¡Que alguien explique a Zoido que no está acusado!

Los testigos comparecen a la defensiva mientras los acusados lo hacen orgullosos de su causa

El exministro Zoido, ante el Supremo.Tribunal Supremo (EFE)

Alguien debería explicar a Zoido y a Rajoy que ellos no son los acusados, sino solo testigos, porque la confusión de papeles que aparentan es uno de los acontecimientos más asombrosos del proceso al procés.Tanto el expresidente como su ministro del Interior han comparecido titubeantes, amnésicos, escamoteando información básica y echando balones fuera como si lo que fueran a decir pudiera ser utilizado en su contra.

Tal vez conviene pararse aquí. ¿Acaso lo que saben puede ser utilizado en su ...

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Alguien debería explicar a Zoido y a Rajoy que ellos no son los acusados, sino solo testigos, porque la confusión de papeles que aparentan es uno de los acontecimientos más asombrosos del proceso al procés.Tanto el expresidente como su ministro del Interior han comparecido titubeantes, amnésicos, escamoteando información básica y echando balones fuera como si lo que fueran a decir pudiera ser utilizado en su contra.

Tal vez conviene pararse aquí. ¿Acaso lo que saben puede ser utilizado en su contra? Sorprende que no manejen informes, que desvelen que se iban enterando por los medios y que seguían el ritmo de los porrazos como capítulos de un particular Juego de Tronos donde los uniformados aprietan o aflojan conforme a un guión ajeno. Rajoy no recuerda si recibió a Urkullu, Zoido supone que los “operativos” decidieron lo que tenían que decidir “y ellos sabrán por qué” y Sáenz de Santamaría tenía en la televisión una gran fuente de información.

Son muchas las lecciones que estamos aprendiendo en el Supremo y algunas sorprendentes. La primera: mientras los acusados comparecen orgullosos de sus actos, los testigos exgobernantes acuden a la defensiva, ignorantes, casi avergonzados. La segunda es obvia: cuando la política salta a los juzgados, la política salta a los juzgados. Al menos en estas dos semanas en las que hemos podido escuchar a los doce acusados y a los testigos principales: los primeros, aferrados desde el púlpito a su causa; los segundos, a la confusión.

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Y la tercera pertenece ya al barrizal de la política actual: si Rajoy calla todo sobre la mediación de Urkullu porque la estrategia de su sucesor, Casado, pasa por atribuir al PSOE el afán de pactar con quienes “rompen España”, el expresidente está entonces participando en la campaña. De nuevo la política fue a parar a los juzgados y en los juzgados se sigue haciendo política. Y si calla por marianismo, porque no le gusta regalar transparencia pudiendo mantener la confusión, hace escaso favor a la verdad, a la historia e incluso a su causa constitucionalista. Porque cada día están concediendo a los indepes razones para una fiesta. La semana próxima será el turno de quien coordinó el operativo policial, Diego Pérez de los Cobos, y del exdelegado del Gobierno, Enric Millo. ¿Se acordarán ellos de lo que ocurrió o continuará el espectáculo del yo-no-sabía-yo-no-me-acuerdo?

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