Gustavo Dudamel vuelve al Liceo con una ‘Flauta mágica’ que abre su periodo de “madurez”
La ópera de Mozart, con producción del escocés David McVicar, se presentará en el teatro de las Ramblas del 20 de junio al 2 de julio
La vida frenética de Gustavo Dudamel, el director de orquesta venezolano que ha brillado en los escenarios de cuatro continentes, es tan intensa como sus movimientos cuando se alza con la batuta. Este debería de haber sido su año sabático, según confiesa, pero el calendario de actuaciones que registra su página web demuestra que eso no será posible: “El sabático no existió; existirá, me imagino, dentro de unos 10 años”, ha sugerido con una son...
La vida frenética de Gustavo Dudamel, el director de orquesta venezolano que ha brillado en los escenarios de cuatro continentes, es tan intensa como sus movimientos cuando se alza con la batuta. Este debería de haber sido su año sabático, según confiesa, pero el calendario de actuaciones que registra su página web demuestra que eso no será posible: “El sabático no existió; existirá, me imagino, dentro de unos 10 años”, ha sugerido con una sonrisa durante la presentación en Barcelona de la Flauta mágica, la ópera de Mozart que dirigirá del 20 de junio al 2 de julio, y con la que vuelve al Gran Teatro del Liceo tras haberse hecho cargo del Otello de Verdi la temporada pasada. Dudamel (41 años), que en 2021 firmó como nuevo director de la Ópera de París (y que seguirá liderando la de Los Ángeles hasta 2026), siente que está entrando en una etapa de “madurez”. Ponerse al frente de la Flauta Mágica por primera vez es un símbolo de ello.
“Todo depende de la línea vital artística que uno lleve”, ha sugerido Dudamel, que ha recordado que uno de sus maestros, el gran director de orquesta Claudio Abbado, tardó hasta el final de su vida para dirigir la Flauta mágica, cuya representación en el Liceo es una de las grandes apuestas del teatro por la celebración de su 175 aniversario. La presentación de la ópera de Mozart ha concitado la presencia este martes de parte del elenco que la llevará a escena. También la del director artístico de la institución operística, Víctor García de Gomar, que ha destacado los “valores de la Ilustración, pero también de la masonería”, que se encuentran contenidos en la pieza de Mozart, la última del compositor salzburgués, que se escenificó apenas unas semanas antes de su muerte, en septiembre de 1791.
El argumento de la ópera, que expone la travesía del príncipe Tamino en busca de Pamina, hija de la Reina de la Noche, toma cuerpo en la puesta en escena del Liceo, que recupera la producción que David McVicar realizó para la Royal Opera House de Londres en 2003, y que se destaca por los aspectos simbólicos y lúdicos de su propuesta. McVicar da brillo a los temas claves de la obra: la lucha de contrarios, el bien y el mal, la inteligencia y la ignorancia o la ciencia y la superstición, que aparecen representados –por ejemplo– en las frases grabadas en las paredes del palacio de Sarastro, el personaje que mantiene a Pamina cautiva.
La importancia de la infancia en la obra se hace patente en personajes como el de la Reina de la Noche, que aparece caracterizada como si fuera la Madrastra de Blancanieves en el clásico de Disney. “La Flauta mágica llega a los niños, y además estos tienen un rol muy importante en esta ópera, porque son los portadores de la sabiduría”, ha destacado el italo-chileno Paolo Bortolameolli, director adjunto a Dudamel en la Filarmónica de Los Ángeles, y que tomará la batuta en el Liceo los días 27 de junio y 1 de julio.
La presencia internacional en el elenco es importante. El tenor mexicano Javier Camarena, que también vuelve al Liceo, debuta en el papel de Tamino. También actuará la inglesa Lucy Crowe, que interpreta a Pamina, un personaje que, según ha apuntado, ejemplifica la verdad, la inocencia y la pureza, una figura poderosa en la trama de Mozart. Por su parte, el coreógrafo Angelo Smimmo, ayudante de McVicar y parte del equipo de la reposición, ha señalado que la Flauta Mágica que se verá en el Liceo será una de las “piezas de teatro más vanguardistas que conocemos”. La historia, ha indicado, ya era avanzada para la época, al dar voz a las mujeres y a los jóvenes, “algo inaudito” en el siglo XVIII.
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