Puigdemont y la cúpula de Junts abordan en un clima de ruptura su relación con el PSOE
La decisión de Perpiñán será sometida al aval de la militancia casi dos años después del acuerdo de la amnistía para investir a Pedro Sánchez
Cuando Carles Puigdemont tuvo que revalidar su cargo de alcalde de Girona lo hizo como cabeza de cartel de Convergència i Unió y, durante la campaña electoral, reclamaba “confianza a la gente para terminar el trabajo” del primer mandato. En una entrevista a TVE que sigue colgada en el archivo de la cadena pública, manifestaba que es fácil entender que “con cuatro años de gobierno se han quedado cosas por hacer”. Una década después ya no es alcalde, sino que se reivindica como presidente de la Generalitat en el exilio y ha cambiado el carné de Convergència por el de Junts per Catalunya. Es el líder del partido y ha convocado este lunes a la dirección de la formación a una cumbre en Perpiñán (sur de Francia) para abordar la ruptura de las relaciones con el Gobierno. El domingo ya se reunió con algunos de sus colaboradores más cercanos para trazar el discurso del cambio de ciclo.
Se van a cumplir dos años del acuerdo entre Junts y el PSOE por la investidura de Pedro Sánchez y, con media legislatura por delante, Puigdemont considera que se ha agotado el margen de los socialistas para satisfacer las contrapartidas prometidas a Junts. El plan es someter, luego, la decisión a la militancia de JxCat, pero en el partido nadie duda de que se trata de una mera formalidad porque los veredictos del exalcalde se toman como palabra de ley.
El “otoño caliente” prometido por Junts per Catalunya eleva la temperatura de la legislatura española. “Tal vez en otoño pasen cosas que no han pasado hasta ahora”, vaticinó Puigdemont a mediados de agosto. Conviene pensar en si llega “la hora del cambio”, dijo su portavoz parlamentaria, Míriam Nogueras, la semana pasada en el Congreso de los Diputados, donde los siete escaños posconvergentes tienen una importancia capital para la estabilidad de Pedro Sánchez.
Solo en privado algunas voces con peso en la toma de decisiones aceptan aclarar cómo gestiona el partido un dilema que es ineludible: ¿Junts no teme que debilitando al Gobierno de coalición facilite el camino a una alianza de PP y Vox? A eso se aferran también en el Gobierno, a la dificultad que tendrá Puigdemont de explicar que se alinea con la ultraderecha.
Este domingo, en una entrevista en La Vanguardia, el ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, Óscar López, urgió a Junts a elegir entre “la España del nodo o la España moderna, volver al pasado o seguir avanzando hacia el futuro”. Más allá de las declaraciones públicas apelando a Junts, en los últimos días, el PSOE se ha movido para intentar contentar a Puigdemont con avances sobre la oficialidad del catalán en la Unión Europea, de ahí el comunicado conjunto de España y Alemania sobre el inicio del diálogo para buscar un acuerdo al respecto.
El CIS señala que los votantes de Junts aprueban la gestión de Sánchez, le ponen un 5,16 de nota, y el sondeo también revela que, en la terna que lo enfrenta con Feijóo y Abascal, es su preferido como presidente. Pero en Junts también tienen en la mano las encuestas que advierten una marcada tendencia al alza en Cataluña de la fuerza de ultraderecha independentista Aliança Catalana, un crecimiento que va en perjuicio de la marca JxCat.
En sus últimas intervenciones, Nogueras ha responsabilizado directamente al Gobierno de haber bloqueado iniciativas contra la multirreincidencia y las ocupaciones de viviendas, y de preferir “pagar rescates a algunas estrellitas de la flotilla” o arroparse “con la bandera de Palestina” antes que abordar temas que “le quitan el sueño a muchas personas”. El secretario general de la formación, Jordi Turull, se reunió el jueves con Pimec —organización empresarial de Cataluña— para mostrar complicidad con las demandas de rebaja de impuestos que hacen los empresarios.
Desde Junts se indica que ya antes se topó con disyuntivas peliagudas. Se cita, como ejemplo, el rechazo del partido al decreto ómnibus del Ejecutivo. Aquel gesto, el pasado enero, congeló las prestaciones para 12 millones de pensionistas y dejó sin efecto las bonificaciones al transporte público. Junts manifiesta que, pasado el golpe inicial, logró ganar la batalla por el relato y no aparecer como el malo de la película. “Se vio que la culpa de no haber podido aprobar el decreto fue la incapacidad del PSOE de llegar a acuerdos y tuvieron que salir corriendo a volver a aprobar otro, pero esta vez negociado con Junts”.
Nogueras, ariete del partido en el Congreso y persona de la confianza de Puigdemont, argumenta que Junts se marca como única misión defender “los intereses de Cataluña y de los catalanes” y que su cometido político tiene poco que ver con el eje izquierdas-derechas. Un punto de partida con el que se diferencia deliberadamente del posicionamiento que ha adoptado Esquerra Republicana, cuyo máximo estandarte es el portavoz del partido en Madrid, Gabriel Rufián, partidario de formar un frente común de la “izquierda plurinacional” para detener el avance de la derecha y la ultraderecha.
Junts ejerció una dura presión al Gobierno para lograr la aprobación de la ley de amnistía y altos cargos de la dirección reconocen que el presidente Sánchez terminó tomando una decisión osada y no exenta de riesgo electoral. Pese a ello, Puigdemont sigue sin poder beneficiarse de la medida y un ejemplo es la cita de este lunes con la ejecutiva del partido, que se tiene que celebrar en territorio francés para evitar el riesgo de detención en España del presidente de Junts.
Tampoco se ha concretado el traspaso a Cataluña de las competencias sobre inmigración (que actualmente gestionaría una Generalitat comandada por Salvador Illa y el PSC), ni se puede considerar como un logro conseguido el reconocimiento del catalán en la Unión Europea. El PSOE defiende que ha puesto empeño en cumplir los pactos y señala que el cierre de las carpetas no depende solo de su buena voluntad.
“Hay mucha tarea por delante, pero creo que si miramos objetivamente cómo está yendo Cataluña y España en estos años respecto a cómo lo está haciendo otros Estados miembros de la Unión Europea. Creo que podemos estar orgullosos de lo que aquí también se aprueba, gracias al apoyo de su grupo parlamentario”, le respondió Sánchez a Nogueras en el último pleno.
Junts, pese a ello, dice haber detectado “falta de voluntad política” del Gobierno y la dirección considera que ha llegado la hora de desmarcarse del todo de un Ejecutivo que lleva un andar tambaleante y que, en caso de caída, puede arrastrar a quien le haya tendido la mano. Nogueras ha manifestado que si ha habido una financiación ilegal en el PSOE “se va a saber” y será un problema del partido y de sus votantes. Todo ello mientras Santos Cerdán, quien fue secretario de Organización socialista e interlocutor del PSOE en las reuniones con Junts en Suiza, permanece en prisión preventiva.
Puigdemont dispone, la dirección del partido valida y la militancia ratifica. Sin embargo, pocas variaciones cabe esperar respecto a lo que se decida en Perpiñán. Hace dos años, en otro octubre caliente, los militantes de Junts avalaron, con un 55% de los votos, la idea incubada por Carles Puigdemont, Laura Borràs y Jordi Turull de abandonar el Govern que compartían con ERC en la Generalitat. Entonces, había un grupo de consellers y cargos del partido que se mostraron disconformes con la decisión. Ahora, la disidencia ni está ni se la espera.