El ‘filometal’, el nuevo género musical creado por Eloísa de Castro
Escribe, canta, pinta, hace teatro y filosofa. A través del metal trae a la actualidad la sabiduría de las pensadoras históricas olvidadas que más la inspiran
La mirada torva de Camilo José Cela parece posarse sobre esta joven de pelo rojo que posa con un vestido gótico tras el que se entrevé un cuerpo tatuado. Los tacones dorados resuenan sobre el parqué de la solemne Galería de Retratos del Ateneo de Madrid, con rostros de ilustres señores observando a la filósofa, ensayista, cantante de heavy metal y pintora Eloísa de Castro (Madrid, 28 años). Entre los cuadros, el de la ...
La mirada torva de Camilo José Cela parece posarse sobre esta joven de pelo rojo que posa con un vestido gótico tras el que se entrevé un cuerpo tatuado. Los tacones dorados resuenan sobre el parqué de la solemne Galería de Retratos del Ateneo de Madrid, con rostros de ilustres señores observando a la filósofa, ensayista, cantante de heavy metal y pintora Eloísa de Castro (Madrid, 28 años). Entre los cuadros, el de la rebelde filósofa María Zambrano, única dama rodeada de 28 varones. Ella es faro intelectual para De Castro. “¿Acaso no soy libre para sentir? ¿Acaso no soy luz para vivir?”, entona la artista, de sangre burgalesa, en su canción María Zambrano, Ordo Amoris. De Castro recoge el legado intelectual de la malagueña para trasladarlo a un gineceo musical donde reúne a pensadoras ignoradas por sus coetáneos y olvidadas por la historia. Lo hace mediante el heavy metal, género difícil para el profano, pero vehículo utilizado para la filosofía o la ética, la mitología o la historia. El suyo es un ejercicio a contracorriente en tiempos de altavoces escupiendo versos sobre quién tiene el coche o el culo más grande.
El heavy sedujo a esa niña con sus chupas de cuero y melenas. También exploró su lado científico, pues descubrió su gineceo cuando pidió que le regalaran un microscopio y un telescopio. “De pequeña quería ser Rosendo y Einstein por igual”, comenta. Dos particulares prohombres. Carecía de referentes femeninos. A los ocho años le preguntó a su madre: “¿Soy un chico?”, pues sus aficiones parecían masculinas: le fascinaba el metalero Leo Jiménez, vocalista de Saratoga y gran bestia del gremio del metal español. “No, eres una chica, con gustos que también son de chicas”. Y entonces conoció a Doro, por Dorothee Pesch, la reina del metal. Y todo se aceleró. “Invito a los jóvenes a experimentar, que sean chonis, raperos, que luego escojan su género y no vean el metal como algo satánico. Tristemente me hicieron bullying en el instituto por gustarme esto. Somos luz dentro de nuestra oscuridad y buscamos culturizar a la gente, no la maldad”, apunta.
Aquella adolescente fue constatando poco a poco que también hay féminas en la música oscura, eso sí, demasiadas veces embutidas en sexualizados corsés de cuero. “Puede ser una herramienta de expresión, siempre que lo permitan ellas. A mí me gusta ser más elegante, no tan provocativa”, dice la filósofa, que hoy luce un vestido largo del que asoma la tinta de su piel. Los nombres de su hermano y de su madre tatuados en griego antiguo en los muslos. En un brazo, el icono de su libro Antiética del narcisista. También un dragón, un símbolo junto a una llave inglesa en memoria de su abuelo Manolo y, en lo alto del pecho, la madre del cordero: la palabra Filometal. “Es mi bebé, la fusión de filosofía y heavy metal, divulgando filosofía y ciencia de tesis solamente femenina”, recuerda.
“Me dijeron que si no salía con un corpiño, una banda y más escote no me comería una rosca. Dije: ‘Os estáis confundiendo conmigo’. Una mujer que canta, compone letras y lidera su proyecto da miedo. Todos a quienes puedes consultar son hombres. Algunos, bien, pero a otros no les gusta que iguales su poder, si el filometal lo hiciera un chico de mi edad, ahora lo estaría reventando”, dice la autora, que en sus obras habla sobre el narcisismo de la sociedad y sus artificios. Preguntada sobre si teme ahogarse en su reflejo, confiesa que su psicóloga le receta regularmente un: “No te olvides de quién eres”. Así logra aterrizar y seguir creando.
Su disco de filometal Gineceo (2022) —que tendrá una declinación en teatro musical en Viaje al gineceo, que se presentará el 27 de marzo en el Ateneo de Madrid— va dándole ganancias, algunas económicas y otras muchas morales, como haber logrado que su abuela comprendiera el filometal y la animara a no subyugarse jamás. “La filosofía debe abrirse camino, como el heavy metal, a través de un escenario, leída, en vivo. En redes sociales hay muchos divulgadores. ¡Bea Jordán me gusta mucho, es un rollo muy choni! La filosofía debe estar en la calle, y se debe debatir sobre ella como se hace sobre La isla de las tentaciones”, ríe. “¡Sería genial un Operación Triunfo de filósofas! Llevaría a Bea Jordán, a Alba Moreno [una física divulgadora de estética choni], a La Zowi, estoy enamorada de La Zowi, a [la bióloga molecular y aspirante a astronauta] Sara García y a Inés Chamil, divulgadora del heavy”.
“Defiende tu derecho a pensar, porque incluso pensar de forma errónea es mejor que no pensar”, insiste De Castro, quien está convencida de que hoy no se piensa, simplemente se sigue a la masa. “En tiempos grises, de crisis, con poco acceso a la vivienda y todo el rollo, los jóvenes necesitamos una aurora, como hablaba Zambrano, para concienciarnos de que vendrá un futuro mejor. La historia dice que después del negro viene la luz”, confía. La artista critica entre bromas al filósofo Immanuel Kant por distinguir entre ciencias y letras, como si las humanidades fuesen inferiores. “Las humanidades y la ciencia no se entienden la una sin la otra, la filosofía es la madre de la ciencia. Es valiosísimo estudiar el cáncer, pero necesitas ética, saber ser buen ciudadano, entender de política, tener tu momento artístico. Un buen científico debe tener buena base humanística y viceversa”.
—Una mujer que escribe, canta, pinta, hace teatro y filosofa, ¿es un hombre del Renacimiento?
—El Renacimiento fue buena época. Sin desmerecerlo, esto es un remix del Renacimiento, también es modernidad. Deberíamos decir que somos persones del Renacimiento, ahora que estamos incluyendo absolutamente todo.