Columbus volverá a llamarse Colón en las aulas de Madrid
La Historia dejará de darse en inglés en la educación pública madrileña sin que el Gobierno regional haya explicado por qué el bilingüismo ha pasado de ser un “éxito” a un “detrimento” para los estudiantes
Hace 16 años era una rareza ver en televisión a un político español hablando en inglés. Esperanza Aguirre, entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, lo hizo cuando se sentó durante 25 minutos con el conocido presentador y profesor de inglés Richard Vaughan. El propósito de la entrevista, en febrero de 2008, era que Aguirre hablara de una de sus banderas, la enseñanza bilingüe en los colegios públicos y concertados, que había estrenado cuatro años antes, al poco de llegar al poder regional. Hasta entonces la lengua i...
Hace 16 años era una rareza ver en televisión a un político español hablando en inglés. Esperanza Aguirre, entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, lo hizo cuando se sentó durante 25 minutos con el conocido presentador y profesor de inglés Richard Vaughan. El propósito de la entrevista, en febrero de 2008, era que Aguirre hablara de una de sus banderas, la enseñanza bilingüe en los colegios públicos y concertados, que había estrenado cuatro años antes, al poco de llegar al poder regional. Hasta entonces la lengua inglesa se usaba en las aulas como una materia aparte, pero Aguirre sustituyó el español por el inglés en la enseñanza de las ciencias naturales, la Historia o la geografía. Era una revolución en la educación pública española que entusiasmó no solo a los padres madrileños, sino también a los responsables de otras comunidades autónomas (de izquierda y derecha) que siguieron el ejemplo de Aguirre. El estadounidense Vaughan, que se instaló en España en 1974, destacó al presentar a Aguirre que finalmente se estaban dando pasos para solventar el problema de los españoles con el inglés.
La presidenta contó que ella había aprendido inglés gracias a que fue a un colegio británico en Madrid hasta los 11 años. “Esos años fueron muy, muy importantes para mí”, recalcó. “Ha sido muy útil y por eso creo que es mi deber como presidenta de los madrileños y responsable de la educación de los madrileños promover la educación bilingüe aquí en Madrid, no solo para los padres que pueden pagar las escuelas privadas”.
Ahora, una heredera política de Aguirre, Isabel Díaz Ayuso, ha cuestionado ese legado, el “logro” del que la expresidenta estaba más orgullosa. El consejero de Educación de Ayuso causó una gran sorpresa a la comunidad educativa madrileña en diciembre cuando anunció en un desayuno informativo que iba a suprimir la enseñanza en inglés de la Historia y geografía. “Hemos analizado que, a la hora de estudiar Historia en inglés, muchas veces lo que se produce es un detrimento, un descenso, tanto en la Historia como en el inglés”, dijo el consejero, Emilio Viciana.
Su declaración contradecía todo lo positivo que durante 20 años había dicho la Comunidad sobre el programa bilingüe. Los sucesivos gobiernos madrileños, todos del PP, han presumido de este programa pionero y han destacado justo lo contrario que había dicho Viciana: que el nivel de inglés estaba mejorando sin perjudicar a la adquisición de otros conocimientos. Según la orden cuyo contenido adelantó EL PAÍS la semana pasada, el curso que viene volverá el castellano en Ciencias Sociales de Primaria, en Geografía e Historia de Secundaria Obligatoria, así como en Historia de España y de Historia del Mundo Contemporáneo de Bachillerato.
Para alardear del bilingüismo, la Comunidad había señalado durante años que las notas de acceso a la universidad eran semejantes entre los alumnos que seguían el programa bilingüe y los que no, y además había destacado que en la evaluación anual del nivel de inglés la inmensa mayoría llegaba a la meta esperada. Sin embargo, Viciana dio el volantazo sin citar un solo dato. Se limitó a asegurar que la OCDE ha detectado un deterioro en la enseñanza de la Historia en algunos países europeos.
Este inesperado giro no se ha debido a la falta de demanda. Las cifras oficiales prueban que el programa mantiene popularidad: desde que el bilingüismo comenzó en el curso 2004-05, los centros escolares se han sumado gradualmente, siempre que votaran a favor el claustro de profesores y el Consejo Escolar del centro (aunque en secundaria decide la Consejería). La implantación ha crecido año tras año de forma acentuada. En 2009/10 había 43.572 alumnos en este modelo y el curso pasado la cifra había subido hasta 422.862. Esto supone que casi la mitad de los 1.029.697 estudiantes de la pública y concertada (desde infantil a secundaria) siguen este sistema.
Con todo, el entusiasmo de la era Aguirre se ha ido apagando, dando paso a una fuerte división ente padres y profesores. En televisión y cine se ha hecho parodia del bilingüismo (antes de su examen de Science, la hija de Santiago en Padre no hay más que uno recitaba las partes de una planta en un exquisito inglés, pero respondía extrañada cuando su padre le preguntaba si sabía lo que era el tallo). A esta burla contribuyó la pifia gramatical que el Gobierno de Aguirre cometió en una campaña publicitaria llamada Yes, we want, en lugar de Yes, we do. También se sumaron las críticas de intelectuales como el escritor Javier Marías, quien tachó los programas bilingües de locura: “Los encargados de las clases no son, sin embargo, salvo excepción, nativos británicos ni estadounidenses ni australianos ni irlandeses, sino individuos de Langreo, Orihuela, Requena, Conil o Mejorada del Campo que se supone que dominan dicha lengua”, escribió Marías en este periódico en 2015.
En los últimos cinco años comenzó una oposición organizada de padres preocupados y profesores frustrados que se han manifestado bajo el lema “Paremos el bilingüismo”. En YouTube, el documental La chapuza del bilingüismo, elaborado por un profesor madrileño, acumula más de 56.000 visionados desde que fue publicado en 2020. Y el año pasado, la asociación Acción Educativa publicó una encuesta que mostraba que la gran mayoría del profesorado madrileño sondeado considera que impartir asignaturas en inglés reduce la profundidad de los contenidos (el 81%) y reduce la comprensión (87%).
¿Ha influido a la Comunidad este creciente rechazo? Nadie sabe explicarlo. El Gobierno regional no ha aportado pruebas cuantitativas para respaldar su afirmación sobre el “detrimento” que sufren los alumnos. En una respuesta por escrito, un portavoz de Viciana dice sobre los motivos que “no se trata de un giro en el programa, sino de reforzar el bilingüismo y la enseñanza de la Historia de acuerdo con lo aprendido estos años”. Añade que “desde que se implantó el programa bilingüe hace 20 años la sociedad ha ido cambiado y las necesidades también”.
La reforma venía en el programa electoral de Ayuso de mayo de 2023, aunque entonces pasó casi desapercibida: “La Historia se impartirá en español tanto en primaria como en secundaria en los centros educativos bilingües de la Comunidad de Madrid”, decía una de sus promesas, sin aportar más detalles. Antes de eso, es difícil encontrar pistas. El antecesor de Viciana, Enrique Ossorio, había defendido a capa y espada el programa bilingüe frente a los críticos: “El bilingüismo es el gran avance que ha tenido la educación en la Comunidad de Madrid y en España en los últimos años”, dijo en 2020. “Cuanto más inglés se estudia, mejores resultados se obtienen”.
La Asociación de Enseñanza Bilingüe, que ha hecho pública su indignación con el cambio, está presidida por Xavier Gisbert, antiguo responsable del programa bilingüe en tiempos de Aguirre. A principios de mes, Gisbert se reunió con altos cargos de la Consejería de Educación y asegura que “no dieron ni un solo argumento” para la reforma. “Su única razón es que estaba en el programa electoral”.
Aguirre, que también ha manifestado su desacuerdo, responde a este periódico que su programa ha sido un “éxito”. Asegura desconocer las razones de los responsables del Gobierno de Ayuso, pero cree que no han hecho una evaluación adecuada y pueden haberse dejado influir por algún libro de texto editado en el Reino Unido que, dice, muestra la Historia de España de forma negativa: “En uno era todo la leyenda negra”.
La responsable de educación de CC OO-Madrid, Isabel Galvín, tiene una visión crítica sobre el programa bilingüe, pero también coincide con Aguirre en la falta de evaluación de este cambio. Sin embargo, en su caso piensa que Ayuso no está improvisando. “Ayuso lidera una guerra cultural y su eje es el ultranacionalismo español”, afirma. “Era una contradicción demasiado grande traducir los nombres de los Reyes Católicos”.
La reforma ha avivado un debate ya de por sí muy acalorado sobre el impacto del bilingüismo. Partidarios y detractores citan datos y estudios con distinto sentido sobre la enseñanza en inglés. Aparentemente, las cifras de rendimiento dan la razón a los primeros. Los alumnos de centros bilingües sacaron en 2021 mejor nota en las pruebas de acceso a la universidad (6,96 los de sección, con más carga en inglés, y 6,21 los de programa, con menor carga) frente a los de centros no bilingües (6,19). Sin embargo, los críticos contraatacan diciendo que de estas notas habría que descontar el impacto que tiene el mayor nivel económico de los estudiantes en centros bilingües.
Los contrarios al programa bilingüe esgrimen entre otros documentos un artículo de la responsable del British Council para un Mundo Multilingüe, Ann Veitch, quien advirtió el año pasado en la revista El Gazette de que investigaciones han mostrado que los estudiantes necesitan entre seis y ocho años de aprendizaje de una lengua extranjera para desarrollar el dominio académico y cognitivo suficiente para estudiar otras materias en ese idioma. “La demanda de los padres puede llevar a los políticos a introducir el bilingüismo desde primaria, pero una adopción amplia y acrítica en partes del sur global está forzando a los niños a nadar o hundirse, convirtiendo al inglés en un problema significativo en lugar de un apoyo a su aprendizaje”.
Los defensores se basan en otras investigaciones que muestran justo lo contrario: que aprender en otra lengua no es un lastre e incluso puede ser beneficioso para desarrollar el pensamiento crítico. Entre ellos se encuentran 25 profesores de todo el mundo que han hecho análisis del programa bilingüe de Madrid y que han firmado una carta a Viciana pidiendo que retire su medida. Argumentan que, según estudios, los alumnos con dificultades para expresar contenido en inglés las tienen también en español y que los estudiantes bilingües abordan aspectos más críticos y reflexivos sobre los contenidos de Historia que los estudiantes de centros no bilingües, quienes tienden a expresar contenidos memorísticos.
“Las voces en contra del programa suelen basarse en opiniones y prejuicios como un supuesto colonialismo cultural o tienen una fijación con las lagunas de vocabulario en castellano”, critica Ana Llinares, catedrática de lingüística aplica en la Autónoma de Madrid.
El otro gran asunto de fricción es la “segregación” de los alumnos en distintas vías, quebrando el principio de igualdad, según los críticos en el campo de la izquierda. En secundaria los alumnos se dividen en dos caminos: la sección, para los que tienen mayor dominio del inglés (puede llegar al 70% del horario lectivo sin incluir en ningún caso Lengua ni Matemáticas) y el programa (donde solo se da en inglés la materia de lengua en ese idioma y otra a escoger entre Educación Física, Tecnología o Plástica). La organización británica Save the Children ha denunciado que el sistema madrileño encabeza la segregación escolar entre pobres y ricos en España.
La división en itinerarios se reprodujo en los años de Aguirre, que abogaba por “no mezclar en la misma clase” a estudiantes con distintos niveles. “Esto es obra de una presidenta que defendía que si una niña quería ser peluquera nadie se lo tenía que impedir”, critica Miguel Martínez, portavoz de Acción Educativa. Con todo, incluso algunos críticos de Aguirre reconocen que el bilingüismo ha podido beneficiar a algunos niños pobres que hoy disfrutan de un alto nivel de inglés en la universidad o el mercado laboral.
Dentro del bando crítico, algunos creen que el modelo funcionaría con algunas modificaciones, como profesores nativos (algo ilegal que intentó Aguirre) o refuerzos en la atención a los estudiantes con necesidades especiales.
Ahora surge la pregunta de si la Comunidad de Madrid se plantea seguir reformando su programa bilingüe. Para responder a esta cuestión podría ser clave el resultado del primer análisis exhaustivo del impacto del bilingüismo tanto en los centros como en el alumnado (el examen, que fue adjudicado el año pasado a la Universidad de Cambridge y concluirá en 2026. Esta investigación había sido reclamada por la comunidad educativa madrileña, a la que causaba indignación la puesta en marcha de un experimento educativo que no era evaluado.
Pero quizás la ansiada aspiración de mejorar el inglés de los españoles sea más factible gracias a un cambio fuera de las escuelas. Es una observación de Vaughan, el profesor de inglés que entrevistó a Aguirre. Cree que las redes sociales y plataformas como Netflix están probablemente haciendo mucho más por ese fin que las propias escuelas bilingües. “La gente hoy oye inglés sin darse cuenta”, responde Vaughan a este periódico, “eso ha ayudado a que el nivel haya mejorado bastante”. Quizás esto explique que algunos países no angloparlantes hablen mejor inglés sin necesidad de haber llegado tan lejos en la implantación de programas bilingües. Quizás no haya mejor receta educativa para aprender un segundo idioma que vivirlo.
Escribe al autor a fpeinado@elpais.es o fernandopeinado@protonmail.com
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