Guadarrama, desde donde distribuyen a diferentes puntos de venta en la Comunidad de Madrid. Ellos mismos reconocen que, aunque tienen también frutos secos y aperitivos, las patatas fritas son su “producto estrella”, e indican que las elaboran a partir de patatas de procedencia nacional, en invierno gallega y en verano, murciana, y que utilizan la variedad “agria, que es la mejor para freír”. “Se hacen a diario de forma artesanal, fritas en freidora con aceite de oliva virgen extra”, indican.

La Montaña. Calle del Plomo, 3. Polígono Industrial San Ildefonso. 28450, Collado Mediano (Madrid). Teléfono: 918 55 85 06. Puede consultar los puntos de venta aquí, entre los que se encuentran los supermercados Híber.

3.

Vallucas

José Manuel de Dios, cocinero del grupo Cañadío y cántabro de nacimiento y corazón, tira para la tierruca a la hora de elegir: Vallucas. Esta fábrica de patatas, ubicada en Valderredible, en el sur de la provincia, utiliza materia prima cultivada en la zona que, según De Dios, “es una tierra muy rica para ello. Es muy fría y la patata lo agradece a la hora de formarse”. Unas condiciones propicias que confirma el propietario y fundador de la marca, David Fernández, quien se autodenomina “el loco de las patatas”. “Las Vallucas se elaboran con patata de variedad agria de Valderredible, una zona que tiene unas características únicas en su suelo y climatología e incluso estamos trabajando para sacar adelante una IGP”, especifica.

Sobre la elaboración de las patatas, que empezó a comercializar en 2018 tras quedarse sin empleo en la construcción, Fernández cuenta que las Vallucas las fríen “a muy baja temperatura en aceite de girasol alto oleico durante mucho tiempo para que se doren y se retuerzan y para que no pierdan sabor”. Después, las sazonan con “sal marina ecológica” y hasta ahí todos los ingredientes que lucen en su empaquetado, para muchos de sobra conocido después de que el por entonces presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, sacara una bolsa en La Sexta Noche.

La venta a particulares se hace a través de dos formatos, de 50 y 140 gramos, con precios que van desde un euro a 2,20 euros aproximadamente. Además, disponen de una variedad sabor huevo frito, que elaboran “sin saborizantes”, añadiendo una “mezcla de sales naturales”.

A la hora de combinarlas, el cocinero José Manuel de Dios lo tiene claro. “Con escabeches, mejillones... es la combinación más refrescante. Hay una cosa que hacemos los compañeros cuando vamos a Cádiz, vamos unos días a la playa y nos llevamos unas buenas latas de mejillones de calidad, unas buenas bolsas de Vallucas y hacemos nuestra mezcla bañando bien las patatas. “Es un capricho y una maravilla muy asequible. Al alcance de casi cualquiera”.

Vallucas. Fábrica y tienda en Villanueva de la Nia, 39250 Valderredible, Cantabria. También disponen de tienda online y se pueden encontrar en establecimientos como El Súper de los Pastores.

4.

Paco José

Si hay un sitio de tapeo emblemático en Málaga ese es Bodegas El Pimpi. Allí, las patatas fritas que se sirven acompañando a los famosos “ligeritos” —unos “bocadillos suaves”, con precios a partir de los 4,50 euros, entre los que destaca el de pringá— son las de la freiduría Paco José. “Apostamos por el comercio justo y como muestra de ella, elegimos esta empresa local que lleva suministrándonos desde sus inicios”, afirman desde el establecimiento, donde creen que la patata frita debe ser “crujiente, de grosor perfecto y con un toque de sal”.

Paco José lleva más de 45 años en funcionamiento, desde que Mari Carmen Robles y Francisco José Torres la pusieran en marcha en una pequeña freiduría de la calle Mármoles. Desde entonces, se han convertido en un referente gracias a sus patatas hechas, según cuenta, de manera artesanal. “Cada una de ellas se corta y fríe con precisión para lograr una textura perfecta, dorada por fuera y tierna por dentro”, indican. Después, añaden, “son sazonadas con una mezcla de especias cuidadosamente seleccionadas que realzan su sabor natural”. Para Bodegas El Pimpi, son “el aperitivo perfecto, que combina tanto como una cerveza Victoria bien fresquita como con un vino de Sierras de Málaga”.

Paco José. Disponen de tres tiendas físicas en Málaga, la más icónica, en la calle Sebastián Souvirón, 5. Teléfono: 952 27 54 43. Disponen de tienda online.

5.

Sarriegui

Reus es conocida como la capital del vermut y en L’Amagatall lo acompañan con una selección cuidada de quesos, embutidos, tapas y aperitivos, entre ellos, aceitunas y gildas con patatas fritas Sarriegui. “Las elegimos por ser artesanas y de gran calidad”, indica el responsable del local, Xavi Juanpere Marco. La elección está en la línea de la filosofía del establecimiento, que intenta ofrecer productos de proximidad o de pequeños artesanos, como es el caso de estas patatas. Elaboradas en la localidad guipuzcoana de Usurbil, y con origen “en una pequeña freiduría en la Parte Vieja de San Sebastián”, indica la marca. Allí, comenzaron a elaborarlas “a partir de patata agria y aceite de oliva virgen extra como únicos componentes, en formatos con sal y sin sal añadida”, y ese mismo procedimiento se mantiene hasta ahora en la nueva fábrica, a donde se trasladaron en 1997.

Los actuales responsables de Sarriegui, pertenecientes a la segunda generación, han sido los encargados de introducir nuevas variedades a las tradicionales, y comercializan nueve tipos diferentes de patatas fritas, que incluyen sabores como txuleta a la brasa, escabeche o chorizo picante. Sus productos han sido reconocidos también fuera de España, logrando en varias ocasiones las dos estrellas de oro en los galardones Great Taste Awards, uno de los más importantes del sector alimentario.

Para Xavi Juanpere Marco, de L’Amagatall, el mejor acompañamiento para el aperitivo guipuzcoano es un “vermut de Reus” o, en su defecto, una copa de vino de la zona (Montsant, Priorat, Tarragona...).

Sarriegui. Calle Erribera 1220.170 Usurbil, Gipuzkoa. Teléfono: 943 371 011. En el País Vasco están disponibles en multitud de establecimientos y en el resto de España se pueden encontrar en lugares como El Corte Inglés e Hipercor o en tiendas especializadas como los obradores Madreamiga, pastelería Mallorca o Mantequerías Bravo.

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