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Kristina Rybalchenko, la baterista que más lo peta en las redes sociales

Se convirtió en una de las bateristas más seguidas de Instagram con sus vídeos, en los que versiona temas icónicos de rock y metal. Ahora, a sus 28 años, la creadora de contenido rusa se abre paso en Los Ángeles

Los vídeos de covers musicales son una parte fundamental de la historia de internet. Tras la llegada de YouTube en 2005, rápidamente esta plataforma se inundó de músicos versionando temas de sus artistas favoritos con la esperanza de tocar y, con suerte, hacerse virales. Kristina Rybalchenko, sin embargo, subió su primer vídeo tocando la batería solo para hacer “un experimento divertido”. “Grabamos en un club nocturno cuando tenía 15 años. Yo quería tocar un tema en la batería y le pedí ayuda a mi padre para organizarlo todo, ya que uno de sus amigos era el dueño del club”, relata Rybalchenko, que ahora, a sus 28 años, acumula 100 millones de reproducciones en su canal de YouTube y se sitúa como la mujer más popular en el mundo de la batería de Instagram, con 1,4 millones de seguidores (le pisan los talones las bateristas Raja Meissner y Nandi Bushell).

“Culpo totalmente a mis padres”, bromea la creadora de contenido sobre su relación con el rock. En su ciudad natal de Jabárovsk, en el este de Rusia, Rybalchenko creció “rodeada de música”, como evidencian las grabaciones en VHS de sus padres en las que dice que aparece de pequeña moviendo las piernas al ritmo de Metallica. “Suelo decir que me pusieron en el camino correcto desde muy temprano”, comenta desde su apartamento en Los Ángeles, California, donde se mudó a inicios de este año.

Metallica no solo fue su banda favorita cuando era joven y la primera que pudo ver en directo, sino una de las que más ha versionado en sus vídeos y que más reacciones ha generado de sus seguidores en las distintas plataformas. El grupo estadounidense marcó el inicio, pero Rybalchenko más adelante se interesó por la música “más pesada” y empezó a incursionar en bandas como Slipknot, System of a Down y Bring Me the Horizon, cuyo baterista, Matt Nicholls, ha sido una de sus mayores influencias. El gusto por este tipo de música fue lo que hizo a Rybalchenko interesarse por la batería en su adolescencia, después de haber tocado el xilófono y el vibráfono durante algunos años. “Cada vez descubría más bandas que me dejaban boquiabierta y entonces mi obsesión por el rock y el metal realmente despegó. Era solo cuestión de tiempo que me sentara detrás de una batería”, relata.

A los 18 años, cuando terminó la escuela de música en Jabárovsk, Rybalchenko se concentró en la batería y tocó con su primer grupo. En ese mismo periodo vio por primera vez los vídeos en YouTube del baterista australiano Nic Pettersen y quedó “encantada”: “Fueron Pettersen y Matt McGuire [el baterista de The Chainsmokers] quienes me inspiraron para abrir mi propio canal de YouTube”.

En la década que ha transcurrido desde entonces, la forma en que se difunden los vídeos online ha cambiado radicalmente. Hoy ya no impera el formato clásico de YouTube, sino los vídeos cortos con formato vertical. Pero en este nuevo ecosistema, los covers musicales sobreviven y siguen siendo una fórmula confiable para la viralidad. En el caso de la batería, Rybalchenko no está sola. Hay otras estrellas de las redes sociales, como Faith Benson y Domino Santantonio, que también cuentan con cientos de miles de seguidores enganchados a sus versiones de temas famosos.

En el caso de Rybalchenko, convertirse en creadora de contenido musical a tiempo completo fue una transición gradual: “Al principio, simplemente me divertía tocando música y subiendo vídeos. Sin embargo, a medida que mi audiencia crecía, empecé a darme cuenta de que aquello realmente podía convertirse en algo más grande”, recuerda. Aunque en sus años de creadora de contenido ha subido decenas de covers a internet, entre sus temas predilectos cita Master of Puppets, de Metallica; Toxicity, de System of a Down, y The Pretender, de Foo Fighters. Son canciones que, para Rybalchenko, “lo tienen todo”, ya que combinan “intensidad, energía y ritmo”. “Está el reto y la frustración de cuando te quedas atascada y luego el momento en que lo clavas. Siento una mezcla de emoción, agotamiento y una enorme sensación de logro cuando por fin consigo tocar una parte difícil después de horas de práctica”, explica.

Además de interpretar las canciones, Rybalchenko graba y edita todos los vídeos por su cuenta y lo único que encarga a otra persona es la mezcla del audio. La creadora de contenido ya llevaba algunos años dedicando tiempo y esfuerzo a sus vídeos cuando llegó el que considera como “el punto de inflexión”: fue cuando sus vídeos le empezaron a conseguir colaboraciones con marcas, patrocinios e incluso, finalmente, la posibilidad de ganarse la vida con la música. “Recuerdo que me emocionaba cuando mis primeros vídeos alcanzaban unos pocos cientos de visitas, y definitivamente no pensaba que algún día millones de personas verían mi contenido. Todavía me parece una locura lo lejos que ha llegado todo esto”, afirma la baterista, y confiesa que todavía la invade “una mezcla de emoción e incredulidad” cuando alcanza un nuevo hito con su contenido.

A Rybalchenko le hace gracia comparar la que fue su primera batería propia —que compró por unos 100 dólares y tenía en el parche del bombo la imagen de una mujer semidesnuda— con el “instrumento soñado” que tiene ahora: una batería marca Gretsch Drums que toca con su propio modelo de baquetas de marca Meinl, que lanzó junto a esta empresa hace tres años.

En la actualidad, divide su esfuerzo creativo entre Instagram, TikTok, Twitch y YouTube. Opina que cada una de estas plataformas “tiene su propia dinámica”, a pesar de que ahora predomine el formato del vídeo corto. “En realidad, los vídeos cortos a veces hacen todo más fácil. Puedo grabar tres vídeos con diferentes partes de una misma canción. Así mantengo la variedad y presento un contenido atractivo y dinámico”, afirma.

Su éxito en redes sociales también tiene una sombra: los comentarios sexistas y denigrantes que ocasionalmente surgen en sus vídeos. Rybalchenko dice que esto “naturalmente resulta frustrante”, pero que ha aprendido, poco a poco, a que no le afecte. “Casi siempre puedes encontrar comentarios sobre mi ropa en vídeos donde literalmente llevo una camiseta y un pantalón corto común y corriente. Honestamente, ya me parece hasta divertido”, dice la baterista, que atribuye este comportamiento a “gente que usa internet para desahogar su energía negativa, con la esperanza de sentirse mejor con ellos mismos”. Dice que prefiere usar su energía para enfocarse en el trabajo y en la “retroalimentación positiva” de sus seguidores.

Rybalchenko está ahora concentrada en su nueva vida en Los Ángeles, donde ha logrado abrirse paso con su contenido musical. Dice estar “muy emocionada por esta nueva etapa”, ya que considera que la mudanza a la ciudad californiana, después de recalar en Tbilisi y Belgrado, es “el progreso natural” en su trayecto, tanto personal como profesional. “La gente suele preguntarme por qué me mudé a Los Ángeles y, honestamente, no tengo una respuesta exacta; simplemente siento que esta ciudad es el lugar para mí. Es el centro más grande de la música y la creatividad, y es inspirador para mí estar rodeada de tantas oportunidades y de gente talentosa”, concluye.

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