En tiempos de duda, mejor no arriesgar. Y en el momento actual, con el cambio tecnológico que afronta el automóvil y las limitaciones de acceso al centro de las ciudades en plena ebullición, la alternativa más fiable y segura son los modelos híbridos bicombustible, que funcionan con gas natural comprimido (GNC) y permiten continuar con su depósito de gasolina cuando se agota.
De entrada, los modelos de gas natural (GNC) son una de las alternativas más asequibles que incluyen la deseada etiqueta ECO, el pasaporte que garantiza el acceso al centro de las grandes ciudades. Pero aparte de tener unos precios muy similares a los de sus alternativas de gasolina o diésel, permiten reducir hasta un 50% su gasto en combustible.
Etiqueta ECO: hasta 750 euros menos al año en aparcamiento regulado
Empezando por la etiqueta ECO, que incluyen los modelos de gas natural comprimido (GNC), la primera ventaja es el acceso libre y sin limitaciones a las zonas restringidas de las ciudades, como Madrid Central, tanto en el día a día como también en la práctica totalidad de episodios de alta contaminación. Y la segunda, consecuencia de la anterior, es que esa calificación ECO proporciona un 50% de descuento en las tarifas de aparcamiento regulado (SER) de ciudades como Madrid, frente al 10% de rebaja de los modelos equivalentes de gasolina y diésel que se matriculan en la actualidad, que tienen etiqueta C. Y esa diferencia del 40% puede suponer ahorros de 23 euros al mes solo con aparcar dos horas por día en las cinco jornadas laborables de la semana si se hace en plazas azules y 47 euros en las verdes. Así que descontando el mes de vacaciones, el ahorro anual en 11 meses de uso podría suponer hasta 253 euros aparcando en las azules y 517 euros si se hace en las verdes. Además, estas cantidades suben un 50%, hasta 380 y 765 euros, en el caso de los usuarios que realizan varios recorridos urbanos y necesiten aparcar una hora más al día, tres diarias, en lugar de dos. Y las ventajas económicas aumentan de forma aritmética en función de las horas de aparcamiento que se hagan cada día.
450 euros más barato que un diésel y 1.000 más caro que un gasolina.
Otra cualidad de los híbridos de GNC, aparte de la etiqueta ECO, es que mantienen unos precios de compra asequibles a la mayoría de los conductores. Y es que con las promociones y descuentos actuales que buscan popularizar su entrada al mercado, la diferencia de coste con los modelos equivalentes de gasolina y diésel de última generación, que tienen la calificación C, es muy ajustada e incluso en algunos casos, más competitiva.
Un buen ejemplo es el Seat León, que está disponible con las tres alternativas: TGI o híbrido GNC, TSI de gasolina y TDI diésel. Así, la versión 1.5 TGI de gas (130 CV) en acabado Style Visio Edition con cambio manual tiene un precio oficial de 25.920 euros, pero se queda en 19.020 con todos los descuentos: 2.600 de las versiones de gas (GNC), 900 por entregar un coche usado, 700 euros del acabado Style Visio y 2.700 si se financia con la marca.
La versión equivalente de gasolina con el mismo motor 1.5 TSI (130 CV), cambio y acabado (Style Visio Edition) cuesta 23.490 euros según la tarifa oficial, y se queda en 17.990 con los descuentos: 1.200 de rebaja del motor de gasolina, 900 por entrega de coche usado, 700 por el acabado Style Visio y otros 2.700 si se financia con la marca.
Por último, el Seat León 2.0 TDI turbodiésel equivalente es algo más potente (150 CV) y sube a 26.570 con el acabado Style Visio Edition. Pero sale por 19.470, un precio muy competitivo porque la caída de ventas de los diésel está desatando una guerra de precios con descuentos muy agresivos. Así, en este caso concreto, ascienden a 2.800 euros para las versiones de gasóleo del León, más 900 por entrega de coche usado, 700 del acabado Style Visio Edition y 2.700 por financiar con la marca.
En resumen, la versión TGI de gas natural del Seat León cuesta 19.020 euros, su equivalente TSI de gasolina se queda en 17.990, 1.030 euros menos, y el TDI turbodiésel sube a 19.470 euros, 450 euros más caro, aunque con prestaciones superiores. El resultado es que ese millar de euros de sobreprecio de la versión TGI sobre la de gasolina se amortiza en unos 25.000 kilómetros por el menor gasto de combustible según los consumos oficiales (unos 20.000 con el consumo real). Y a partir de ahí, se pueden generar ahorros anuales recurrentes en función del kilometraje que se haga al año. Pero estos ahorros teóricos se disparan en la práctica con los consumos reales, que suelen ser al menos un 20% superiores a los oficiales.
Hasta 800 euros al año de ahorro en combustible
Por ejemplo, recorrer 10.000 kilómetros al año con el Leon TGI cuesta 338 euros según el consumo oficial (3,3 kilos de GNC a 0,94 euros/kilo), sube a 537 euros con el diésel, 199 euros más (precio 1,28 euros/ litro) y llega a 676 euros con el TSI de gasolina, 676 euros menos (1,38 euros/litro). Pero si se calculan con un consumo real solo un 20% superior, la diferencia a favor del TGI de gas natural sube a 405 euros frente al de gasolina y 239 frente al TDI diésel. Y si en lugar de 10.000 kilómetros al año, el conductor hace 20.000, las cifras son de 608 euros de ahorro anuales respecto al León TSI de gasolina y 358 con el diésel. Por último, en el caso de profesionales como los agentes comerciales, que pueden superar los 30.000 kilómetros anuales, las cifras ascenderían a 811 euros al año frente al equivalente en gasolina y 477 con el diésel.
Más de 1.500 euros de ahorro al año dependiendo del uso
En resumen, los modelos TGI de gas natural comprimido (GNC) apenas exigen sobreprecio en la compra, e incluso pueden ser más baratos que los diésel equivalentes. Pero reducen el gasto en combustible hasta un 50% frente a un modelo equivalente de gasolina y un 30% menos que un turbodiésel, lo que puede suponer hasta 800 euros menos al año frente a los primeros. Y la ventaja aumenta según se recorran más kilómetros al año. Además, como tienen etiqueta ECO, pueden añadir otros 750 euros más de ahorro anual en ciudades como Madrid, gracias al 50% de descuento que disfrutan en las zonas con aparcamiento regulado, siempre más económicas que los garajes y aparcamientos públicos y privados. El resultado es un ahorro total que puede superar los 1.500 euros, sobre todo en conductores que hagan muchos kilómetros al año y tengan necesidad de utilizar a menudo los aparcamientos regulados de las ciudades.