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Unidas por hilos de colores

Las bordadoras de tela de Guinea Bisáu se unen para reivindicar su labor tradicional a la par que alcanzar autonomía económica y personal en un país marcadamente machista

La Asociación de Mujeres Guineanas Marcadoras de Tela (AMUGUIMAPA) aglutina a una treintena de artesanas del bordado tradicional de Guinea Bisáu. En la imagen, la fundadora y presidenta de la organización, Ana Joao Afonso Bagine, muestra una de sus creaciones a medio hacer.Álvaro García
Este paño, compuesto por cuatro fajas bordadas unidas por tiras también tejidas a mano, representa a la selección nacional de fútbol de Guinea Bisáu. Sus creadoras no han escatimado en detalles, incluso la prensa que cubre los partidos está bordada. Una pieza de esta envergadura cuesta unos 215 euros, incluidos los materiales y la mano de obra.Álvaro García
La ONG tiene unas reglas. Las más importantes, para su fundadora, es que las integrantes y beneficiarias abonen sus cuotas, acudan a las reuniones y participen dando su opinión.Álvaro García
Joao destaca con orgullo la importancia cultural de su labor. "Esto es una riqueza que el país tiene, ayuda a difundir nuestra cultura y crea empleo para las mujeres. Pero hasta hoy nadie nos ha apoyado", explica mientras esparce decenas de piezas por el suelo de su casa.Álvaro García
A pesar de residir en la capital, la fundadora de la ONG y sus socias viven sin agua potable ni luz. Como todas las organizaciones de la sociedad civil formalmente constituidas, AMIGUIMAPA cuenta con una responsable de salud que atiende a las integrantes.Álvaro García
Leonarda Mauricio Méndez, de 51 años, es una de las bordadoras de la organización. “Soy marcadora desde los 12 años. Primero se empieza haciendo diseños y contando hilos. Luego, al bordar, si te equivocabas, te pegaban”. A base de paciencia y golpes, aprendió el que hoy es su oficio de una tía. “Antes, los mayores se beneficiaban de lo que nosotras marcábamos; ya no es así gracias a la asociación. Ahora trabajamos y se nos paga. Esto es un empleo para acabar con la pobreza; para costear todo, para no tener que pedir prestado para comer”, cuenta.Álvaro García
A Ana Joao Afonso Bagine, de 44 años y madres de tres hijos, este proyecto para empoderar a las mujeres artesanas como ella le costó su matrimonio. "Mi hombre me dijo que yo quería hacer demasiadas cosas y me ponía problemas, peleábamos y me pegaba cuando tenía reuniones", revela. Ahora, sueña con triunfar y que su ex se arrepienta de haberla maltratado.Álvaro García
Este paño, que se intuye que será una camisa o un chaleco una vez acabado, representa a Amílcar Cabra, quien fue secretario general del Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde, y se enfrentó al colonialismo portugués para conseguir la independencia del país.Álvaro García
Ahora, con la covid-19, cada una de las mujeres trabaja desde casa en su parte de la cadena de producción de los paños. La labor mejor remunerada es la de marcar (bordar) la tela.Álvaro García
Gracias a la división del trabajo, las socias de AMUGUIMAPA son capaces de producir en dos semanas lo que antes tardaban en hacer dos meses, aseguran.Álvaro García
Su objetivo: tener ingresos y no depender económicamente de los hombres. “Lo hacemos para beneficiar a las mujeres, para pagar el alquiler, la escuela, la comida”, asegura Joao.Álvaro García
Mientras algunas bordan, otras tejen las cenefas que unirán las fajas que conforman un paño. Además, también fabrican patucos, camisas o portabebés. Aunque normalmente trabajan por encargo y no tienen un espacio en el que mostrar sus creaciones, disponen de piezas guardadas en casa de Joao para mostrar a quienes se interesen por comprarles algo.Álvaro García
Joao sueña con crear una escuela de bordado para que las chicas jóvenes se empoderen. Pero, sin medios ni formación suficiente para ello, necesita de ayuda para convertir su idea en una realidad.Álvaro García
Uno de los proyectos de la ONG es combatir la mutilación genital femenina, una violencia que han sufrido más de la mitad de las mujeres de entre 15 y 49 años del país. "Quiero que las chicas vengan aquí a coser, que trabajen y se empoderen. Y así se negarán a ser mutiladas. Las mujeres sufren mucho con esta práctica, perjudica a la salud. Y tenemos que sensibilizar para que se deje de hacer", expone Joao.Álvaro García
Durante sus reuniones, estas mujeres hablan de sus particulares historias, plagadas de discriminaciones comunes en un país marcadamente machista, donde ellas son relegadas a un segundo plano.
El 67,4% de la población femenina de Guinea Bisáu es analfabeta, frente al 47,7% de los hombres de 15 a 49 años. Las chicas son educadas, en palabras de la ministra de Igualdad, Maria da Conceiçao Silva Évora, “para encargarse de la casa”. En la batalla para subvertir la cultura machista del país están las integrantes de la Asociación de Mujeres Guineanas Marcadoras de Tela (AMUGUIMAPA).Álvaro García