La vida en la estación de esquí de Baqueira Beret: entre el amor y la afición

Esta ciudad de juguete del Pirineo catalán hiberna cuando la nieve desaparece, y con ella lo hacen los que trabajan gracias al deporte de montaña. La estacionalidad marca el estilo de vida de la Val d’Aran

Baqueira es la estación de esquí más grande de España: 2.273 hectáreas de extensión y 122 pistas repartidas en 171 kilómetros esquiables.Txema Trull (Cedida por la estación de esquí de Baqueira Beret)

En las estaciones de esquí de Estados Unidos la vocación de servicio es su primer objetivo, y ese es el modelo que ha adoptado la de Baqueira Beret para convertirse en uno de los destinos de referencia del sur de Europa. Aquí hay personas que disfrutan de unas vacaciones de invierno practicando deportes de nieve mientras otras trabajan. Algunas de estas últimas incluso disfrutan haciéndolo, a pesar de que los trabajos en este lugar son agotadores, intensos y con ejercicios de repetición que dependen de la nieve. La cantidad y calidad de esos copos blancos significan un contrato de trabajo más largo o más corto. Caprichos del departamento de recursos naturales de esta ciudad de juguete de montaña que pasa más tiempo dormida que despierta.

Por su ubicación geográfica, la vertiente atlántica pirenaica, entre los Valls d’Àneu y la Val d’Aran, su temporada se extiende desde finales de noviembre hasta Semana Santa (este año cae a mediados de abril). Uno de los mushers de la plantilla de Montgarri Outdoor, empresa que organiza rutas al santuario de Montgarri en trineo tirado por perros, motos de nieve y raquetas, recuerda que hace años la nieve cubría los coches estacionados en el aparcamiento del sector Beret, uno de los cuatro que conforman la estación. La menor cantidad de nieve en esta zona de prados dedicados al pastoreo y lugar de nacimiento de los ríos Garona y Noguera Pallaresa, es evidente. Negarlo es como decir que hay iglús en el desierto del Sáhara.

Baqueira es la estación de esquí más grande de España: 2.273 hectáreas de extensión y 122 pistas repartidas en 171 kilómetros esquiables. Dimensiones que requieren del trabajo coordinado de mucha gente (de todas las edades) y de muchos vehículos. Los pisters, por ejemplo, son los responsables de que la estación esté en perfectas condiciones. En su jornada laboral no hay tiempo para una pausa: suben, bajan, rescatan accidentados, ponen redes, balizan… haga frío, ventisca o un sol abrasador. Por otro lado, no es raro ver sobrevolar la montaña a un helicóptero ni tampoco ver en acción a las máquinas pisa-pistas. Máquinas, explica el director comercial de la estación, Xavi Ubeira, que permiten medir el manto nival de manera que se reparta de una forma uniforme por toda la pista. La nieve es a la montaña lo que la arena a la costa: un complemento natural que debido a su escasez y demanda también puede ser artificial.

De manera directa e indirecta, la gran mayoría de los empleos en Baqueira están relacionados con la estación. Los propios de las instalaciones (dirección, gestión, mantenimiento, información o restauración), los profesores de las escuelas de esquí, las plantillas de las empresas de turismo activo y de los hoteles, los dependientes de las tiendas de venta y alquiler de material, los cocineros, los camareros... Para compensar esa situación y ganar un dinero extra, hay quienes tienen dos empleos: como mozo de hotel y profesor de esquí, por ejemplo. Pero incluso con dos nóminas les cuesta encontrar alojamiento en este pequeño pueblo del Pirineo catalán. Son pocos los apartamentos que están en alquiler y los que lo están, son caros. Por eso los hay que viven en furgonetas camper. En la Val d’Aran hay una problemática similar a la de Ibiza. Pronto habrá más diversión que servicios.

La nieve es a la montaña lo que la arena a la costa: un complemento natural que debido a su escasez y demanda también puede ser artificial.Cedida por la estación de esquí de Baqueira Beret

Cuando deja de nevar, Baqueira se vacía de turistas y de los trabajadores que no son locales ―aunque para desprenderse de esta estacionalidad, en periodo estival la estación abre dos remontes que dan acceso a varios lagos, a los que también se puede llegar caminando y/o en bicicleta de montaña―. Algunos han ahorrado lo suficiente para aguantar hasta el año que viene, otros se van a realizar la temporada de nieve a los Andes o la cambian por el agua y se van a las Maldivas como instructores de buceo. Los hay que se van a Uganda a organizar safaris fotográficos, como el portugués Carlos, musher (guía de trineo) de Montagarri Outdoor.

El autóctono Juanma Paba (49 años y desde los 7 esquiando), responsable de publicidad, marketing online y monitor de esquí de Era Escòla, que abrió de la mano de la estación aranesa hace 60 años, dice que al ponerse en marcha las instalaciones los valles se abrieron al mundo. Aunque en Baqueira haya esquiadores con muchos descensos bajo sus esquíes, las escuelas cada temporada reciben a más alumnos que el año anterior. Paba siempre tiene algo que hacer o va de camino a algún sitio. Es imposible conseguir hablar con él más de tres minutos seguidos. Sin embargo, ese breve lapso de tiempo le alcanza para solucionar incidencias, atender reclamos y contar que su trabajo es un privilegio, pero que hay que cuidarlo. “Aunque no lo parezca, enseñar a esquiar es duro y requiere estar en forma”, advierte.

Viendo a un profesor acompañar a una ristra de niños durante un pequeño descenso, una y otra vez, uno se imagina lo agotador que puede ser. Del mismo modo que también es cansado para un profesor dar clase a esquiadores con más experiencia. Cada grupo tiene sus particularidades. Las clases se dividen de lunes a viernes y fines de semana, siempre de 10.00 a 13.00. Pueden ser individuales o colectivas y las hay para niños, adultos y para todos los niveles, perfeccionamiento e iniciación. A los noveles, antes de enseñarles a girar en cuña, se les enseña cómo cargar unos esquíes al hombro. Un veterano profesor madrileño de Era Escòla dice que primero hay que parecer esquiador.

A los sectores de Baciver y Beret se llega previo paso por varias urbanizaciones y alojamientos denominados pleta, palabra que hace referencia a un lugar cerrado en el que pasta el ganado. La ganadería es la actividad que los araneses compatibilizan, más antes que ahora, con la temporada de nieve. Esa temporalidad estresante y ligada a la presencia de la nieve, que hace que la estación de Baqueira abra más o menos tiempo, marca el calendario de los negocios del entorno, como el del Hotel Eurostars La Pleta, a 1.700 metros de altitud y a menos de cinco minutos de distancia en coche del telesilla Esquirós (da acceso al local de Era Escòla). Ricardo Silvestre, del departamento de dirección del hotel, explica que hay que tener presente que es un alojamiento al que la gente viene a esquiar, por lo que hacen “todo lo posible para facilitar la práctica de dicho deporte”. Por eso, además del traslado a las pistas, hay taquillas en las que guardar el equipo de esquí, calientabotas y guantes, tienda de alquiler de material, caldo para entrar en calor y limonada para hidratarse después de una jornada de nieve. Aquí los consentidos huéspedes madrugan con gusto.

Comedor del hotel Eurostars La Pleta, situado a cinco minutos de la pista de esquí. Cedida por el hotel Eurostars La Pleta

La estación abre a las 9.00, por lo que el comedor en el que se sirve el desayuno a las 8.00 bulle de familias a medio vestir de esquiadores. A partir de las 11.00, Silvestre cuenta que el hotel se tranquiliza, hasta las 15.00, que es cuando empieza a bajar la gente de las pistas. También es la hora a la que suelen marcharse muchos huéspedes, después de una última jornada de esquí. Para descansar y pasar el rato hasta la hora de la cena se puede hacer uso del spa y ver alguna película en DVD comiendo palomitas. Es una rutina que se repite todos los días, del mismo modo que todos los días en Baqueira se oye el sonido que hacen los esquiadores al girar en paralelo y al derrapar para frenar.

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