Guitian + 50 meses en botella 2014, filigrana aromática

Frente al topicazo que exige que los blancos jóvenes deben consumirse en el año, esta es la prueba de que los nobles varietales, como godello, ganan con el tiempo y se metamorfosean en un vino de profundidades inesperadas, componiendo con los aromas primarios de la uva fermentada, y el efecto medioambiental reductivo de la botella en el reposo oscuro de la bodega, una narrativa compleja, de elegante cadencia. Claro que aquí se cuenta con el rigor vinícola de Senén Guitian, y la mano experta de la enóloga Ana Martín y el magisterio de ...

Frente al topicazo que exige que los blancos jóvenes deben consumirse en el año, esta es la prueba de que los nobles varietales, como godello, ganan con el tiempo y se metamorfosean en un vino de profundidades inesperadas, componiendo con los aromas primarios de la uva fermentada, y el efecto medioambiental reductivo de la botella en el reposo oscuro de la bodega, una narrativa compleja, de elegante cadencia. Claro que aquí se cuenta con el rigor vinícola de Senén Guitian, y la mano experta de la enóloga Ana Martín y el magisterio de Pepe Hidalgo, para atreverse a guardar un blanco joven durante 50 meses, confiados en la calidad de las uvas de su finca A Tapada, y la extraordinaria bondad de la añada. Una conjunción poco habitual —hasta ahora solo en 2006 y 2011— que justifica la espera.

La nariz invita a un viaje emocionante, adentrándose en la claridad de una filigrana aromática dibujada con gráciles notas de flores y hierbas silvestres, fruta blanca de hueso, membrillo y pomelo, paja y frutos secos, en punteado fondo de hidrocarburos. El tiempo se refleja también en la boca, de intenso carácter y fuerte personalidad, donde la textura suave y envolvente, cargada de tranquilas emociones, se funde en un largo y fresco recuerdo.