Sánchez forja una amplia mayoría para la legislatura más compleja

El PSOE cierra el pacto con el PNV y atrae también a Coalición Canaria en un intento de aislar a los populares

Pedro Sánchez y Andoni Ortuzar, este viernes tras firmar su acuerdo en el Congreso. Foto: Moeh Atitar

Andoni Ortuzar, presidente del PNV, quiso solemnizar su nuevo pacto con el PSOE y viajó el viernes a Madrid para rubricarlo en persona con Pedro Sánchez. Allí, ante la prensa, dejó su impronta vasca en una imagen que definía con sencillez y precisión la legislatura que espera al líder socialista: “Vamos todos en la misma trainera y tenemos que intentar que no choquen las palas”.

El previsto acuerdo final con el PNV y el más sorprendent...

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Andoni Ortuzar, presidente del PNV, quiso solemnizar su nuevo pacto con el PSOE y viajó el viernes a Madrid para rubricarlo en persona con Pedro Sánchez. Allí, ante la prensa, dejó su impronta vasca en una imagen que definía con sencillez y precisión la legislatura que espera al líder socialista: “Vamos todos en la misma trainera y tenemos que intentar que no choquen las palas”.

El previsto acuerdo final con el PNV y el más sorprendente con Coalición Canaria (CC) acabaron el viernes de asentar los pilares que permitirán la próxima semana la nueva investidura de Sánchez como presidente del Gobierno. Hace casi cuatro años, en enero de 2020, el Congreso reeligió al secretario general del PSOE para dirigir el Ejecutivo en la votación de investidura más apretada de la historia: 167 a favor y 165 en contra. Sánchez necesitó dos votaciones y todo el mundo auguró que sería una legislatura corta. Gran gatillazo de los pitonisos: el socialista logró aprobar todos sus Presupuestos y completó un mandato de tres años, ocho meses y 13 días, el cuarto más largo de los 15 que se han sucedido desde 1977.

La ministra de Hacienda en funciones y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, y el secretario de Organización de Coalición Canaria, David Toledo, con el acuerdo para la investidura.Moeh Atitar

En julio, el líder socialista salió de las elecciones con un panorama aún más intrincado. Ni siquiera fue la fuerza más votada y su destino quedó en manos de toda una incógnita: Junts per Catalunya, un partido situado al margen de la institucionalidad española y cuyo líder está huido de la justicia en el extranjero. Después de tres meses meciéndose en la incertidumbre y con la amenaza constante de una repetición electoral fomentada por la derecha en busca de una segunda oportunidad, Sánchez será investido, probablemente el próximo jueves, sin necesidad de una segunda votación. Salvo ausencias o accidente, reunirá a su favor 179 votos, 12 más que hace cuatro años. Todo el conjunto del Congreso, excepto PP, Vox y el único representante de Unión del Pueblo Navarro (UPN). Como recordaba en X (antes Twitter) el politólogo Juan Rodríguez Teruel, lo respaldarán más escaños que a Leopoldo Calvo Sotelo en 1981, que a Felipe González en 1986, a José Luis Rodríguez Zapatero en sus dos mandatos (2004 y 2008) y a Mariano Rajoy en 2016.

La trainera descrita por Ortuzar navegará por aguas bravas con una tripulación variopinta a bordo. Habrá palas predispuestas a chocar porque compiten en un espacio parecido y con elecciones a la vista en algunos meses, como el propio PNV y EH Bildu en Euskadi, y Junts y ERC en Cataluña. Se juntarán fuerzas situadas en el espectro más a la izquierda y otras históricamente adscritas a la corriente del centroderecha. Los vaticinios vuelven a coincidir en que esa amalgama no puede durar mucho, si no fuera porque los profetas siempre están expuestos al ridículo con Sánchez, como se ha podido comprobar sobradamente.

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El esperado acuerdo del PSOE con el PNV no acabó de concretarse hasta que por fin se desbloquearon el jueves en Bruselas las conversaciones con Carles Puigdemont y su entorno más próximo. Era ya la madrugada del viernes cuando se cerró un pacto negociado a distancia desde Bilbao por Ortuzar y el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, con la ministra de Hacienda en funciones y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero.

El secretario general de Junts per Catalunya, Jordi Turull, el expresidente de la Generalitat y eurodiputado de Junts, Carles Puigdemont, y la presidenta de Junts, Laura Borràs, el jueves en Bruselas.Europa Press

Amarrado el apoyo del PNV, la investidura de Sánchez tenía garantizados 178 votos a favor, dos más que la mayoría absoluta. Pero el PSOE puso gran empeño en sumar además a CC, una sola diputada con un gran valor político. Los socialistas intentan demostrar así que su base parlamentaria no la nutren solo los “enemigos de España”, como suele llamar la derecha a los independentistas, sino también fuerzas en posiciones templadas, capaces de respaldar al Gobierno y al mismo tiempo rechazar la amnistía a los encausados por el procés, como hará CC. Los nacionalistas canarios constituyeron, junto a Vox y UPN, los únicos apoyos, fuera del PP, que arrastró Alberto Núñez Feijóo en su infructuoso intento de investidura. Es más, gobiernan con los populares en las islas tras un pacto para desbancar al PSOE, el más votado en las elecciones autonómicas de mayo.

Con esta operación, y ante la desaforada ofensiva que está desplegando la derecha contra el proyecto de amnistía, los socialistas intentan ofrecer la imagen de un PP aislado y uncido a Vox. “Frente a los que solo pueden pactar consigo mismos o con la ultraderecha, nosotros somos capaces de hacerlo con todo el arco parlamentario”, se ufanó Montero tras firmar el acuerdo con CC.

En su incursión madrileña, Ortuzar dejó sentado que las relaciones del PNV con el PP se han roto para mucho tiempo. Las manifestaciones ante la sede del PSOE le han producido “horror” al líder nacionalista y lo ratifican, según explicó, en la decisión que su partido tomó al día siguiente de las elecciones de no negociar siquiera con los populares mientras estos no rompan con Vox.

La rúbrica de los acuerdos deparó una mañana de sonrisas satisfechas en el Congreso. Los papeles firmados están llenos de grandes intenciones, solo que ahora habrá que ver cómo se llevan a la práctica. La primera prueba de que no será fácil llegó muy pronto: María Jesús Montero se apresuró a enfriar la posibilidad de ceder al País Vasco el régimen económico de la Seguridad Social, una competencia prevista en su Estatuto y que Ortuzar había anunciado con optimismo. De igual forma, habrá que ver hasta dónde está dispuesto a llegar el PSOE ante la pretensión del PNV de consagrar el “reconocimiento nacional de Euskadi” mediante un nuevo Estatuto.

Rueda de prensa del presidente del PNV, Andoni Ortuzar, el viernes en el Congreso.Moeh Atitar

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