La pobreza farmacéutica se agrava en Cataluña

El Banco Farmacéutico estima que el 3,3% de la población tiene dificultades para pagar los medicamentos, cifra que empeora con la inflación y las consecuencias de la pandemia

Una mujer lee el prospecto de un medicamento en su domicilio en una imagen de archivo.Gema García

A menudo se habla de la pobreza alimentaria, habitacional o energética; de cómo cada vez más familias tienen dificultades económicas para llenar los carritos de la compra o pagar las facturas de la luz. Sin embargo, existe otra categoría de vulnerabilidad social que también afecta a un gran número de personas: la pobreza farmacéutica. La asociación sin ánimo de lucro Banco Farmacéutico estima que el 3,3% de la población catalana no puede hacer...

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A menudo se habla de la pobreza alimentaria, habitacional o energética; de cómo cada vez más familias tienen dificultades económicas para llenar los carritos de la compra o pagar las facturas de la luz. Sin embargo, existe otra categoría de vulnerabilidad social que también afecta a un gran número de personas: la pobreza farmacéutica. La asociación sin ánimo de lucro Banco Farmacéutico estima que el 3,3% de la población catalana no puede hacer frente al pago de medicamentos u otros productos sanitarios, cifra que ha empeorado con la inflación y las consecuencias de la pandemia. “La salud deja de ser una prioridad, porque lo más importante es qué vas a comer o cómo vas a pagar las facturas que te llegan”, afirma Eva González, técnica en el ámbito de Salud de Cruz Roja Cataluña.

Qué es la pobreza farmacéutica

“Entendemos por pobreza farmacéutica cuando una persona que necesita medicarse no puede permitírselo económicamente y tiene que dejar de cubrir otro gasto imprescindible, como alimentarse de forma saludable, para pagar la medicación”, explica Javier Vinzia, director de Banco Farmacéutico. Se trata de una ONG fundada el año 2007 con el fin de asistir a aquella población con dificultades para pagar sus tratamientos médicos recetados, y actualmente opera en Cataluña, Aragón y Madrid.

“Ha habido una tendencia al alza de los trastornos mentales, y sus medicamentos tienen un coste más elevado que el de otras patologías crónicas”

Aunque en España opera el copago farmacéutico, y dependiendo de la renta anual de cada ciudadano tiene que pagar un porcentaje u otro del medicamento recetado, de igual forma muchas personas no pueden hacer frente al pago de estos fármacos. En Cataluña el porcentaje fue del 3,3% (unas 250.000 personas) en 2020, pero según entidades como Banco Farmacéutico o Cruz Roja Cataluña, aumentará. “Después de una crisis sanitaria siempre viene una crisis económica, y ya lo estamos sufriendo. Cuanta más alta es la inflación, más caros son los productos básicos y más dificultades tienen los perfiles más vulnerables para acceder a ellos”, señala Vinzia. Pero, aparte de ser consecuencia directa de la pandemia y la especulación, este aumento en los índices de pobreza farmacéutica se debe también al incremento de algunas patologías: “Ha habido una tendencia al alza de los trastornos mentales, por ejemplo, y sus medicamentos tienen un coste más elevado que el de otras patologías crónicas”.

Otros fármacos que, aún con el porcentaje que cubre la Seguridad Social, siguen siendo inalcanzables para muchas familias son las gotas oftalmológicas, las cremas dermatológicas, la medicación para enfermedades como el Alzheimer o patologías coronarias, y las vacunas para la alergia. “El copago de estas vacunas puede superar los 120 euros. Imagina para una familia que tenga dos niños con alergias lo que supone pagar esa cantidad anualmente”, señala Eva González, de Cruz Roja Cataluña.

Los medicamentos para tratar patologías mentales son de los más caros del mercado farmacéutico. Mónica González Islas

“Sin su ayuda, habría meses... más bien todos… en que no podría tomarme algún medicamento como manda la prescripción. Muchas gracias”. “Gracias, porque hacéis posible mantener mi salud”. Estos son algunos de los mensajes de agradecimiento que Banco Farmacéutico recibe diariamente. Desde que pusieron en marcha el proyecto, han atendido cerca de 8.000 planes de medicación en Cataluña, lo que comporta un pago de más de un millón de euros. Colaboran con 200 centros de salud y 500 farmacias de alrededor del territorio, y cuando uno de estos centros detecta a alguien con una enfermedad crónica y sin solvencia para pagar su tratamiento, le dan de alta en el proyecto. Entonces, el beneficiario tiene que ir a una de las 500 farmacias y allí le dispensan la medicación de forma totalmente gratuita, asumiendo el pago el Fondo Social Monetario de Banco Farmacéutico.

Por su parte, Cruz Roja Cataluña también asiste económicamente a personas que no pueden permitirse pagar sus tratamientos médicos; sin embargo, su intención es ir más allá. “Atendemos a nivel individual a cada persona, las vemos cada mes y hacemos un seguimiento para ver cómo podemos solucionar su situación. No lo tratamos como un problema paralelo, e intentamos que esta situación no se cronifique”, explica González.

Quién sufre esta pobreza

El 95% de los beneficiarios de las ayudas de Banco Farmacéutico tiene una renta inferior a 18.000 euros, el grupo de edad mayoritario es de entre 40 y 69 años, y el 47% se encuentran en situación de desempleo; lo que, según el director de la entidad, indica “que muchos están trabajando, pero su salario no les permite acceder a su medicación”. Si bien el porcentaje entre hombres y mujeres es similar, desde el Observatorio de la Pobreza Farmacéutica alertan de la pobreza menstrual, definida como la falta de acceso a productos de higiene íntima, desde compresas hasta ropa interior adecuada.

La ONG Period Spain asegura que dos de cada diez mujeres en España sufren pobreza menstrual y, en consecuencia, un 20% acaba recurriendo a métodos antihigiénicos como toallas, trapos o incluso cartones durante sus ciclos menstruales. Tanto Cruz Roja como Banco Farmacéutico son conscientes de esta problemática y, por ello, no solo se dedican a cubrir el gasto de los medicamentos de los perfiles más vulnerables, sino también a facilitar otros productos de parafarmacia esenciales que requiera la población.

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