Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado
Ciudad Laboratorio

Caracas no le teme a la noche

Nace CiudLab, una acción permanente para reconstruir, mejorar y hacer más habitable la capital venezolana

Vista nocturna de los Símbolos, Caracas.Cortesía de CiudLab
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Fue en 2015, cuando en el festival El Calvario Puertas Abiertas —celebrado en el municipio caraqueño de El Hatillo— se gestó la idea de propiciar un cambio real, aportar soluciones nuevas y empezar a testar resultados en el espacio público de la capital venezolana. Así es como nació Ciudad Laboratorio, o CiudLab, un colectivo caraqueño conformado por Cheo Carvajal, periodista y activista; Ana Cecilia Pereira, educadora y bici-activista; Gerardo Zavarce, investigador y curador de arte; Ángel Zambrano, comunicador y antiguo director de cultura de la Alcaldía de El Hatillo; Diana Chollett y Vanessa Avedaño, ambas diseñadoras; y Jaime Cruz, diseñador y director de Pro-Diseño, la escuela de Comunicación Visual y Diseño.

La falta de medios y recursos no impidió que este equipo pluri-disciplinar, a través de la observación y el gran apoyo ciudadano, empezara a movilizarse y plantearse cuestiones urgentes, tejer lazos con distintas instituciones, actuar, dialogar y emprender pequeños proyectos transformadores dentro del área metropolitana. En una entrevista con Cheo Carvajal el pasado setiembre, constaté que hay unas ganas enormes e incesantes de recuperar lo que poco a poco ha ido desapareciendo de la escena pública caraqueña: el verde, el civismo, el juego, la luz, el disfrute, la tranquilidad, el paseo, la calma…

Una de las primeras labores de Ciudad Laboratorio se centró en observar la noche caraqueña y analizar el déficit en materia de seguridad, transporte y alumbrado público. Hoy por hoy, el deterioro de la vida urbana caraqueña es un hecho notorio ya que la noche caraqueña es oscura, peligrosa y solitaria. Es precisamente cuando anochece, que tanto las calles como los espacios públicos destinados al encuentro (terrazas y parques, por ejemplo) están desolados. Desde CiudLab se decidió analizar, fotografiar y observar más de treinta espacios del área metropolitana durante el atardecer para entender cómo funcionaban las áreas destinadas al encuentro, esparcimiento y recreación como las plazas, los centros comerciales y los centros culturales. De este modo, se pudo analizar la iluminación, los recorridos peatonales, el transporte público, la presencia de cuerpos de seguridad en la vía pública y el flujo peatonal en los cinco municipios de la ciudad con el fin de recolectar datos y compilarlos tanto en informes como en su plataforma en línea, a modo de relato.

Así, CiudLab es también entendido como un observatorio urbano pues, a la vez, almacena vivencias y experiencias para reconstruir y mejorar la ciudad. La calle es su sede física y las redes sociales son una de sus herramientas más preciadas para interactuar con la ciudadanía ya que es donde se comparten datos reales para reflexionar, comparar y proponer posibles soluciones citadinas. Tal y como Cheo Carvajal comenta, la calle es concebida como un nodo articulador y transformador de espacios: es el lugar donde se suman voluntades y fuerzas para hacer ciudad. Además, Carvajal asegura que detrás de Ciudad Laboratorio, hay la idea de promover el arte y la pedagogía como elementos esenciales para integrar a los caraqueños con la ciudad misma, a través de distintas iniciativas y prácticas culturales.

Así es como el pasado sábado 18 de mayo, tuvo lugar en el municipio de Baruta, la iniciativa #MásNocheCaracas: un ejercicio ciudadano de monitoreo colaborativo que pretendió articular fuerzas para transformar la adversa realidad: aquella que restringe la vida cotidiana citadina.

Días previos, desde las redes sociales de CiudLab, se propuso un desafío virtual que consistió primero en observar la noche caraqueña y compartir fotografías con la etiqueta #Mira, y participar en una encuesta vía Twitter para cuantificar y valorar cómo se vive Caracas de noche, acompañada de la etiqueta #Cuenta. Y, una semana previa al evento, se convocó a todos los caraqueños (también vía redes sociales) a iluminar las calles de la urbanización Colinas de Bello Monte, convenientemente ubicada en el centro geográfico del valle de Caracas. El objetivo de esta iniciativa acompañada de la etiqueta #Ilumina era alumbrar las calles de la zona, no temerle a la oscuridad, vencer el miedo de manera colectiva, salir del enclave, generar espacios de encuentro y retomar la escena cultural y artística de la capital. De este modo, se pedía hacer uso de linternas, velas, teléfonos móviles así como encender las luces de los apartamentos y comercios…

Aquiles Baez en #Ilumina Caracas Malena Pinto (Twitter)

La respuesta masiva y entusiasta de la gente ratificó la importancia de este tipo de iniciativas culturales y ciudadanas, vitales para la transformación de la ciudad: la oscuridad se hizo luz, la calle se volvió un escenario cultural, las terrazas en plateas y los pequeños cafés en espacios de tertulia. Por un instante, la noche en Colinas de Bello Monte se llenó de música en vivo, recorridos urbanos, proyecciones de arte y recitales de poesía transformando un pedacito de Caracas en aquella ciudad que una vez fue, y la que tanto se quiere recuperar: la Caracas feliz.

Y así, una vez más, se demostró que los caraqueños son imparables; todos ellos quieren y desean una ciudad mejor, lejos del miedo, abriendo la puerta del umbral para reconectarse con el espacio público, socializar y reencontrarse con el diferente.

Definitivamente, este evento no solo iluminó una zona de la ciudad, sino que alimentó esa nostalgia feliz de Caracas (aludiendo a la novela de Natálie Nothomb) y demostró que, el poder de la ciudadanía es imparable. Una vez más, Caracas demuestra al mundo la voluntad colectiva y masiva de tejer espacios a través de la cultura y el arte. Más allá de la política, muchos sueñan en construir una ciudad mejor, más justa, más cercana y más habitable. Hoy, más que nunca, Caracas necesita más Ciudades Laboratorio.

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