El Jardín de La Emperatriz 2017, frescura y frutosidad

Lentamente, pero con la seguridad de quien tiene las ideas claras y un proyecto de futuro ambicioso, los hermanos Hernáiz, Eduardo y Víctor, siguen construyendo su proyecto riojano, iniciado en el año 1996, ajustándolo a la evolución de los tiempos. Basado en los viñedos singulares que atesoran la más alta calificación de las tres aprobadas por la Denominación de Origen, han logrado hitos vitivinícolas, como por ejemplo Finca La Emperatriz Gran Vino. Faltaba un tinto de precio asequible, gusto transversal y mayor ve...

Lentamente, pero con la seguridad de quien tiene las ideas claras y un proyecto de futuro ambicioso, los hermanos Hernáiz, Eduardo y Víctor, siguen construyendo su proyecto riojano, iniciado en el año 1996, ajustándolo a la evolución de los tiempos. Basado en los viñedos singulares que atesoran la más alta calificación de las tres aprobadas por la Denominación de Origen, han logrado hitos vitivinícolas, como por ejemplo Finca La Emperatriz Gran Vino. Faltaba un tinto de precio asequible, gusto transversal y mayor versatilidad gastronómica. Y es lo que ofrecen con El Jardín de La Emperatriz.

Aquí no hay alardes de imaginación enológica ni apuesta por la experimentación, sino una sólida elaboración tradicional que combina eficazmente el acero y el cemento, y remata con 12 meses de crianza en barricas de roble americano (70%) y roble francés (30%). La propuesta busca que este tinto aúne frescura, frutosidad y tipicidad. Y es algo que consigue: aroma franco, sugestivo, donde la abundante fruta madura, silvestre y jugosa se muestra pletórica, elegantemente engarzada de sutiles notas florales, con la frescura balsámica de las hierbas montaraces, y la resonancia especiada de las maderas.

Sabroso y consistente, fluye fresco y vivaz el paladar hacia un final largo, deliciosamente afrutado.