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La frontera de México y Estados Unidos ante el coronavirus, en imágenes

La crisis desatada por la covid-19 ha golpeado con fuerza a quienes viven y transitan entre los dos países. Esta crónica visual recorre, de Matamoros a Tijuana, las historias de quienes sobreviven allí a la emergencia

Lucía, una joven madre del Estado mexicano de Guerrero, camina con su pequeña hija por un campamento improvisado de migrantes en Matamoros, en el Estado de Tamaulipas, al norte de México.Hector Guerrero
Nuhum Euceda es un salvadoreño que llegó hace siete meses a Matamoros, en Tamaulipas, con su familia. El hombre perdió su trabajo como cargador en una empacadora por la emergencia de la covid-19 y decidió migrar.Hector Guerrero
A pesar de la falta de servicios básicos como el agua y la electricidad, las familias que conforman este asentamiento sobre la frontera no quieren abandonar el lugar. Estar a unos metros de tierra estadounidense les proporciona una falsa sensación de seguridad y tranquilidad. Su meta final, que es cruzar a EE UU, parece más cercana desde allí.Hector Guerrero
El campamento está conformado sobre todo por familias enteras. Es poco común ver hombres o mujeres sin compañía. La mayoría de las personas que hicieron el viaje solas alcanzaron a cruzar o fueron repatriadas a sus países de origen.Hector Guerrero
José Luis Guerra es cubano. Hizo una larga travesía por siete países hasta llegar a Tamaulipas, en México. En el campamento, conoció a Gabriela Vera, una mujer boliviana que salió de su pueblo poco antes de que se desatara la convulsa situación política en el país andino a finales del año pasado. Ambos se enamoraron y ahora comparten una pequeña tienda de campaña mientras esperan las respuestas a sus solicitudes de asilo en Estados Unidos.Hector Guerrero
Un grupo de mexicanos deportados desde las cárceles de detención en Estados Unidos viajan en una camioneta de migración que los llevará al autobús de regreso a Ciudad de México. Desde allí, tendrán que buscarse los medios para volver a sus pueblos de origen.Hector Guerrero
Tras agudizarse la emergencia sanitaria en Estados Unidos, el presidente Donald Trump agilizó el proceso de deportaciones. En la imagen, un grupo de deportados mexicanos espera bajo del puente fronterizo de Reynosa, en Tamaulipas.Hector Guerrero
Un grupo de jóvenes detenidos en la frontera aguarda a ser entrevistado en el punto migratorio de Reynosa, en la frontera con Texas.Hector Guerrero
Sentado y con la cara cubierta con un tapabocas, un hombre que fue detenido cuando intentaba cruzar la frontera escucha sus derechos en un centro de migración en Tamaulipas.Hector Guerrero
Voluntarios reparten comida desde un vehículo a los migrantes y deportados que permanecen varados a las afueras de un refugio en la frontera. Ante la emergencia por el coronavirus, muchos de estos albergues han tenido que cerrar y permanecer en cuarentena.Hector Guerrero
En toda la ruta fronteriza de lado de México hay retenes sanitarios en los que los agentes miden la temperatura a los conductores. Las medidas se incrementan en los límites entre los Estados mexicanos.Hector Guerrero
La ruta que recorre el trayecto entre los Estados de Coahuila y Chihuahua, cubierta con neblina.Hector Guerrero
Personal médico toma la temperatura a una paciente en un puesto de control de emergencia instalado en Nuevo Laredo, Tamaulipas.Hector Guerrero
Familiares de pacientes con covid-19 esperan noticias sobre el estado de sus parientes en las puertas del Hospital General de Ciudad Juárez.Hector Guerrero
Las horas de espera en las aceras de los hospitales se vuelven interminables para los familiares de las personas ingresadas. En la imagen, un grupo de voluntarios religiosos acude al hospital regional de Ciudad Juárez para ofrecer una oración.Hector Guerrero
Trabajadores de diferentes maquiladoras del norte de México realizan un paro para exigir el cierre inmediato de estas empresas para prevenir la expansión del virus.Hector Guerrero
Los empleados de las maquiladoras exigen recibir el salario completo durante el tiempo que duren las medidas de confinamiento y denuncian la falta de protección en los centros de trabajo. Hasta el 20 de abril, cuando se tomó esta fotografía, habían muerto más de cuatro trabajadoras de maquilas.Hector Guerrero
En el municipio de Caborca, en el Estado de Sonora, se ha impuesto el toque de queda entre las seis de la tarde y las seis de la mañana. En la imagen, un policía local hace guardia en una de las avenidas de la pequeña ciudad.Hector Guerrero
Personal voluntario aprovecha el toque de queda para lavar con agua y jabón los puntos más concurridos de la ciudad de Caborca, en el noroeste de México.Hector Guerrero
Las rocallosas montañas de La Rumorosa anuncian la llegada por carretera a Tijuana.Hector Guerrero
La garita de San Ysidro, el punto fronterizo que se ha señalado en varias ocasiones como uno de los lugares con mayor tráfico humano del mundo, luce completamente desolada. El tránsito en esa zona ha disminuido un 70%.Hector Guerrero
El cuerpo de una mujer no identificada yace sobre la acera de una calle en pleno centro de Tijuana. El cadáver permaneció más de 12 horas en el lugar sin ser removido por las autoridades, debido a la sobrecarga de trabajo de los servicios forenses en la entidad.Hector Guerrero
Un paramédico traslada a un paciente de covid-19 en condición crítica en Tijuana. Esa ciudad tiene una de las tasas de contagio y mortalidad por coronavirus más altas de México, solo por debajo de la capital.Hector Guerrero
Familiares de personas infectadas con covid-19 acuden a recibir noticias en las puertas del Hospital General Nº 1 de Tijuana. Este nosocomio concentra la mayor cantidad de casos del Estado de Baja California.Hector Guerrero
Personal del servicio médico forense trabaja en una zona de resguardo de cadáveres. Pese a que estos trabajadores no deberían atender casos de covid-19, han recibido cuerpos de personas fallecidas con por este virus.Hector Guerrero
Trabajadores de un panteón municipal excavan más tumbas en un área nueva del cementerio para recibir a los muertos de la epidemia.Hector Guerrero
Un músico del panteón espera un funeral. La mayoría de las personas fallecidas por la covid-19 son enterradas en 11 minutos y a los familiares no se les permite hacer el tradicional ritual mexicano de música y alabanzas.Hector Guerrero
Sepultureros entierran el cadáver de una víctima de covid-19. Además de arrojar agua con cloro al féretro, utilizan unas cintas para no tocarlo.Hector Guerrero
Los familiares del fallecido por covid-19, observan el entierro en el cementerio de Tijuana sin poder acercarse al féretro.Hector Guerrero
Los trabajadores del cementerio permiten el paso de los familiares de la víctima para poder dejar sus ofrendas florales únicamente después de que el ataúd quede bajo tierra.Hector Guerrero