‘Feedback’: la respuesta es de todos

Este anglicismo se incorporó al 'Diccionario' en diciembre, y equivale a “eco”, “­reacción”, “retorno”...

Dario Villanueva presenta a los medios las enmiendas y adicciones a la edicíón digital del Diccionario de la lengua española acompañado de filóloga y lexicógrafa española Paz Battaner. Víctor Sainz

La Academia ha incorporado al Diccionario (en su versión electrónica) el anglicismo feedback, escrito en cursiva; y en la entrada correspondiente ofrece como significado el vocablo “retroalimentación”; es decir, su traducción literal. En segunda acepción, añade que en el lenguaje de la tecnología equivale a “retorno”.

Oí la palabra feedback por vez primera en 1973, en boca de un profesor de primero de Periodismo. En comunicación, el feedback es la respuesta que alguien intuye o recibe del público al que se dirige. Es decir, más o menos lo que se indic...

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La Academia ha incorporado al Diccionario (en su versión electrónica) el anglicismo feedback, escrito en cursiva; y en la entrada correspondiente ofrece como significado el vocablo “retroalimentación”; es decir, su traducción literal. En segunda acepción, añade que en el lenguaje de la tecnología equivale a “retorno”.

Oí la palabra feedback por vez primera en 1973, en boca de un profesor de primero de Periodismo. En comunicación, el feedback es la respuesta que alguien intuye o recibe del público al que se dirige. Es decir, más o menos lo que se indica precisamente en la quinta acepción del término “respuesta”: “Acción con que alguien corresponde a la de otra persona”.

En la presentación de las últimas incorporaciones al Diccionario, el pasado diciembre, la académica Paz Battaner señaló al explicar la voz feedback: “El significado es muy amplio y alude a retorno, retroalimentacón, incluso eco”.

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El diccionario Collins señala que feedback equivale a “realimentación” (un emisor —persona o cosa— envía una energía y se realimenta con la que recibe a cambio); y también a “transmisión en dirección inversa”, “efecto recíproco”, “retroacción” y “reacción”.

Por su parte, “reacción” es en español una “acción que se opone a otra”, o la “forma en que alguien o algo se comporta ante un determinado estímulo”.

La primera mención de feedback en el banco de datos de la docta casa se ­anota en 1946. El académico, ingeniero y erudito Esteban Terradas recoge entonces en su obra Neologismos, arcaísmos y sinónimos en plática de ingenieros algunos anglicismos técnicos de la época: underbunching, catcher, drift space… y feedback. Este último, señala, “es equivalente de revertir o reflejar”.

En el lenguaje común se habla sobre la respuesta de un auditorio, de un electorado, la respuesta de los espectadores, incluso la respuesta de un cuñado, después de que alguien emite un mensaje destinado a ellos. Todo eso es feedback.

De lo señalado hasta aquí se puede deducir, si el lector así lo desea, que feedback cuenta con distintos equivalentes españoles adecuados para cada caso. Y ahí tenemos el problema de muchos anglicismos: que desplazan a términos más precisos y comprensibles; actúan como hiperónimos que arrasan con los hipónimos que estuvieran bajo su paraguas: es decir, como si “animal” (hiperónimo) anulara para siempre a “gato”, “perro” o “jirafa” (hipónimos); del mismo modo que sucede cuando know-how provoca que se olviden vocablos más precisos para cada ocasión como “conocimiento”, “práctica”, “experiencia”, “habilidad”, “destreza” o “saber hacer”; o cuando password desplaza a “clave”, “contraseña”, “código”, “combinación”, “número secreto” o “señal”.

Otro tanto ocurriría con feedback si desalojase a “respuesta”, “reacción”, “efecto recíproco”, “retroacción”, “retorno”, “reflejo”, “eco”…

No pasa nada por aceptar feedback, pues se trata de una palabra inglesa usada por muchos hispanohablantes cuando hablan en español. La realidad es así, y la realidad manda.

Y si alguien planea una cena familiar y necesita saber el feedback de nueras y yernos al respecto, adelante con el empeño. Pero el hecho de que muchas personas influyentes usen ese vocablo no impide que nos expresemos mejor con otros términos más certeros y comprensibles. Los hablantes deben decidir si feedback enriquece su vocabulario personal o si, por el contrario, se convertirá en otro anglicismo depredador de los que contribuyen a reducirlo.

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