Así se notarán las restricciones de agua en los grifos de Barcelona en fase de emergencia
El plan de sequía prevé bajar la presión en el suministro doméstico si se superan determinados consumos, pero no el corte total. La capital catalana está por debajo del límite
Es cuestión de días o semanas, pero las administraciones catalanas asumen que llegará el momento de la declaración de la fase de emergencia de la ...
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Es cuestión de días o semanas, pero las administraciones catalanas asumen que llegará el momento de la declaración de la fase de emergencia de la sequía en el área de Barcelona. Porque la sequía más intensa y perseverante desde que hay registros (1905), dura ya 38 meses. El plan de la Generalitat divide el territorio en sistemas de abastecimiento, y el que afecta a Barcelona y su entorno es el sistema ATLL, los ríos Ter y Llobregat. Los pantanos de este sistema estaban este viernes al 17,1% de su capacidad (hay embalsados 105 hectómetros cúbicos) y la declaración de emergencia está prevista cuando se baje del umbral de 100 hectómetros cúbicos, que coinciden con el 16% de su nivel. En este escenario, más allá de restricciones en el riego de vegetación, fuentes ornamentales, limpieza viaria, o el llenado de piscinas y limpieza de vehículos, es cuando están previstas restricciones de agua doméstica si el consumo supera determinadas cantidades. Será cuando la sequía podría llegar a los grifos de los vecinos. Los que siguen son los detalles del escenario que aguarda la gran Barcelona.
¿Qué alcance tiene el sistema Ter Llobregat, del que forma parte Barcelona? Este sistema Ter Llobregat comprende la ciudad de Barcelona, su área metropolitana (los 35 municipios que rodean la capital), pero también las dos comarcas del Vallès (Oriental y Occidental), el Maresme y la comarca de la Selva (Girona). Hacia el sur, abasta el eje Garraf, Alt Penedès, Anoia y Solsonès. Es la llamada Región Metropolitana (la Barcelona de los cinco millones de habitantes), e incluso más, hacia Vilafranca, Igualada y Solsona. En total, más de 100 municipios. En todos ellos, la administración competente en materia de abastecimiento son los Ayuntamientos, salvo en los 36 que forman el Área Metropolitana de Barcelona (AMB), donde la competencia es de este ente.
¿Qué restricciones domésticas fija la fase de emergencia? De entrada, es importante señalar que esta fase tiene tres subescenarios (I, II y III). En Emergencia I, el consumo de los municipios no puede superar los 200 litros por habitante y día. En Emergencia II el umbral es de 180 litros. Y en Emergencia III, de 160. Las restricciones comenzarían si se rebasaran estos consumos. Barcelona está por debajo (173 litros el pasado mes de noviembre). Y la media del AMB es de 170 litros por habitante y día, explica el director de servicios del ciclo del agua del Área Metropolitana de Barcelona, Fernando Cabello. También aclara que esta cifra que se toma como referencia suma el consumo doméstico, el de la industria, comercio, hoteles o servicios municipales. Y que hay una minoría de municipios del AMB que sí superan los 200 litros de consumo diario, que serían los primeros donde habría que intervenir si no rebajan sus consumos.
¿En qué ámbitos se materializarán las restricciones? El sistema de tuberías no entiende de términos municipales, es una red que plasmada sobre un mapa evoca la forma de un río y sus afluentes. En esta red, la unidad sobre la que se pueden tomar medidas, tocar los grifos, son los sectores hidráulicos, a menudo a caballo entre dos municipios, aclara Cabello. En el AMB, los 36 municipios suman unos 270 sectores hidráulicos.
¿Y cómo se materializarán? La presión del agua es la clave. El responsable de servicios del ciclo del agua del Área Metropolitana, explica que la presión del suministro doméstico no es la misma de día que de noche. De día es mayor, porque el consumo es menor; y de noche cae, porque cae el consumo. De ahí que, llegado el escenario de restricciones, en Emergencia I “el primer paso sea que la presión diurna sea la misma que la nocturna”, indica. Una medida que, detalla, los ciudadanos notarán en momentos de mucho consumo (a primera hora de la mañana, cuando hay un uso intensivo de lavabos y duchas, por ejemplo), pero menos por la tarde (cuando los consumos domésticos son más escalonados). En Emergencia II y Emergencia III, si no cayera el consumo, la presión se rebajaría gradualmente, “para ajustar la demanda”, resume Cabello.
¿Cómo se percibe la caída de presión? ¿Afecta más a los pisos más altos? Los pisos más altos necesitan mayor presión de agua y podría parecer que serán los primeros en notar el descenso. Pero precisamente los edificios más altos tienen equipos, bombas y depósitos, para que el agua llegue a los pisos más altos. En estas fincas puede ocurrir que tenga más presión el vecino de un décimo que el del cuarto. Con la caída de presión, también puede ser que a un domicilio llegue el agua, pero con una presión tan baja que su caldera no la detecte y no caliente el agua: tendría agua, pero fría.
¿Y los restaurantes, hoteles o industrias? Llegadas las restricciones, los establecimientos de comida no notarían tanto la caída de presión porque están ubicados en plantas bajas. En el caso de los hoteles, suelen tener bombas y, debido a sus altos consumos, han tomado conciencia de la necesidad de rebajarlos, sabiendo que están en el punto de mira. También la industria tiene bombas, depósitos o equipos para afrontar una caída de presión.
¿Hay usuarios críticos? Sí, explica el responsable del AMB: los usuarios críticos son aquellos equipamientos donde se considera que hay un riesgo vital. Son hospitales, centros médicos o el Zoo. En este caso, dado que al reducir presión se puede hacer por sectores hidráulicos, en estas ubicaciones no se modifica la presión.
¿Está previsto cortar el agua? En el actual plan, no está previsto. Sería un problema porque “la red no está preparada para abrir y cerrar”, apunta Cabello. Se podrían producir averías al devolver la presión. “En municipios donde la red no está preparada, al volver la presión puede haber averías [reventones] y se acaba perdiendo más agua”. Este es el principal argumento para no cortar, y otro es el control cualitativo del agua: al retomar el suministro son necesarios unos minutos para garantizar que cumple con los parámetros sanitarios. Los municipios catalanes donde sí se ha cortado el agua, responde el responsable del AMB, están ubicados fuera de las grandes redes y dependen de pozos que con la falta de lluvias se han secado. En estos casos necesitan abastecerse con cubas.
¿Quién es el encargado de rebajar la presión? Las empresas suministradoras. Cabello explica que el AMB tiene un plan de contingencia operacional en situación de sequía, “una hoja de ruta de cómo bajar la presión en los municipios”. En los 36 municipios operan muchas compañías (Aigües de Barcelona, empresas de Agbar, Aigües de Catalunya, empresas municipales) y cada una de ellas tiene un anexo en el documento detallando cuál sería su operativa.
¿Hay prevista alguna reunión previa a la declaración de Emergencia? Sí. En Barcelona, aunque el plan de abastecimiento que rige es el del AMB, la interlocución es fluida con los Ayuntamientos y se ha constituido un grupo de trabajo que ya celebró un primer encuentro. Lo forman los actores implicados: gerencias municipales del Ayuntamiento de Barcelona, AMB, Agencia Catalana del Agua, Aigües de Barcelona, Aigües del Ter-Llobregat y Delegación del Gobierno.
Una buena noticia, dentro del escenario negativo. Fernando Cabello destaca que la media de consumo doméstico en el AMB es de 98 litros por habitante y día. “La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera 100 litros diario un consumo digno”, apunta para afirmar que el consumo en Barcelona es “ajustado” y que la ciudadanía es responsable. En la sequía de 2008-2009, los vecinos de la gran urbe se concienciaron y no fueron necesarias restricciones para que el consumo cayera en picado: todavía no se han recuperado los niveles previos a ese escenario.
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