La polémica unión de dos estaciones de esquí en los Alpes austríacos
El clamor mundial contra los excesos del turismo llega a las cumbres de Austria, donde un proyecto vacacional puede amenazar un glaciar
En lo más alto del Tirol austriaco, en el glaciar Pitztal, el silbido del aire frío no ha sido aún ahogado por la música comercial y el gentío que se mueve en los teleféricos y se agolpa en los after-ski. Pero un proyecto, por ahora congelado, que pretende unir en gélido matrimonio al pequeño resort de Pitztal con el de Sölden para crear la mayor estación de esquí de Europa amenaza con sepultar esta calma. Vecinos, científicos, alpinistas y deportistas han salido a la nieve para paralizar el proyecto y evitar la enésima destrucción de un entorno glaciar.
Las imágenes del d...
En lo más alto del Tirol austriaco, en el glaciar Pitztal, el silbido del aire frío no ha sido aún ahogado por la música comercial y el gentío que se mueve en los teleféricos y se agolpa en los after-ski. Pero un proyecto, por ahora congelado, que pretende unir en gélido matrimonio al pequeño resort de Pitztal con el de Sölden para crear la mayor estación de esquí de Europa amenaza con sepultar esta calma. Vecinos, científicos, alpinistas y deportistas han salido a la nieve para paralizar el proyecto y evitar la enésima destrucción de un entorno glaciar.
Las imágenes del documental de la firma Patagonia Vanishing Lines. Ski Resort Expansion is Destroying our Last Living Glaciers (Líneas de fuga. La expansión de resorts de esquí está destruyendo nuestros últimos glaciares vivos; 2021) muestran el principio del fin: camiones de cemento surcan el glaciar y dejan a su paso graves cicatrices en la tierra. Para construir las nuevas áreas turísticas, el teleférico, las carreteras, los bares y los restaurantes que cubrirán el glaciar Ötztal uniendo Pitztal con Sölden, se borrarán del mapa el equivalente a 116 campos de fútbol de terreno y se extraerán más de 750.000 kilómetros cúbicos de rocas, hielo y tierra, según las estimaciones de la organización WWF.
El proyecto logró salir adelante en un primer momento porque aunque la ley regional impide la construcción de nuevas estaciones, admite aumentar las ya existentes o unirlas entre sí. Pero los resultados negativos que vaticinan varias investigaciones científicas sobre el impacto en la naturaleza del entorno y las más de 160.000 firmas recogidas en contra del complejo empujaron el año pasado a las empresas promotoras implicadas a frenar el desarrollo del complejo de vacaciones. Desde entonces, las montañas austriacas aguardan la decisión del gobierno local.
Un movimiento cívico cada vez más numeroso se enfrenta a la poderosa industria del esquí en los Alpes. En 2020, el 70% de los encuestados por un periódico austriaco se manifestaban en contra del megaproyecto.
Para Mitch Tolderer, ex campeón del mundo de snowboard en estilo freeride, “estas zonas de montaña son atractivas porque son las últimas zonas naturales y no explotadas”, señala en Vanishing Lines.
El informe de la revista European Geosciences Union estima que para 2050 alrededor del 50% del volumen de los glaciares alpinos habrá desaparecido. El director del estudio, Harry Zekollari, señala por teléfono que el complejo tendría “enormes implicaciones en términos paisajísticos y de contaminación”, pero sobre todo, añade, cabe plantearse si merece la pena construir en estos glaciares que habrán perdido parte de su hielo —y, por tanto, atractivo turístico— de aquí a unos años.
Gerd Sternmann, propulsor de la recogida de firmas que ha contribuido a frenar las obras, es optimista: “Podemos detenerlo, la mayoría de la gente está de nuestro lado”, argumenta desde el Tirol. Antes de colgar, sin embargo, se apresura a advertir de otros cinco proyectos similares en la región. “No queremos estos proyectos en nuestras montañas, deseamos restaurar la naturaleza prístina”.