El Gobierno se lanza sin red a la arena parlamentaria

El Ejecutivo irá “hasta el final” con los Presupuestos y centrará la actividad legislativa en la veintena de proyectos que ya están en el Congreso

El Gobierno y los diputados de los grupo socialista y de sus socios parlamentarios aplauden tras la aprobación de la ley de amnistía el 30 de mayo.claudio álvarez

“Tendremos que tener más paciencia que nunca”, reconoce un destacado miembro del Gobierno. Con un toque humorístico, uno de los principales negociadores del Ejecutivo describe así lo que le espera: “Un amigo ya me ha dicho que hasta ahora tenía que sentarme en una silla sobre un elefante, pero a partir de ahora voy a tener que sentar al elefante en la silla”. El Gobierno asume que le espera un otoño borrascoso en el Parlamento. Hasta que pasen los tres congre...

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“Tendremos que tener más paciencia que nunca”, reconoce un destacado miembro del Gobierno. Con un toque humorístico, uno de los principales negociadores del Ejecutivo describe así lo que le espera: “Un amigo ya me ha dicho que hasta ahora tenía que sentarme en una silla sobre un elefante, pero a partir de ahora voy a tener que sentar al elefante en la silla”. El Gobierno asume que le espera un otoño borrascoso en el Parlamento. Hasta que pasen los tres congresos de partidos previstos en las próximas semanas ―los de las dos grandes formaciones independentistas catalanas y el del PSOE― del horizonte solo cabe esperar incertidumbre. Pero en la naturaleza de Pedro Sánchez está inscrito el combate. Y a eso se dispone en la arena del Congreso, por mucho que esta vez no cuente con la red de seguridad de una mayoría estable.

La gran tarea para el curso parlamentario que comienza este martes es la de los Presupuestos del Estado. Las señales que ha emitido al respecto Junts resultan muy ominosas para el Gobierno. Antes de las vacaciones ya votó contra los objetivos de déficit, paso previo a elaborar las cuentas. Una nueva prórroga de los Presupuestos por segundo año consecutivo figura entre los cálculos del Ejecutivo como la hipótesis más plausible. Lo que no quiere decir que renuncie de antemano. Al contrario. “Iremos hasta el final y si tumban los Presupuestos, que se retrate cada uno”, aseguran en el Ejecutivo, en un mensaje coordinado entre el PSOE y Sumar. La cabeza visible de esta formación en el Ejecutivo, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, mostró públicamente su contrariedad cuando se prorrogaron las anteriores cuentas. Desdibujado desde hace meses, Sumar necesita vender iniciativas y gestión. Que se elaboren los Presupuestos, aunque no salgan adelante, les brinda al menos la oportunidad de presionar al PSOE con propuestas más a la izquierda: consolidar los impuestos a las grandes fortunas, endurecer la fiscalidad para la educación y la sanidad privadas, aumentar las ayudas sociales o intervenir en el mercado de la vivienda.

Entre los aliados menos dudosos del Gobierno tampoco dan la batalla presupuestaria por perdida, pese a que nadie se atreve a ningún pronóstico sobre la actitud final de Junts. Mertxe Aizpurua, portavoz de EH Bildu, basa un cierto optimismo en que “ya ha pasado la fase electoral en Cataluña” e insta a todas las partes, empezando por el Gobierno, a mostrar una “actitud constructiva”. Aizpurua sostiene que sigue existiendo una mayoría parlamentaria en torno al Gobierno y que esta “tiene capacidad de conseguir una legislatura larga” a través de una relación consolidada en el tiempo. “Hemos aprendido mucho de la experiencia de los últimos años”, subraya. Y si finalmente no hay Presupuestos, “tampoco sería un drama”, asegura. Un mensaje que comparte el PNV: “El Ejecutivo podría volver a prorrogarlos con algunos retoques vía reglamentaria y mantener el Gobierno en funcionamiento. Además, cuenta con los fondos europeos, que escapan al control parlamentario”.

Presupuestos al margen, al Gabinete de Sánchez le espera hasta final de año un maratón de doce plenos del Congreso. El PP ha venido ensayando, con algunos éxitos, la estrategia de plantear asuntos susceptibles de contradicción entre los socios de Sánchez para machacar el mensaje de que el Gobierno no tiene mayoría para legislar. Rafael Simancas, secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, lo rebate tajantemente y pone como prueba las 16 leyes que se han aprobado o al menos activado en el Congreso desde el inicio de la legislatura. Para este periodo de sesiones, señala, hay otra veintena que ocuparán la actividad de la Cámara, entre ellas “un importante paquete de tres leyes sobre justicia y otras tres de sanidad”, algunas todavía en fase de enmiendas. El Gobierno asume que Junts forzará la máquina en iniciativas de gran simbolismo político, pero descarta que se vaya a instalar en un no sistemático.

La situación impone cautela en el Consejo de Ministros antes de enviar nuevos proyectos a las Cortes. Algunos cuya aprobación se prevé inminente, como la Ley de Economía Social del Ministerio de Trabajo, han sido sondeados previamente con los grupos, una demanda constante entre los aliados del Ejecutivo. Las tan pregonadas medidas de “regeneración democrática” también se esperan para este mes, aunque de momento lo que aprobará el Consejo será un plan elaborado a partir de las sugerencias de los grupos, en el que figurarán reformas futuras de leyes como la electoral o la mordaza. Ahí el PNV anuncia que insistirá en iniciativas que lleva tiempo defendiendo con escaso eco en el Gobierno, como una nueva ley de secretos oficiales para enterrar definitivamente la actual, de origen franquista, además de modificaciones en las que regulan el CNI o el Tribunal Constitucional.

El otro aliado parlamentario que se está revelando más problemático es Podemos, con sus escasos pero decisivos cuatro diputados y un discurso crecientemente crítico con el Gobierno. “El PSOE ha renunciado a cualquier transformación y su apuesta son políticas conservadoras que la acercan más al PP”, sostiene la formación. Y advierte que perseverará en el propósito de “hacer valer sus votos para impedir recortes”, lo que ya colocó al Gobierno en algún apuro en los últimos meses. En el Grupo Mixto el Ejecutivo podría toparse con nuevos quebraderos de cabeza por los agravios particulares del exministro socialista José Luis Ábalos y la única diputada de Coalición Canaria, Cristina Valido. En el primer caso, por la auditoría que le responsabiliza del caso Koldo; y en el segundo, por la falta de solución para los menores inmigrantes.

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Sobre el gran tema del momento, la promesa de una “financiación singular” para Cataluña, habrá mucha discusión parlamentaria y ninguna medida concreta de momento. Gabriel Rufián, portavoz de ERC, adopta su tono más conciliador para defender que su partido “no va en contra de nadie, sino a favor de Cataluña”. “En tanto Cataluña tiene más competencias, es normal que tenga más financiación. Ojalá otros la tengan también, pero eso lo tienen que negociar sus representantes”, argumenta. En su eterna y cada vez más enconada pugna con Junts, Rufián se aparta del optimismo de otros aliados e insiste en un vaticino: “En el horizonte hay una moción de censura de Feijóo con el apoyo de la derecha catalana. Estoy absolutamente convencido de que pasará”.

Los últimos meses han mostrado a un PSOE sometido a presiones contrapuestas, sobre todo en el terreno económico. Ahí Junts y el PNV hacen de freno a las propuestas izquierdistas de Sumar, ERC, EH Bildu o Podemos. Pero al menos en el caso de los nacionalistas vascos cualquier acercamiento al PP está descartado. Lo volvió a dejar muy claro esta semana en Radio Euskadi su portavoz, Aitor Esteban: “No entiendo la actitud del PP ni esa fijación por acercarse a Vox. Está muy a la derecha y muy alejado de lo que sería bueno”.

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