La movilidad sostenible se atasca en infraestructuras anticuadas
La consolidación de las plataformas de transporte multimodal requiere modernizar viejas estructuras y unos estándares más prácticos
Madrid Mobility 360 (MM360) es la plataforma digital de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de Madrid para la gestión multimodal de los servicios de transporte y movilidad de la ciudad, estén operados por la EMT o no. Lleva varios años en el mercado, pero desde noviembre de 2024 ofrece un servicio integral que favorece el transporte público frente al vehículo privado, desgrana Carlos Acha, director de Tecnología de EMT. No es solo una app, aclara, sino todo un ecosistema. Calcula rutas, como Google Maps, teniendo en cuenta autobuses, metro, tren, bicicletas, taxi o coche compartido; permite adquirir el billete sencillo de autobús y el billete transbus para hacer transbordo, utilizar BiciMad (para los usuario del sistema) y pagar en los aparcamientos de EMT. Cuenta con unas 135.000 descargas, y es un ejemplo de plataforma MaaS (siglas en inglés para movilidad como servicio), una solución tecnológica de la que se habla mucho y comienza a verse un poco en España.
“Su implantación depende de múltiples factores que van más allá del desarrollo tecnológico, como la colaboración entre distintos actores públicos y privados o los recursos económicos que se destinen a ello”, puntualiza José Carlos Anarte, director de Operaciones Transit en el negocio de Mobility de Indra. Además, “es necesario establecer estándares comunes que permitan la interoperabilidad entre las distintas plataformas y servicios de movilidad”, declara Antonio J. Ortín López, director general del Grupo Etra. Anarte defiende que han de ser las administraciones públicas de las áreas metropolitanas y ayuntamientos las que lideren esta transformación, para que el objetivo sea la búsqueda del mejor modelo de movilidad para la sociedad. “En caso de que alguna iniciativa privada consiguiera que su aplicación fuera la utilizada masivamente por los ciudadanos, será mucho más complicado cambiar ese comportamiento, y la Administración pública perderá la capacidad de orquestar la movilidad sostenible de sus ciudades”, advierte.
Indra ha desarrollado T-Mobilitat en Cataluña, una plataforma de ticketing (emisión de billetes) multimodal que integra a 73 operadores de transporte; y se encuentra en fase de implantación de la primera plataforma MaaS para Valencia, Valladolid, Vitoria-Gasteiz, Gijón, Logroño y Fuenlabrada. Grupo Etra está desplegando su Account-Based Ticketing (ABT) —que permite que el derecho de viaje esté asociado a una cuenta personal en la nube, de manera que los pasajeros pueden utilizar distintos métodos de identificación, como su móvil, tarjeta bancaria sin contacto o código QR— en media docena de ciudades españolas. En diciembre de 2022, Renfe lanzó su app dōcō en las tiendas de aplicaciones de Google y Apple, con el objetivo de abrir el abanico de opciones de transporte —tren, taxi, VTC, moto, coche— para viajar de un punto a otro; no ha sido posible recabar información sobre el funcionamiento de este RaaS (Renfe as a Service) después de algo más de dos años en marcha.
Perspectivas
¿Podría ser 2025 el año del despegue en España? “La tendencia es buena; es plausible que en los próximos años veamos una consolidación notable de las plataformas MaaS”, responde, cauto, Ortín López. Señales hay, aunque también se adivinan tensiones y cabos sueltos en la tramoya de ese sentencioso “La movilidad como servicio es el futuro”, que todo el mundo repite como un mantra. “Estas soluciones necesitan mucha inversión, y que los operadores que las instalen tengan una buena infraestructura física, una tecnología adecuada, y den un buen servicio”, apunta Guillermo Campoamor, fundador y CEO de Meep. Si no existe esa base sólida en el mundo real, la capa digital no hará milagros, viene a decir.
Meep es una app que conecta los distintos transportes y los centraliza en un solo canal. Suena a MaaS puro. Tanto, que cuando se lanzó en 2018 fue saludada como el Netflix de la movilidad. En aquel momento, el concepto se encontraba en todo su apogeo. Hacía tres años que la start-up finlandesa Maas Global había creado la app Whim, con la que Helsinki se convertía en el referente mundial MaaS. Pero Maas Global quebró en 2024, y otras iniciativas que, a juicio de Campoamor, han pecado de ambiciosas o poco realistas tampoco han funcionado. “Hay que pararse e ir más poco a poco, ciudad por ciudad”, recomienda. La propia Meep ha rebajado sus expectativas y ahora mismo aplica su solución a empresas y ciudades que demandan digitalizarse y conectar servicios. Lo más cercano al 100% MaaS que ha probado en España ha sido Zum (Zaragoza Urban Mobility), un piloto desarrollado en 2021 junto a Avanza y el Ayuntamiento. Actualmente lo está implementando para el área metropolitana de la capital aragonesa, ya abierto al público.
El fundador y CEO de Meep teme un choque entre la tecnología del vehículo conectado, en manos privadas, de rápido desarrollo, y las infraestructuras públicas, que van más lentas, y en las que habrá de circular. Acha se muestra más optimista, arguyendo que, al menos en su caso, las capacidades analíticas de MM360 son la base, también, para el desarrollo de una movilidad conectada. “Retos como semáforos prioritarios en carriles dedicados, la reserva de parkings, la gestión en tiempo real de hubs de movilidad y plazas para Distribución Urbana de Mercancías (DUM) son ya una realidad”, enfatiza.
El laboratorio cartagenero
Consciente de que MaaS llegará primero a las ciudades grandes y, en una segunda oleada, a las medianas, Cartagena (cerca de 220.000 habitantes) está monitorizando y estudiando sus patrones de movilidad, preparándose para la enorme transformación que se avecina. Su Ayuntamiento ha conveniado con la Universidad Politécnica de Cartagena (UPTC) la Cátedra de Movilidad Urbana Sostenible, que ha montado dos laboratorios a pie de calle: uno en el centro histórico, más peatonalizado, y otro en el ensanche, con tráfico duro. El director de la cátedra, Salvador García Ayllón, defiende que el cambio de propiedad a uso en el transporte supondrá una revolución que ha de organizarse ordenadamente, “y no de forma descontrolada y alocada”. Pone como ejemplo negativo el fracaso del servicio de alquiler de patinetes eléctricos en Madrid o París. Esta cátedra supone, en su opinión, dotar de respaldo técnico y científico a la toma de decisiones municipal, y garantizar que cuando se saque un servicio de movilidad a licitación en Cartagena funcione por estar adaptado a las necesidades reales de los ciudadanos.